lunes, 28 de octubre de 2019

La ruta de los jerseys




Domingo, 27 de de octubre de 2019


Son ferias de octubre en Tafalla. Tienen mucha menos importancia que las de febrero, pero desde la década de los años cincuenta en que las instituyó el entonces alcalde Casimiro Armendáriz, han ido evolucionando y reinventándose para llenar de actividad y ambiente las calles de Tafalla en estos nuevos tiempos. 
Eso quiere decir que, hoy, hay que intentar estar "repicando y en la procesión". 
Salir al campo y también dar una vuelta por la ciudad. 
¿Cómo se consigue eso?
Tirando de archivo y buscando una ruta de Sergismundo que sea razonablemente corta, además de interesante, como lo son todas las suyas. 
Son las 08:30 horas. 
Aparco el coche detrás de la iglesia de Artariain y enseguida aparece Damián con su galga Vera. 
Nos vamos a Echano. 
El cielo está despejado. No anda aire y el termómetro marca 9º. 
Un día estupendo para caminar. 

Por San Luciano (26 de octubre), comienza a vislumbrarse el final del año. 

Una calle estrecha, entre hermosas casas que luego contemplaremos, nos lleva  hacia el exterior del pueblo.
A mano izda. se encuentra la ermita de Santa Lucía. Si nos acordamos, la visitaremos a la vuelta. 

De los enterramiento en el pórtico, construido en 1772, se fueron al cementerio, cerca de la carretera, abajo del pueblo. Se inauguró en 1929 y queda una factura de 9,25 pesetas por el permiso de obras. 
Pero antes, parece que al del pórtico, fueron a enterrar a la ermita de Santa Lucía, donde fue enterrada el 17 de julio de 1850 Fausta Salas y "era la primera" (P.M. Flamarique)(Historias, sueños y leyendas de la Valdorba. Cuaderno tercero)

La pista nos va llevando en suave ascenso hasta una pieza que rodeamos para entrar en un sendero. Asustado por nuestras voces, un conejo (¿o era liebre?) sale veloz y en instantes lo perdemos de vista.



Los primeros enebros, entre encinas, nos reciben en el pequeño bosque. 
Salimos al bosque. Es un pinar húmedo y limpio. 
El paisaje y la época del año nos hacen pensar en la abundancia de robellones e ilarracas que nacerán si las lluvias de verano han sido oportunas. 



En algunos árboles observamos pequeños letreros con poesías, tanto en euskera como en castellano. 



En otros, los letreros dan paso a pequeños paños de lana que nos recuerdan a diminutos jerseys de colores. 



09:10 horas. Salimos unos metros del recorrido y llegamos a un roble de gran porte que sobrevive en medio del pinar. 
Seguimos descendiendo. 
La temperatura es agradable. El silencio, absoluto. 
Una hilera de abejeras aparece a nuestra derecha. 
Vera, inquieta, se acerca a olisquearlas. 



A pesar de que la temperatura es baja, Damián la hace volver. No es cuestión de que mueva algún cajón, salga el enjambre y no tengamos monte para correr. 
Atravesamos una pequeña cerca para el cierre del ganado. 



Desde aquí divisamos la espadaña de la ermita. 
09:30 horas. Después de cruzar la regata de Mairaga por lo que queda del puente medieval, llegamos a nuestro destino. 
Estamos solos. 



Nos paramos ante el impresionante pórtico y nos recreamos mirando las figuras. 
En el pretil de la parte trasera, disfrutando del sol, aprovechamos para almorzar. 
El rumor del agua en la regata cercana, los chopos teñidos de amarillo y la calma del viento nos hacen disfrutar de un rato inigualable. 
Un coche interrumpe esta paz y de él se baja un muchacho. 
Se carga a la espalda, en una mochila portabebés, a una criatura. Saca una cesta, nos saluda y se adentra en el bosque. 
Volvemos por el mismo camino. 
Pasamos la cerca y, antes de llegar al roble, descubrimos la espiral que no habíamos visto cuando bajábamos. 



