lunes, 26 de septiembre de 2016

Quitameriendas en la Aquitana


Domingo, 25 de septiembre de 2016


Aunque anuncian agua para toda la mañana, nos parece que las predicciones no se van a cumplir. Hace tiempo que no visitamos a "nuestro amigo" el Gurrutxo. Hoy vamos a dar una vuelta por allí. El pie, con su fascitis incluida, sigue recuperándose poco a poco. El paseo será corto. No más de 10 kms. No hay que forzar porque todo lo que se ha conseguido, se puede ir al traste. 
Son las 08,00 horas. 
Magán marca 18º y la farmacia ¡aaaag! -39º. El termómetro lleva unas semanas estropeado y en el barrio hay un cierto recochineo. 

Calenturas otoñales, o muy largas o mortales. 

Salimos por la carretera de Artajona y tomamos el camino que entra a la izda., entre la chopera y la cruz de Sagardoy. 
La cuesta discurre en suave pendiente entre campos cosechados y olivos. La tierra está seca, dura. Los rastrojos han perdido el brillo amarillento de la siega y, tostados por el sol, ensombrecen el paisaje. 
Las zarzas ofrecen unas moras negruzcas y mustias que contrastan con los frutos rojizos de los escaramujos. 



Por la orilla del canal nos acercamos hasta la entrada de una pieza en barbecho. 
La cruzamos y, por un ribazo, alcanzamos el Gurrutxo. Son las 08,50 horas.



La hierba a nuestros pies es una alfombra pajiza. El Gurrutxo, a pesar del abandono y de la indiferencia, se mantiene erguido, orgulloso de su porte y de su pasado. Este sitio tiene duende. Cerramos los ojos y nos lo imaginamos como su pariente de Valgorra. Rehabilitado, adecentado y con visitas continuas para admirar esta joya.
Por la pieza de arriba salimos de nuevo al canal y cruzamos el puente. 
El primer camino a la dcha. nos invita a seguirlo.


El pinar esconde la vieja construcción, también en ruinas. 
09,15 horas. Corral de la Quitana (o Aquitana). 


Se hunde sin remedio. Subimos al punto más alto y buscamos unas piedras donde sentarnos y almorzar. La sierra de Alaiz, la Higa y San Pelayo descansan en este caluroso comienzo del otoño. 

7 de agosto de 1893. La sequía ha llegado a tal extremo que en la comarca de Tafalla tienen agua sólo para consumo de personas y caballerías y en algunos pueblos, para preparar las eras, han tenido que regarlas con vino. (El Liberal Navarro. Diario de la tarde).

En el N. las laderas calcinadas por el incendio tiñen de negro el monte. 


Más abajo, acurrucado y todavía asustado, el Corral de los Toros se esconde entre los encinos. Ha visto el fuego tan de cerca que parece como si se hubiera encogido tratando de pasar desapercibido. 
En dirección O., entre los pinos, el camino es amplio y cómodo para andar. 
La tierra está reseca y agrietada, pero las últimas lluvias han permitido que broten las "quitameriendas".



Descubrimos una, solitaria y casi sin abrir. Más adelante, las orillas se han llenado de flores. Lo hemos contado más de una vez: Antes de la mecanización del campo, los jornaleros paraban un rato por la tarde para merendar. En este tiempo, al salir estas flores y acortar el día, ya no paraban
El camino muere en una pieza, al lado de una viña que ya no existe. Por el camino de la derecha salimos a otra pieza y orillamos una viña emparrada. 
De ahí bajamos de nuevo al Canal. 



Son las 10,10 horas y es hora de emprender el regreso. 
El camino de vuelta es agradable. 
El día, aunque nublado, no amenaza lluvia. 



En la sierra de Ujué el sol se abre paso entre las nubes tiñendo el cielo de rojo.
Entre campos en barbecho, olivos y alguna viña, llegamos al camino del Vaquero. La pendiente, suave, nos acerca al polígono industrial. Entramos en Tafalla. Primera excursión de otoño. El tiempo sigue de verano. Cualquier día cambiará y se nos echará el frío de repente. 

En este enlace se puede ver el recorrido de hoy.