lunes, 28 de mayo de 2012

La caseta de Gregorico





 Domingo, 27 de Mayo de 2012

A las 7,30 los auroros han cantado debajo de casa la aurora de Pentecostés. El día viene bueno para andar. Magán marca 14º y la farmacia 13º. El cielo está despejado y el cierzo es una ligera brisa. Dudamos en salir de corto por primera vez este año pero, como es probable que nos metamos por algún "andurrial", decidimos llevar el pantalón largo. Le propuse a Juanjo ir a conocer  la caseta de Gregorico en el Canto del Plano. Aceptó encantado.

Son las 08,00 horas. Salimos por los "enredos" para coger el camino de Falces. El día es luminoso y Tafalla se despereza sin prisa. En los campos, las cebadas comienzan a amarillear; el trigo, orgulloso y fuerte, se mantiene verde y erguido. 
Por el camino, poco antes de llegar a su finca, Félix "Txirolas" nos alcanza con su bicicleta. Le contamos a dónde vamos y quedamos para hablar un rato a la vuelta.





08,25 horas. Fuente de Los Falces. Las últimas lluvias la han recuperado. El hilillo de agua que bajaba hasta ahora se ha convertido en un chorrillo. 
El camino asciende suavemente hasta llegar al último repecho que termina en el Plano. 
A nuestra izda. el maíz ha nacido. Los aspersores, con nocturnidad, empapan la tierra haciendo que el grano germine. Desde la ladera del Plano hasta las tierras llanas del Curtido, en cuatro días, veremos grandes extensiones verdes luciendo panochas. 
08,40 horas. Estamos junto al Corral del Plano. Cruzamos el Raso y llegamos al camino que sube desde la carretera de Miranda. 
El camino que baja hasta la caseta (la gente le llama de los "Zaras") es el anterior al que lleva directamente hasta la Caseta del Plano. 
A pesar de saber esto decidimos bajar por el primer camino y explorar un poco el Canto. 




Llegamos a un cercado donde muere el camino. El lugar es fresco y agradable. Las encinas dejan caer, lánguidamente, sus ramas sobre nuestras cabezas. Para nosotros es un descubrimiento este rincón. 
Volvemos al camino principal y bajamos por el siguiente. Es un terreno baldío en el que han depositado escombros y restos de vegetación. 






En la ladera del monte han dejado, con cuidado, dos lápidas funerarias. Por lo que observamos han estado colocadas en alguna pared y, al llevar allí los escombros, las han depositado respetuosamente lejos de los desechos. Es casi imposible leer las inscripciones. 




La próxima vez que pasemos por allí, llevaremos papel y lapicero para marcar las letras. 


Regresando al camino principal, en la frescura del encinar, Juanjo descubre con alborozo una seta de la especie Suillus granulatus. Comenta con ironía que si nos perdemos, ya tenemos algo para llevarnos a la boca. 

El siguiente camino que desciende nos lleva a una pequeña finca con una caseta medio abandonada. ¿Será la de Morán?.
Son las 09,40 horas. Ha llegado el momento de almorzar. 
Junto a la caseta una esbelta mata de boj, sin duda plantada allí, nos recuerda la ladera N.O. del Buskil. 
La mañana está estupenda para estar en el campo. Los bocadillos saben diferente. El silencio es total. Los insectos todavía no se han espabilado. En este tiempo el Plano es uno de los lugares excepcionales de Tafalla. 
Regresamos al camino principal. El siguiente que desciende nos lleva a nuestro objetivo. 
Un cazador para su coche y nos pregunta, suponiéndonos equivocados, si vamos a la Caseta del Plano. Le decimos que a la de Gregorico. Nos dice que él tiene muy cerca un balcón para la caza de palomas. 



Cuando el camino desciende vemos el tejado y la chimenea de la edificación. Es la primera vez que estamos aquí y... no será la última. 
El lugar es extraordinario. Son las 10,00 horas

A la sombra de las encinas una gran piedra rodeada de otras más pequeñas forman un conjunto de mesa y bancos que evocan largas conversaciones y buenas partidas al mus.  
El edificio ha sufrido los rigores del tiempo. Tiene algunas grietas importantes.




El interior está limpio. El fogón es de categoría. 