Es una continuidad de piedras que ocupa un buen trozo de terreno. El montaje es muy original. 
Salimos a la pieza y de ahí a la pista. 
Un vecino del pueblo viene del otro lado con el coche. Cuando llega a nuestra altura se para. 
Tiene ganas de hablar

- ¿Qué, muchas setas? - le decimos
- ¡Nada! Aquí ha llovido poco. En Leoz y en Uzquita encontraréis seguro. Allí sí que ha llovido. 
- Nosotros sólo hemos venido a andar - contestamos.
- ¡Ah! - exclama sonriendo.- Dicen que es bueno, pero a mí no me gusta nada. 

Se despide y seguimos descendiendo hasta entrar en el pueblo. 
11:00 horas. La presencia de Vera alborota todos los patios y corrales. 
Los ladridos se generalizan.
Callejeamos un poco por Artariain. Merece la pena.




Limpio y bien cuidado, el trabajo y esmero de los vecinos ha dado buenos frutos. 
Es hora de volver a casa. 
La Feria es para disfrutarla. 
Una bonita mañana en el corazón de la Valdorba. 
Un paseo fácil y cómodo en el que se disfruta de la naturaleza y del arte. 

En este enlace se puede ver el recorrido de Sergismundo, que es el que hemos seguido nosotros hoy. 

martes, 22 de octubre de 2019

En el enebro de Legardeta



Domingo, 20 de octubre de 2019


Hay días en los que, por unas circunstancias y otras, salgo tarde a caminar. 
Para estos casos, es bueno tener unas cuantas rutas en la "reserva" y echar mano de ellas. 
Hoy es el caso. 
Hace tiempo, me mandó Sergismundo una ruta que pasa por el Enebro de Legardeta. 
Es un paseo de algo menos de dos horas y que, además, se interna en la Ruta de la Ballena de Oteiza. 
Son las 10:30 horas. 
Aparco el coche en la entrada del Señorío de Arínzano y comienzo a andar entre viñas ya vendimiadas. 
Mi termómetro marca 12º. 

Tan malo es para los niños el verano, como el otoño para el anciano. 

En el cielo se ha abierto un gran claro que anuncia una mañana estupenda. 
La lluvia de esta pasada noche (12 litros he recogido en casa) ha embarrado el camino.
Asciendo lentamente por el resbaladizo piso. 


Montejurra se yergue oscuro por encima de cientos y cientos de robadas de viñas. 
Un viejo corral, de grandes dimensiones, se queda a la izda. del trayecto. 



Sus tejados, ruinosos, dejan a la vista los maderos blanqueados por el sol y podridos por la humedad. 
10:45 horas. A la dcha. hay un camino medio abandonado. 
Me adentro por él y llego al Enebro de Legardeta. 


Es un árbol de buen porte. Apoyado en su tronco, un cartel nos habla de él.

Enebro grande y longevo cuyas dimensiones llaman la atención dentro de su especie. El tronco se bifurca, por lo que cabe la duda de si se trata de uno o dos ejemplares unidos. La rama principal fue cortada y son dos ramas laterales las que forman la copa, bastante equilibrada aunque con una clara inclinación hacia el talud del camino. Dado su porte arbóreo, edad, tamaño y buen estado de conservación, fue declarado Monumento Natural en 2009. (Monumentos naturales de Navarra)


Aprovecho el lugar para echar un bocado mientras comparo el enebro de Legardeta, mentalmente, con nuestros enebros. 
Salgo de nuevo al camino y continúo ascendiendo. 
Al final de una viña, hay que orillar una pieza. 
Viendo el barrizal del comienzo, me temo lo peor. 
Pero no es así. La tierra está dura y con costra. 
El caminar se hace llevadero. 
En el último rincón de la finca, hay una senda y ella me lleva a un lugar conocido. 
11:10 horas. Monolito en recuerdo de Patro. 



Patro fue un pastor de Oteiza que se dedicaba a hacer montones de piedras en los caminos. Así nos lo contó Santos, un señor que lo conoció y que nos acompañó en nuestra anterior visita por la ruta de la Ballena. 
Con la ayuda de unos jóvenes del pueblo, Santos planteó y levantó este monolito. 
En el cruce de sendas, tomamos la de la izda. 
En cinco minutos llegamos a nuestro destino. El aljibe de Mozolindo. 



