lunes, 24 de noviembre de 2014

Cabocastellano y el Balcón de Kanka





Domingo 23 de Noviembre de 2014


En un punto, la carretera de Artajona cruza el canal de Navarra. Si miramos a la izda. vemos de dónde viene el agua: Del túnel de la Lobera. El amigo Sergismundo me envió un recorrido para visitar la otra ladera, la de Artajona.  
Son las 08,00 horas. Increíble. Magán y la farmacia marcan 14º. Por si acaso se trata de un espejismo, me quedo un rato observando los dos termómetros y nada: 14 iguales. Es un día histórico. 

El invierno en San Clemente (día 23), dará una primavera sonriente. 

En su casa, Rosa y Juanjo me están esperando. Salimos andando por la carretera de Artajona y subimos hasta el Corral de Chera.




El camino asciende suavemente hasta llegar al depósito de aguas de La Pedrera. 




El recinto está vallado y cerrado. La imponente mole de hormigón hace pequeños a los árboles. 



Bajamos a un camino viejo y subimos a la almenara del canal (Sergio la denomina así y nos gusta el nombre). Son las 08,25 horas. 
Las aguas, remansadas, bajan hacia Recarte para salir de nuevo en la Carravieja buscando el alto de la Casilla en San Martín. 
Por el camino que discurre paralelo al canal caminamos en dirección a Artajona. 
Las Torres, La Pedrera y el Salobral son los términos por los que discurre el trazado de esta gran acequia. 

Año 1758. Francisco Zabalza, criado de la viuda de Bernardo Navascués, de veintidós años y medio... estando el testigo labrando en el término de Salobral, en pieza de su dueño, vio que del tajo que había en la viña de Ventura Remírez, salió un hombre que le llaman Garricas. (Fernando Maiora)(Tafalla del Reino de Navarra) 




En el penúltimo puente, un poco más adelante de un corral en ruinas, reconocemos la antigua abejera que nos enseñó Sergio.




09,10 horas. Salimos a la carretera de Artajona. Tenemos enfrente el túnel de la Lobera. Los dos ramales del canal se separan en este lugar. El de la izda. se oculta en la Quitana buscando el Monte Plano. 

Caminamos un tramo corto por la carretera hasta entrar en el primer camino a la izda. La vegetación en esta zona es rica. Los quejigos son abundantes. Los enebros cobijan y dan frescura al musgo. 





Juanjo coge unas bolas de un roble y nos las muestra. Le digo que en la Valdorba, en el pueblo de mi madre, les llamaban "corcuellas".



Por viejo camino, entre bosque y piezas sembradas, subimos a 532 m y divisamos de nuevo el canal y un helipuerto. 
Descendemos y llegamos a las inmediaciones del canal. 
Su entrada en el túnel impresiona. 


Podríamos decir que el agua entra en el túnel de la Lobera, pero sería inexacto porque, a este lado del monte, nos encontramos en el Chaparral. 
Son términos de Artajona desconocidos para nosotros: Cabocastellano, Kanka, Barranco de Prado Redondo. 
Tan cercanos y tan extraños. 
Buscamos un abrigo del bochorno y paramos a almorzar. Son las 10,00 horas. 
Un cazador, escopeta al hombro, rebusca en una ladera cercana. A lo lejos se escucha algún tiro y ladridos. No hemos visto, en lo que llevamos de mañana, más de tres cazadores.


Con el Barranco del Chaparral a nuestra dcha. llegamos a un camino y torcemos a la izda. Enseguida pasamos junto a una cantera que más parece un depósito de piedras. 
El camino nos lleva entre sembrados y monte bajo. La mañana está agradable para andar. Entramos en terreno conocido. Caminamos por la trasera de Valdiferrer y el paisaje ya es familiar. 



11,20 horas. Pozo de Jurío. Hacemos la parada de rigor para enseñárselo a Rosa. En los huecos de las piedras, el agua refleja la luz. A juzgar por los materiales que lo tapan, debió de tener unas buenas medidas. 