Colgando de una viga y también en las paredes, hay recuerdos entrañables de los Gregoricos. Tuve la suerte de tratar bastante a Vicente Zaratiegui. Cuando sus hijos se establecieron en Norte América, regresó a Tafalla y le quedaban varios años de "activo" en la Hermandad de Los Doce. Yo estaba recién entrado y compartimos muchas celebraciones, funerales y viajes a Ujué. En aquel tiempo hicimos que Pentecostés fuera, además, el día de las familias. En el refugio de la Carravieja teníamos la Misa y después una costillada. Vicente llevaba su guitarra y en la sobremesa, con la entrañable María Luisa Oficialdegui, su mujer, disfrutamos de unos ratos inolvidables.


 Desde el porche que da al O. la vista es maravillosa. A nuestra derecha Candaraiz nos ofrece su mejor cara. El Caserío de Cortés, tan próximo, monta guardia desde su cerro. Enfrente están las primeras tierras del Saso y al fondo Codés, Montejurra, Lóquiz, Andía y San Donato. 
Este lugar tiene magia. A nuestros pies, los campos de Lazarau y Don Galindo se pueblan de olivos, cebadas y viñas. 

"Vicente venía de vez en cuando de Alemania y se quedaba una o dos semanas para cortar leña y cimentar. Decía que le ayudó material y moralmente su primo Pedro Mª (Zaratiegui). En la primavera de 1969 se hizo el pozo y la balsa y en septiembre quiso terminar apresuradamente la caseta-refugio, con ansia de cazador y para que su padre pudiera resguardarse en la temporada de octubre y noviembre. Se terminó de poner el techo para poder dormir bajo cubierto el día 12 de Octubre. Toda esta primera fase, la más importante, finalizó un mes después, en noviembre. 

En 1970, Vicente emprendió con energía renovada la 2ª fase: el suelo de cemento y la distribución del aseo y el cuartito. En 1972, siempre en octubre, la baldosa del suelo, el fogón, las aceras y el banco exterior, prácticamente todo. 

En sus escritos, Vicente dice que con el "fuego interior" que les embargaba, hubieran hecho lo mismo con el caserío Gregorico de no haber estado en tal ruina y de haber sido de su propiedad..." (Arantxa Marco Hernando)(Los Gregoricos).





Bajamos hacia Don Galindo y, junto a los últimos coscojos del monte, encontramos el pozo. Tiene agua. Junto a él, debajo de una losa, hay un pequeño aljibe. 

Por el camino de concentración volvemos para casa. Las cepas, con los tubos en sus pies, están lozanas.
A las 11,05 horas llegamos a la Cuesta de la Calera. No subimos al Plano sino que tomamos el camino de enfrente. Los viejos caminos son ahora pistas blancas por los que algunos coches circulan velozmente. 
Bajamos por la Cuesta de la Celada. A nuestra dcha. dejamos la del Melón y la finca de Txirolas. Salimos al camino que hemos traído a la mañana. 
A las 11,30 horas estamos de nuevo en los "enredos". Entramos en el pueblo.
Hoy celebramos Pentecostés en San José, Los Doce. Después de la Misa, mientras hacemos hora para que "repose" el calderete, le cuento a Pedro Mª Zaratiegui nuestra excursión y su cara, con una sonrisa de nostalgia, se ilumina como la de un niño. 



lunes, 21 de mayo de 2012

17 de Enero, San Antón





Ayer no salimos a andar. A las 7,30 llovía sin parar y con lo que había caído desde el viernes, no queríamos pisar barrizales. 
La entrada de hoy es el primer artículo que escribí para Merindad. Lo publicaron el 16 de Enero de 1987. 
Julián Condón insistía en que les mandara algo y siempre le daba largas porque me entraba el pánico sólo de pensar que alguien me fuera a leer. 
Me gustaba hablar con mi madre de la vida en su pueblo; las costumbres, los dichos, las celebraciones. La familia vivía en Benegorri. Era extensa. Diez hermanos, más los padres, los abuelos, dos pastores y hasta la maestra de Sansomain, Benegorri y Bézquiz vivía con ellos. O sea, que se juntaban a la mesa por lo menos diecisiete. Se producían situaciones y anécdotas que yo escuchaba con deleite. 
Por fin, en 1987, atendí a Julián y me decidí a escribir una de aquellas historias y le cogí gusto a la cosa. Este es el artículo en cuestión. 

