lunes, 18 de junio de 2012

Catalain 2012



Domingo 17 de Junio de 2012

Y llegó el día. Con esto de la Eurocopa los periodistas repiten y repiten que "no hay dos sin tres". Pues los descendientes de la Valdorba decimos que no hay veintidós sin veintitrés. 
Sin fecha fija, unos años en Mayo y otros en Junio, dependiendo de que la basílica esté libre, nos juntamos allí.
Parece que fue ayer cuando nos convocó Pedro Mª Flamarique y han pasado veintitrés años. Las dos o tres primeras veces subíamos andando por Valgorra hasta San Lorenzo; cruzábamos el Monte del Conde y por Sansomain intentábamos llegar hasta Catalain. Digo que intentábamos porque han desaparecido los caminos y terminábamos cerca de Orisoain o junto a la autopista. 
Mi madre no se lo podía creer. Me decía que ellos, en sus tiempos,  bajaban de Benegorri hasta el crucero y desde allí, todo derecho, llegaban en un "santiamén".
El Templao, que rechazó mi invitación de acompañarnos esta vez, al tercer o cuarto año dijo que fuéramos por el camino viejo de Pueyo y así lo hemos hecho hasta hoy.
Son las 07,30 horas. Magán marca 16º y la farmacia 14º. El día está despejado y de bochorno. Viene fuerte. 
Desde nuestra casa salimos con Juanjo, Rosa y su hijo Juan José. A nosotros se nos ha juntado Manuel, que ya ha venido en otras ocasiones. 
En las Recoletas y en la Plaza algunos noctámbulos se resisten a meterse en la cama, aunque lo desean con todas sus fuerzas porque saben que la juerga terminó. 
Junto a la cafetería Vélaz, Oscar Jiménez, se une al grupo. 
Este año Pedro Arregui no puede venir. Está convaleciente de una operación y no puede hacer esfuerzos. 



07,50 horas. La presa de Recarte está seca. Juanjo, que ha vivido en la zona, me dice que el río casi siempre se ha secado en estas fechas. 
Subimos por Macocha. El día está bueno para andar. Los jóvenes se han puesto en cabeza y nos llevan a "trote de cuto". 
El barranco de Landerri está seco. Las cebadas han pasado del amarillo al tostado. La Bardena ya está cosechada y aquí ya han comenzado.




08,45 horas. Llegamos a Pueyo. Vamos, como siempre, por la carretera junto a la estación del ferrocarril. 
Junto a las casas, un perro pequeño se queda ronco de ladrar. Con la de veces que pasamos por aquí, debería considerarnos casi de la familia. 
Por el camino que desciende junto a las piscinas, tres personas se dirigen a San Kiriko. Hoy hacen los de Pueyo la romería a esa ermita. 




Seguimos de frente y llegamos a la fuente de Arambero. Son las 08,50 horas



Un hilillo, asustadizo, cae del caño. Es tan débil que parece que va a dejar de manar en cualquier momento. La sequía que sufrimos el año pasado no ha dejado recuperase a los acuíferos y este verano veremos secarse las fuentes. 
Tomamos el primer camino a la dcha. y ascendemos suavemente entre campos de labor. En el corral viejo estamos a 523 mts. de altitud. Los trigos todavía verdean. Les faltan días para que entre la cosechadora. 
Desde aquí la Valdorba se muestra como un lienzo. San Pelayo aparece protector por encima de Orisoain y Catalain. Las tierras llanas de Barasoain y Unzué dan colorido al paisaje. Las vezas alternan con las cebadas y, éstas se funden con los encinares. 
El valle, feroz y peleón en las guerras carlistas, es ahora un lugar tranquilo. Rico en románico, ofrece una belleza paisajística digna de conocerse.



El camino de herradura desemboca en una pista de concentración parcelaria. Por ella, paralela a la vía férrea, llegamos al puente del Cidacos. Son las 09,35 horas. Hacemos una breve parada buscando la sombra de un árbol. Hoy no hay almuerzo porque lo tomaremos después de la misa.
Cruzamos la N-121 y por la carretera ascendemos a Barasoain. Llegamos a la iglesia parroquial dedicada a Nª Señora de la Asunción. El entorno está limpio y cuidado. Las flores proliferan por todos lados. Las casas de piedra lucen hermosas. 