El camino que llevamos es ancho, tiene buen andar. El pequeño pinar nos tapa el corral de la Quitana.


Entre la hierba, una humilde seta casi pasa desapercibida.

-Es una Pleurotus eryngii- dice Juanjo, que sabe de esto.

Y apostilla:
-O sea, lo que comúnmente conocemos por Seta de Cardo. 

En nuestras conversaciones con Gabriel Margain, ya nos avisó de que esta zona, hace años, era muy buena para este tipo de seta. 



Cruzamos el canal y comenzamos a descender hacia el pueblo.
Los campos aquí son viñas y cereal. 
Un fila de olivos muestra sus frutos. La vidrial está todavía verde. 


En cambio, la negral ya se está recolectando.  
Bajamos hacia la carretera de Artajona y entramos en el pueblo. 
Son las 12,20 horas. Ayer fue Santa Cecilia y hoy la Coral Tafallesa canta en Escolapios. Mis acompañantes tienen prisa. 




martes, 11 de noviembre de 2014

El pozo de Eulalio




Domingo 9 de Noviembre de 2014


Hoy vamos a Candaraiz. 
El amigo Sergismundo (como dice Juanjo, "este muchacho es un filón") me indicó la localización del pozo del Caserío de Eulalio. Está un poco apartado del edificio y no lo hemos visto nunca. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 9º y la farmacia 8º. El cielo está azul. No anda aire. ¿Qué más se le puede pedir a un domingo de Noviembre?

El invierno por San Martino (día 11), suele venir de camino; mas si le dicen detente, se espera hasta San Clemente (día 23); que venga o no retrasado, por San Andrés (día 30) ya ha llegado. 


Rosa y Juanjo nos recogen con el coche y aparcamos en el camino que sube al Caserío de Sánchez. 
En el corral, las ovejas se asoman curiosas cuando nos oyen llegar.


Al acercarnos se asustan y, empujándose entre ellas, huyen al serenao. 


Bajamos un momento hasta la balsa. Está limpia y con mucha agua. Los campos cercanos son llanos y están casi todos sembrados. A esta zona no ha llegado el regadío pero las piezas son enormes extensiones bien trabajadas. 
Por la orilla del barranco de Candaraiz llegamos a lo que se conoce como "Paso Malo". Es una zona donde se ancha el cauce y hay que buscar algún vado para poder cruzarlo.


08,50 horas. Salimos a la Cañada Real. 
Por buen camino, rebasando un pequeño cerro con colmenas modernas, en diez minutos llegamos al Corral del Rincón.


Está bien conservado. 


La construcción es sólida. Limpio y cuidado, tiene bien puesto el nombre. Se encuentra en el último rincón del N.O. del término. 
Volvemos a la Cañada y, por buen camino, nos acercamos hasta las ruinas del siguiente corral. 


09,30 horas. Corral de Moreno, según el Sitna. Sergio lo llama de la Escolara porque ha tenido conversaciones con gente del campo y algunos, lo denominan así, pero mientras no encontremos documentación fidedigna, yo prefiero darle el nombre "oficial". 
Cerca del edificio hay un venturero. En unas rocas cercanas, al abrigo de una suave brisa que viene del O., sacamos los almuerzos y reponemos fuerzas. 
Bajamos otra vez al camino y, por terreno lleco, subimos al Dolmen de Candaraiz. 


Son las 10,15 horas. Está en una pequeña elevación a 355 m. de altitud. Desde aquí hay unas buenas vistas. El Saso, al fondo Moncayuelo y, a nuestra dcha., las tierras llanas de Miranda que, casi inapreciablemente, descienden hasta la orilla del Arga.
Descendemos a una pieza en barbecho y, entre espartos e ilagas, llegamos al pozo. 