                  El 17 de Enero, San Antón

  El día 17 de Enero, San Antón, es una fecha que hoy prácticamente no nos dice nada. Tradicionalmente ha sido un día de bendición de los animales de labor. Hoy, por los cambios habidos en la sociedad, es algo que se ha perdido por completo. 

  En algún pueblo de la tan próxima y desconocida Valdorba, San Antón era un día grande. 

  En Benegorri, que hace unos sesenta años contaba con apenas cuarenta habitantes, como suele decirse, de víspera se conocía el día. El día 16, terminadas las faenas tanto agrícolas como de pastoreo y después de cenar, se reunían los jóvenes de Sansomain, Bézquiz, Sansoain, Amatriain y algunos de Maquirriain y se dedicaban a preparar una recena para después tener un rato de diversión. 

  La verdad es que esta recena no era muy frugal que digamos. Consistía, generalmente, en ensalada de escarola y cardo con guindillas atomatadas y cordero en chilindrón y asado. Todo ello acompañado del pan y vino caseros. Y para postre castañas cocidas y asadas. Al final, como digestivo para todo esto, no podían faltar unas cuantas copas de patxarán. 

  Después de este ligero tentempié había música de guitarras y acordeón, con bailables y canciones de la época, mientras que los más sedentarios se dedicaban a jugar a las cartas. Todo esto hacía que se trasnochase, aunque imaginamos que no sería lo de ahora. 

 Al día siguiente se levantaban al amanecer para hacer las labores imprescindibles y los pastores salían al campo con los rebaños. 

  En las casas se aseaban las caballerías que, por ser su patrón, guardaban fiesta y no se utilizaban ni para llevar el agua, además de tener ración de pienso extra, poniéndoles cabestros adornados con campanillas. Los más pudientes añadían a esto unas albardas acolchadas que llevaban el nombre de la casa a la que pertenecían. 
 
  Mientras tanto iban llegando los vecinos de Sansomain y Bézquiz con sus ganados ya preparados y también aprovechaban el día para hacer visita los parientes de otros pueblos, incluso los de los más alejados del valle. 



Antigua iglesia de Benegorri. Su pila bautismal está en Ujué. 

  A las once, la Misa. Misa solmne, cantada y con sermón. Y después de misa, se bajaba a la calle más estrecha del pueblo donde se habían cruzado de balcón a balcón tres estolas unidas entre sí haciendo una especie de puente. Por debajo pasaban los ganados mientras el cura los bendecía con el hisopo. 

Calle en la que se bendecía el ganado. 

  Todas las festividades se celebran también alrededor de una buena mesa. El día de San Antón se echaba el resto. 




Casa de mis abuelos.

  Se comenzaba con escarola y cardo en ensalada con aceitunas de casa. Se continuaba con un buen plato de sopa de cocido de carnero. Luego arroz con pichones, pollos y conejos y de ración, cordero y cabrito asados. Por si alguien se quedaba a medias también se sacaba cordero en chilindrón. El postre era tradicional: Flanes y leche frita. 

  Terminada la comida volvían a sonar las guitarras y el acordeón hasta el anochecer, momento en que se subía a la iglesia a rezar el rosario. 

  La proximidad de la hora de la cena, además del frío en el Enero valdorbés, indicaba la partida de los invitados y parientes que volvían a sus casas, unos montados en las caballerías y otros andando, alumbrándose con la tenue luz de sus faroles de velas. 

  Así terminaba una fiesta sencilla pero importante en la vida de las gentes de nuestros pueblos. 


  

lunes, 14 de mayo de 2012

Los bojes del Buskil





Domingo 13 de Mayo de 2012


Tal y como pensamos para este domingo, nos vamos al Buskil. Nos planteábamos una variante, saliendo desde la Ermita de Santa Cecilia en Garinoain, pero al final decidimos no utilizar el coche y salir desde Tafalla andando. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 17º y la farmacia 15º. El cielo está encapotado pero no amenaza lluvia. Iniciamos el recorrido en la carretera de Artajona. Hoy vamos Juanjo y yo solos, así que seguro que se nos ocurre alguna "líada" que hará la vuelta más larga.





08,40 horas. Estamos enfrente del túnel de La Lobera. Tomamos el camino hacia el N. que cruza el canal. Ante nosotros los quejigos de sus orillas rebosan vida. El verde oscuro de los trigales compite en belleza con las zarzas, los escaramujos y los endrinos. El día es ideal para andar. Recordamos el día de San Esteban del 2010 en el que, en este mismo lugar, pasamos un frío terrible. 