Por la calle de la izda. llegamos al Ayuntamiento y nos sorprende el nombre de una calle: "Palacio de Dundrín". Nos paramos un momento a contemplar el buen gusto que han tenido los vecinos al conservar y rehabilitar las casas que rodean la plaza consistorial. Merece la pena visitarlo. 
En la carretera que cruza el pueblo nos encontramos a Paco Goñi y su familia. Este año no pueden acudir a la romería pero, nos dicen, ya han estado antes y han puesto las flores. 
El autobús que ha salido de Tafalla a las 9,30 ya ha llegado.


Son las 09,50 horas. Nos juntamos al grupo que baja en procesión hasta la basílica. 
A las 10,30 comienza la misa. La celebra Pedro Mª Flamarique y, como siempre, se tiene un recuerdo por los fallecidos en el último año. Este año han sido: Elvira y Félix Górriz, José Furtado, José Javier Martínez, Neerlandia Riera, Teresa Echaide, Juan Lecuona y Angel Armendáriz. 
Como no podía ser menos, se tiene un recuerdo especial por José Javier Martínez. Natural de Amatriain, fue maestro de profesión. Impulsor de esta romería, llevaba las cuentas y se encargaba de casi todo hasta que la enfermedad le venció. Buen pelotazale, tuve la suerte de tratarlo bastante. El año pasado, mientras almorzábamos, estuvimos un rato hablando. El manomanista estaba emocionante y Javier veía los partidos. Según me dijo: "es de las pocas cosas que no me ha quitado el médico". 
Era un hombre entusiasta y trabajaba por aquello en que creía. El próximo domingo, cuando Olaizola e Irujo se disputen la txapela, me acordaré de él. Seguro que lo estará viendo. 
Después de la misa y de las cuentas, en el pequeño atrio, se ponen las mesas para la venta de los almuerzos. Magras con tomate y bebida. 


Se sacan algunos bancos de la iglesia y se forman grupos de amistad. No faltan las guitarras y el acordeón acompañando las jotas y habaneras. Es un día perfecto. Juanjo nos dice que se vuelve andando. 
A las 13,00 horas le llamo a mi hijo Pablo para que venga a buscarnos. El día invita a perderse por los trigales y coscojos, pero hay que volver a casa. 










martes, 5 de junio de 2012

En las ruinas del Almendrolar





Otro domingo con dudas para salir a andar. Un conocido, cuando durante toda la semana hacía bueno y anunciaban malo para el domingo, decía ¡ya tenemos la nube del pobre!. En medio de truenos y relámpagos le llamé a Juanjo para ver qué hacíamos. Quedamos en que si no llovía o tronaba a las 8 de la mañana, iríamos al Almendrolar. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 18º y la farmacia 16º, así que nos decidimos a salir de corto. Entre la tarde y la noche han caído 11 litros. Pisaremos algo de barro. En su casa, Rosa y Juanjo nos están esperando. 
Nada más terminar el polígono de la carretera de Artajona, tomamos el primer camino a la izda. Es el del Vaquero. Ascendemos sin prisa. Las cebadas están amarillas. Dicen los del campo que esta semana, con tantos calores, se han sofocado y que al grano no le ha dado tiempo de hacer toda la harina. La cosecha no va a ser buena. Para el trigo, que es mas tardano, estas aguas le habrán venido bien. 
"(...) Por si tanta maravilla fuese poco, la continuidad de las tierras formaba variadas y abigarrados tapices. 
Los prados, después de haber decorado sus verdes alfombras con las manchas de sangre de las amapolas, con la delicadeza de las margaritas, del trébol florido, de las saponarias y de las mil y mil florecillas de las que no conocía sus nombres, habían visto morir toda su belleza, y las mieses que durante semanas me parecieron mares verdes y ondulantes, fueron tomando un pálido color de paja" (María del Villar)(La Carpia, su burro y yo).


En la primera bifurcación tomamos el camino de la izda. Abajo hay algunas fincas de recreo. No hay nadie en los alrededores. El día está gris y de cierzo. No amenaza lluvia aunque, por si acaso, hemos metido los paraguas en la mochila. 