10,20 horas. Pozo del Caserío de Eulalio. Pasa desapercibido. Se encuentra lejos de cualquier camino, por eso es muy difícil de conocer. 
Nos acercamos y nos quedamos boquiabiertos. Es muy profundo y está bien construido. 





El brocal de piedra es espectacular. Nos asomamos y no conseguimos ver el fondo. 
La ocasión lo merece. Le mando a Sergio un whatsapp con la foto y el agradecimiento de los cuatro por este descubrimiento. Me contesta de inmediato alegrándose de que nos haya gustado. 




A cinco minutos del pozo se encuentra el caserío. 
Caserío de Eulalio. Las ovejas también quieren tomar el sol. Nos acercamos y se agitan, pero menos que las del Caserío de Sánchez.





Nos acercamos al Corral de la Escolara al que Sergio llama también el de la Media y bajamos hasta Piedrafita donde los Echapare tienen su corral.


Cruzamos la carretera de Miranda y nos adentramos en Lazarau.
A pocos metros un cartel indica la cabaña. 

26 de Septiembre de 1817. El mismo Arana declara que hoy, a las 8 de la mañana ha hallado a Mariano López, marido de la Melona, cogiendo uvas en viña de Francisco Navas, en el término de Lazarao. (Fernando Maiora)(Tafalla del Reino de Navarra)



Es una antigua caseta completamente rehabilitada. Merece la pena visitarla. 





Su interior está limpio y en un rincón se conserva el antiguo hogar.
Nos acordamos de la cabaña en ruinas de Dongalindo. No estaría nada mal que se hiciera allí algo similar a esto.  
Unos metros más adelante, el camino tuerce a la dcha. y nos lleva al Caserío de Gregorio el Grande.




11,20 horas. Pocos sitios habrá en Tafalla que tengan el encanto de este lugar. La balsa, con su singular pozo, hace que este paraje te enamore para siempre. 
Recuerdo la primera vez que llegamos aquí el Templao y yo. Era un domingo abrasador de finales de Julio. Una semana antes, un labrador nos dio las indicaciones necesarias para encontrarlo. Intuíamos que íbamos bien, pero no estábamos seguros. Divisamos a lo lejos el caserío y nos acercamos. 


Cuando descubrimos la balsa y el pozo, nos quedamos sin habla. 

Seguimos por el camino en dirección O. En diez minutos legamos al coche. 
Ha sido una mañana muy satisfactoria. Gracias a Sergismundo, hemos descubierto el pozo de Eulalio y la cabaña de Larazau. 
Como le dijeron a Alicio Zufiaurre, cuando era alcalde: que si encontraba agua el zahorí que había contratado le iban a hacer un "manolito".
Eso le vamos a hacer nosotros a Sergio. 







lunes, 3 de noviembre de 2014

La dolina de Porputiain


Domingo 2 de Noviembre de 2014 


El otoño se ha echado de repente. Era de esperar. Sergismundo me ha pasado varios recorridos y, el de hoy, nos resulta especialmente atractivo. Vamos a dar una vuelta larga. Desde Porputiain iremos a la ladera del Plano, a Dongalindo. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 14º y la farmacia 12º. El cielo está completamente nublado. Las predicciones dan agua para la tarde, así que aprovecharemos la mañana para andar. 

Al llegar a Todos los Santos, sacan la capa los mozos y el día de San Andrés se embozan hasta los ojos. 

Con el coche nos acercamos hasta las maderas de Emilio Galar, enfrente de Resano, y comenzamos a andar.



En la pieza que está junto a la Laguna hay una bandada de grullas. La niebla les hace esperar antes de emprender su viaje. 
Nos paramos a observarlas.
Alarmadas por nuestras voces, levantan el vuelo brindándonos un bonito espectáculo. 


Comienzan a elevarse y poco a poco se ponen en formación. 
Se orientan, pero la niebla les hace desistir del vuelo. Cuando nos alejamos, se posan otra vez en la pieza.