Salimos al camino que sube del Corral de los Toros y llegamos al Caserío del Monte o de Camón. Son las 09,00 horas
El campo está solitario. El suave cierzo balancea las mieses convirtiendo el campo en un mar verde interminable. 
El camino, cómodo y amplio, nos lleva sin prisa hasta la Balsa de Lucas. 






09,15 horas. El agua ha entrado en la balsa. Las lluvias pasadas han beneficiado al campo, pero los barrancos, balsas y manantiales no se han recuperado y, en el tiempo en que estamos, dudamos mucho de que lo hagan. 




Junto a la balsa, los robles centenarios extienden sus ramas buscando la luz. Su presencia hace que ese lugar sea más hermoso si cabe.
Volvemos al camino y a los pocos metros orillamos a la dcha. una pieza de cebada para subir hasta el Buskil. Atravesamos una parte abrupta de piedras y coscojos y salimos a la ladera, donde se encuentra la senda que asciende.


Estamos en la parte NO. de Buskil y tenemos delante una importante extensión de matas de boj. 
Habré subido a lo que también se conoce como Piedra Blanca, cientos de veces. Nunca lo había hecho desde este lado y me quedo atónito por el descubrimiento. Juanjo y yo comentamos que estos bojes pueden ser los más meridionales de toda Navarra. 
Por la estrecha senda llegamos al Buskil. Son las 09,30 horas



En la tabla que sirve de banco, al abrigo del vértice geodésico, nos sentamos y sacamos el almuerzo. Aunque el día no está del todo claro, nos permite disfrutar del paisaje. Contemplamos El Plano. Apuntamos hacia Moncayuelo. Descubrimos Dicastillo en la solana de Montejurra. Nos asombramos de los campos y encinares que rodean el Caserío del Monte. El tiempo se ha detenido y disfrutamos, como tantas veces, de la naturaleza y de la amistad... sin olvidarnos del bocadillo.


"Año 1824. Estaban cortado leña con segur y azadón en término del Busquil y aunque se quisieron aproximar a ellos para ver que leña cortaban, no lo pudieron conseguir porque el uno de ellos tenía una escopeta con la cual les amenazó que si pasaban adelante, hacia dónde cortaban la leña, había de matar al uno de los dos declarantes y tan solo pudieron ver que tenían un caballo royo, con el cual sacaban las leña a jurisdicción de Artajona, donde tenían otras caballerías para conducir las cargas y también tenían en dicho monte de cuatro a seis baquios pasturándolos, tenían también un perro blanco que en el cuello tenía una señal pelo royo y no pueden dar otras señas, sino es solamente que es dicho Domezain de talla corta, color obscuro, con pelo cortado a lo tito..." (Fernando Maiora)(Tafalla del reino de Navarra) 

Atravesamos una pieza roturada y salimos a la que está plantada de lavanda. El viento empuja el perfume por todo el contorno. Respiramos profundo. Salimos a la siguiente pieza y de allí, por debajo de la caseta de incendios, llegamos al cruce de caminos donde se encuentra la caseta redonda y tomamos el de la dcha. 


Rodeando el cerro subimos hasta llegar a una inmesa plantación de veza. Su orilla izda. nos lleva a un nuevo camino que, haciendo una curva de 180º grados, desemboca en la Cruz. Son las 10,15 horas
Investigando un poco en publicaciones montañeras, resulta que al cerro de la caseta de incendios y a éste de la cruz les llaman La Sarrera. 
Volvemos sobre nuestros pasos hasta llegar a la primera pieza de lavanda. Caminando entre los caballones bajamos al camino que nos acercará a Valdetina, no sin antes tener que orillar otra gran pieza de veza. 


11,00 horas. Fuente de Valdetina. Está en las últimas. Las lluvias no han podido recuperar su caudal. Baja un hilillo de agua con el que a duras penas se puede llenar la cantimplora. Junto a la balsa, los bancos y mesas que están a la sombra de los plátanos, despuntan entre la hierba alta y lozana.
Volvemos para casa. En el camino junto al barranco de Valdetina, nos encontramos con algunos paseantes.
Protegidas por el alto de la Gariposa, las cebadas cabecean suavemente. Las encinas y los chaparros están en flor. En el Alto de la Solanoa los molinos agitan, infatigables, sus brazos, produciendo una energía que es vital en nuestros hogares.  