Al pasar por un cercado, un pony interrumpe su desayuno y vuelve la cabeza con curiosidad. Seguro que piensa: "algunos no dejan rumiar a gusto ni aunque amenace tormenta..." Como diría Tere Aoiz !que pitunos! (qué oportunos). 
Seguimos el camino ascendente. Casi arriba recuerdo que hace años, en su orilla izda., había un pequeño manantío. El agua era buena y los de las piezas cercanas bebían allí. Yo mismo he llenado más de una vez la cantimplora regresando en verano de Valdiferrer. Ahora ha desaparecido. 
Llegamos a la zona del canal que va subterráneo. En lugar de cruzarlo, subimos hasta las esclusas. No hemos estado nunca ahí y queremos saber qué hay. 


Son las 08,30 horas. El canal rebosa. Por las rejas, el agua entra lentamente, dejando enganchadas las ramas y zaborras que se habían hecho ilusiones de viajar sin esfuerzo por la Zona Media. 
Bajamos de nuevo hasta llegar al camino que habíamos dejado. 
Este, disimuladamente, se va llenando de hierba tratando de confundirse con los ribazos. 



08,45 horas. Estamos en la cruz de Corpus Alegría. Como hacemos siempre, quitamos las flores marchitas y ponemos un ramillete lozano y húmedo. 
Juanjo saca sus prismáticos y consigue ver el tejado y parte del porche de la caseta de Gregorico. La vista desde aquí merece la pena. A nuestra dcha. se encuentra la Abejera de Garbayo. Un poco más abajo, el Corral de La Mariana. Enfrente, el Caserío de La Laguna y al fondo, a su dcha., el Plano.





En el cerro próximo a la cruz se encuentran las ruinas de un viejo corral-caserío del que no conseguimos saber su nombre. Subimos allí para almorzar.
Rodeando las ruinas, el viejo camino se ha llenado de hierba. El trazado se distingue difuminado en un remanso verde que invita a pisarlo como si estuviera nevado. 
09,00 horas. En unas rocas cercanas nos sentamos a reponer fuerzas. Al N. el Corral de la Quitana no nos quita ojo. Hoy no iremos por allí, pero nos quedamos un momento contemplándolo, recordando paseos con nevadas o con calores agobiantes. 
Salimos en dirección O. y al llegar a una pieza de cereal, la orillamos. No nos queremos meter por el monte. Las aguas caídas ayer han hecho barro. El calzado, poco a poco, va cogiendo kilos.





Los jacintos se han adueñado de un claro del monte y nos reciben con sus mejores galas.  
Por fin salimos al camino que nos lleva a Valdiferrer. Decidimos no subir al caserío y continuar descendiendo hasta la carretera de Estella. 
10,00 horas. Cruzamos la carretera y tomamos el camino de enfrente para salir al del Planillo. Como vemos que muere en una pieza, decidimos retroceder hasta la carretera.





El siguiente camino nos da mejor pinta. Lo seguimos hasta que termina en una finca cerrada. En la construcción más próxima, hay un gallinero. Las gallinas nos miran con recelo. Nosotros a ellas con curiosidad.





Los olivos, picuales, están cargados de flores. Algunas ya están abiertas. 
Rodeamos toda la finca para orillar dos piezas de trigo. La de arriba tiene aspersores y la riegan con frecuencia. El cereal está pequeño y verde oscuro. En cambio la otra no tiene riego. Las espigas, más altas, comienzan a amarillear y se ven más pobres. 
Salimos al camino del Planillo y volvemos para casa. Al llegar a la carretera de Miranda, tomamos el camino del Carasol de la Celada y Galloscantan. 





Los endrinos pueblan las ezpuendas de las piezas. Tienen mucho fruto. Hay un dicho: "Año de arañón, poco trigo en el montón" y va a ser verdad. Llegamos a la cooperativa agrícola y entramos en el pueblo. Son las 11,00 horas
Volvemos con los pies mojados, pero ha sido otra mañana agradable por rincones desconocidos del Almendrolar y el Planillo.