Llegamos al antiguo vertedero comarcal y tomamos el primer camino a la dcha que baja a Porputiain.
Entre piezas y monte bajo salimos a una zona herbosa que, en realidad, es el cauce de un barranco. 



En el desagüe de la balsa de Porputiain, el agua corre alegre. 
09,20 horas. Unos metros más abajo, en la ladera de un cerro, Sergio nos ha marcado una dolina



Nos acercamos a ella. A simple vista pasa desapercibida. No es más que un zarzal de buen tamaño, que de no acercarse, no se aprecia.


Junto a un pequeño pozo, el agua brota con fuerza como si se tratara de una fuente. El caudal viene de la balsa que hemos visitado antes. Se oculta, sale aquí y se vuelve a ocultar hasta que desagua en el barranco de Valditrés.

Sergio ha puesto en su recorrido:  
Paseo por los términos de La Laguna, Porputiáin y Romerales.
Muy curiosa la dolina que se ha formado en Porputiáin por las aguas del barranco que desaparece en las balsas, y reaparece unos 100 mts. más abajo como si fuera una fuente, para volver a desaparecer. Siguiendo la dirección del Barranco de Valditrés hay un par más de dolinas de este tipo, pero más pequeñas. Mirando fotos antiguas en SITNA, la dolina grande lleva más de 14 años formada. En las fotos de 1956 no está, y en las de 2000 sí aparece. Esta zona es muy propicia a este tipo de depresiones y simas. En el barranco de Valditrés, también hay un par de simas en las que desaparece el agua del barranco. Antiguamente, los pastores las rellenaban con pacas de paja porque las ovejas se caían dentro

Por un camino casi abandonado subimos hasta el pinar. Bordeamos una pieza. Dos postes metálicos nos indican que hemos llegado a un antiguo muladar hoy en desuso.



09,35 horas. Nos acercamos hasta la orilla del cerro. La vista desde aquí es magnífica. A nuestro pies se extiende la balsa de Romerales. El campo se ha puesto otoñal. Es hora de almorzar y no vamos a encontrar otro lugar como este. 



Cuando terminamos, subimos a la cota más alta y descubrimos un paisaje de huesos secos y blanquecinos. Depositaban aquí los animales muertos para que fueran pasto de los buitres. 
Salimos de nuevo al camino y, entre pinos, llegamos a la altura de un cazador. Le preguntamos si le hemos espantado alguna perdiz y nos dice que lleva por el campo desde las ocho y media y no ha visto ni una. 




11,00 horas. Balsa de Romerales. Por el camino que baja a la dcha. descendemos hasta llegar a la mini-depuradora de los lixiviados del vertedero. 
Una carreterilla asfaltada nos saca a la de Miranda, pero antes hacemos una visita a la abejera de Romerales. 

Es una construcción de considerables dimensiones. Posiblemente sea la que mejor conservada esté de todo el término. 


En su interior todavía quedan algunos de los cestos que se introducían en los nichos y donde las abejas hacían los panales.



Cruzamos la carretera y subimos al Caserío de Cortés. Son las 11,30 horas. 
El día ha empeorado. Unos negros nubarrones se alzan por encima de los altos del Planillo y no presagian nada bueno. 
Bordeando una pieza sembrada de habas, salimos al camino de concentración. 


11,50 horas. Cabaña de Dongalindo. No quedan más que las ruinas y, curiosamente, un cartel nuevo indicando su nombre. 
Por ese camino volvemos hacia el coche. 
A nuestra dcha. la caseta de los Gregoricos y, un poco más adelante, la de Morán. 
Y a la izda. los nubarrones se han convertido en una cortina de agua. No tardará en llegar aquí.



Comienzan a caer unas gotas gruesas. 
Cada vez lo hacen con mayor intensidad y tenemos que sacar el paraguas, gorro y chubasquero. Nos vamos a mojar. 
A unos 100 metros divisamos el coche y apresuramos el paso. 
Definitivamente el tiempo ha cambiado. 
Son las 12,30 horas. Volvemos para casa.