Pasamos junto a la pieza de las "fumarolas" y salimos al camino de Macocha. En la finca junto al antiguo molino, los espárragos despuntan con fuerza. Un poco más adelante, en la presa de Recarte, el agua corre veloz. Entre los pinos, junto al Instituto, se está celebrando una competición de trial en bicicleta para chavales. La pendiente es fuerte y hay que tener destreza para bajar por ahí. Nos adentramos por el camino que está entre las viviendas y el río. En un remanso, un sauce llorón se ha hecho el amo. 


11,45 horas. Puente de la Panueva. Juanjo me dice que vayamos a ver el río. Le ha echado el ojo a una poza que, por lo que me dice, está repleta de barbos. Su instinto de pescador le promete buenas capturas. 
Entramos en el pueblo por los jardines. Nos encontramos con Iñaki Arregui que viene de Cabriteras. Nos dice que tiene muy poca agua. Le contamos que hemos estado en la cruz de su pueblo y le encargamos que averigüe si es cierto que un poco más al N. de La Sarrera, se encuentra un cerro al que denominan Las Tres Mugas. Dicen que tiene vértice geodésico y que allí se juntan las mugas de Barasoain, Garinoain y Artajona.

Si nos lo confirma, habrá que hacer una excursión por allí...


Este es el enlace para ver el recorrido

lunes, 7 de mayo de 2012

Del Curtido a Solrío



Después del viaje a Ujué con Los Doce, nos decidimos a hacer una salida llana y suave. Quedamos en bajar por el Curtido hasta las Fuenticas, en Olite, y volver por Solrío. Si no hubiera sido por compromisos familiares que nos obligaban a estar pronto en casa, a la vuelta habríamos cruzado el Cidacos por la pasarela y nos habríamos acercado hasta el Cabezo de San Gregorio para participar de la romería. Misa y arrozada. No es mal plan. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 13º y la farmacia 11º. El día está de cierzo. No hace frío, pero la mañana está fresca. 
Cruzamos de N. a S la zona de la UR-2 (los enredos, como la bautizó el Templao). 
El campo se abre ante nuestros ojos. En el Plano, montando guardia, divisamos La Corraliza. A nuestra izda., las huertas de Barranquiel resisten la cada vez más amenazadora cercanía de los edificios. Gallos Cantan se despereza en el Canto del Plano y ofrece la tierra  labrada a las aguas que han tardado en llegar. 
El camino está limpio, sin charcos. Sin darnos cuenta atravesamos Las Badinas y pasamos junto a Las Hoyas. 
Un par de piezas están preparadas para que las siembren de maíz. Las aguas y el frío han retrasado los trabajos. 
En el Curtido las cebadas se mecen empujadas por el suave cierzo. Están altas y verdes. Agradecidas por las aguas "a tiempo", sus cabezas repletas de puntiagudos pelos ofrecen una sonrisa ininterrumpida en la inmensidad de los campos. Nos paramos a contemplar esta maravilla. 


08,45 horas. Cruzamos el puente por encima de la autopista. Al fondo divisamos Ujué. Hoy suben en romería Carcastillo, Figarol, Mélida y Olite. 
Hasta hace unos años, los de la parroquia de Santa María de Olite subían a Ujué el mismo día que los de Tafalla. A la vuelta, como había mucha rivalidad, los de la parroquia de San Pedro contaban cuántos entunicados   entraban en Olite y, si el domingo siguiente preveían que ellos iban a ser menos, salía gente a entunicarse en la fuente del Chorrón para entrar "más" que los de Santa María. 
Al menos eso contaban sus rivales parroquianos. Y de este pique salió esta coplilla:


"Los romeros de San Pedro,
lo parecen y no son. 
Parece que son muchos 
y se visten en el Chorrón".


Pasamos junto al campo de fútbol y el frontón. El pueblo comienza a despertarse. Algún vecino, con el pan y el periódico debajo del brazo, nos mira con curiosidad. 









Junto a la pared lateral del convento de los Franciscanos llegamos a la vía del tren y la pasamos por el paso subterráneo. En sus escalinatas hay alguna botella vacía, vasos y bolsas. Restos de un botellón. 
Con el rumor del río a nuestra izda., avanzamos por un camino jalonado de viejas tapias que protegen los huertos. 







09,25 horas. Estamos en las Fuenticas. La chopera, frondosa y fresca, oculta montones de basura. Aquí también hay restos de botellón. Los incivilizados no dudan en utilizar espacios públicos estupendos, con mesas y bancos, algún asador y la fuente con sus tres caños, para "disfrutar" a su manera, dejando constancia de su presencia en forma de basura y algún que otro destrozo si se tercia. 
Sacamos los bocadillos y echamos un bocado. Una vieja pintada en la pared de la vetusta caseta del transformador dice: "Algún día terminaréis ahogándoos en vuestra propia basura". 
La pintada lleva muchos años, pero los cafres se reproducen como setas. 
El viento viene frío y salimos al camino, al sol, a terminar de almorzar. 
Seguimos por el camino en dirección N. A la izda., en unas interminables líneas negras de plástico, han plantado tomate. Será un espectáculo ver en ese campo, cuando el fruto esté maduro, los contrastes verdes y rojos. 
A la derecha, sobre Valmediano, el vértice geodésico se esconde entre las encinas y chaparros. Su blancura le delata. Como somos viejos conocidos, nos parece que nos hace un guiño. No tardaremos en visitarlo. 









10,05 horas. Caserío de Solrío o de Aldaz. El paso del tiempo no perdona. Olvidado y vacío, mantiene a duras penas el tipo. Sus mudas paredes seguro que retienen viejas historias del esquile de ovejas, las parvas veraniegas y las migas en invierno.







Continuamos nuestro camino hasta llegar al antiguo Vivero Forestal. Un castaño de indias nos saluda desde la orilla. Está florido y hermoso. Tenemos enfrente los pinos de la Cantera. Juanjo me dice que tenemos que hacer alguna incursión por allí porque Jimeno Jurío habla de una antigua ermita, hoy desaparecida, dedicada a San Martín de las Viñas. 
"Pieza en el término llamado Solcanto cabe San Martín de las viñas (año 1545) La basílica figura con este título a lo largo del siglo XVI. (...) El pequeño templo se hallaba totalmente abandonado, indecente y semiderruido a finales del siglo XVII. Por estar en paraje muy transitado, acudían continuamente a refugiarse en él toda clase de personas, de día y de noche, sobre todo los pastores que custodiaban los ganados en los prados. Si encontraban la puerta cerrada, la derribaban o entraban por el tejado quitando los cuartizos y tablas. Hacia 1696 se produjo una reyerta en su interior, con homicidio y efusión de sangre, quedando violada y sin que se pudiera decir misa. Los cofrades solicitaron del obispado la reconciliación para seguir celebrando los actos de hermandad; transcurrieron tres años sin lograrlo, con la consiguiente degradación física del inmueble. Una vez rehabilitada, continuaron los cultos. En el cerrete se adivinan vestigios de una construcción rectangular y fragmentos de teja" (J.M. Jimeno Jurío)(Toponimia Histórico-Etnográfica de Tafalla).


Pasamos junto a la vía férrea, por debajo de la autopista, y entramos en la Recueja. Con el amigo Juan Mari tenemos un almuerzo pendiente en su huerto  (que disfrutaremos antes de Fiestas) para hablar de historias de Tafalla de los años 50 y 60. 
En el cruce de caminos, junto a la finca de Los Cascajos, tomamos el de la izda. 
El camino por Torreta, después de las primeras viñas y piezas, se convierte en un desfiladero de tapias. Los viejos huertos que alimentaban a la ciudad se han convertido con el paso de los años en fincas de recreo e incluso en viviendas permanentes. El camino, lleno de baches y charcos, no desanima a los que se acercan hasta allí en coche. Aún falta un poco para llegar al pueblo y parece que ya estamos en él. 











A las 10,45 horas estamos junto a la plaza de Toros. Nos acercamos hasta la presa para ver el río. El agua, durante tantos meses estancada, salta sobre las piedras y corre alegre buscando otros lugares. 
Este pasado Abril he recogido 123 litros y al río se le nota. 







Al otro lado de la presa un pescador, pacientemente, observa el sedal de su caña con la ilusión de que el más leve tirón suponga un barbo o una carpa. Juanjo lo mira con simpatía y me dice que hoy el Cidacos parece el Sena con sus pescadores sentados en la orilla. 


Para la semana que viene predicen calor. Daremos una vuelta por la Balsa de Lucas y les haremos una visita a los quejigos de Buskil. 


Este es el enlace para ver el recorrido.