Fue reconstruido cuando se planteó este itinerario de la Ballena y muestra la forma que se tenía antiguamente de recoger el agua que aportaban las lluvias y nevadas. 
Pero no es solo esta construcción la que hace que esta visita merezca la pena. 
Entre encinas, un sendero nos conduce a un pequeño claro al que llama "Rincón de lectura".


Dentro de un pequeño habitáculo de piedra, hay una caja grande de plástico que contiene varios libros: Cervantes, Delibes, García Márquez, ...
Un par de bancos sirven para descansar y leer mientras se contempla un paisaje excepcional. 
Vuelvo sobre mis pasos y me dirijo al monolito. 
Antes de llegar, una desdibujada senda desciende para luego subir hasta El Mirador. 


Una mesa y tres bancos, en un pequeño cerro, sirven para que el caminante se plante delante de Montejurra y lo contemple asombrado. 



Bajo hasta una piedra de muga y salgo otra vez a un camino ancho que me llevará a orillar nuevamente la pieza. 




En el cielo, una bandada de buitres planea a gran velocidad en dirección S. 




Paso nuevamente por el viejo corral y, desviándome ligeramente a la dcha., tomo un camino entre viñedos. 
El barro, del que me había olvidado, vuelve a pegarse con saña en el calzado. 
La mañana sigue agradable aunque fresca. 
Son las 12:00 horas
Un paseo corto. Interesante e instructivo. 
Merece la pena acercarse a conocer el Enebro de Legardeta. 

En este enlace se puede ver el recorrido de Sergismundo que es el que he seguido hoy. 














martes, 15 de octubre de 2019

La fuente de Iturriotz (Alaiz)






























(Todas estas fotografías son de Joselu Zubiri)



Domingo, 13 de octubre de 2019


Llevábamos tiempo intentando hacer un excursión por la sierra de Alaiz. 
Y por fin llegó el día. 
"Si sale bueno, de este domingo no pasa"
A las 08:30 horas nos presentamos en Echagüe con el coche. 
Allí estaba esperándonos Damián con su inseparable galga Vera. 
Salimos del pueblo, en coche, y nos acercamos hasta los molinos próximos a la Borda de Lepuzain. 

El viento sur sopla con fuerza. La temperatura es de 12º. El cielo encapotado no amenaza lluvia. Los molinos agitan sus aspas emitiendo un zumbido monótono. 

En otoño y en invierno, tiembla el enfermo

Por senda estrecha, entre bojes, comenzamos a bajar en busca del refugio. 
09:00 horas. Borda de Lepuzain. 
Es un refugio abierto, bien cuidado y limpio.

La gente que lo utiliza, hasta ahora, lo barre y recoge además lo que ha utilizado. La mesa y los bancos están en perfecto estado y todo el conjunto se mantiene en condiciones porque se practica algo tan elemental como es el civismo. 
La senda discurre por detrás de la caseta y nos lleva a una pequeña campa a la que nosotros, en tiempos anteriores al parque eólico, le llamábamos "la placica de toros".
Aunque su forma es cuadrangular, nos servía para buscar la entrada a la sierra por una senda medio escondida en el rincón superior izquierdo. 
Salimos a una pista blanca y seguimos de frente hacia el interior de la sierra. 


La vieja senda se ha convertido ahora en un camino ancho y transitado. La limpieza del hayedo y su explotación han hecho necesaria la ampliación. 
Un grupo pequeño de montañeros nos rebasan mientras nos quitamos ropa. Siguen por el camino. 
Nosotros enseguida nos desviamos a la izda. y caminamos por la vieja senda. 
El paseo por el interior del bosque es fantástico. 


Hay zonas en las que la vegetación es tan tupida que avanzamos en una medio oscuridad. Además, está nublado.
Joselu llama nuestra atención y nos hace detenernos. 


Un enorme sapo nos mira con sus ojos inquietos mientras se desplaza lentamente cuando nos acercamos. 
El sendero entra y sale del bosque. Llegamos a una zona de helechos que desemboca en el camino ancho de la mañana. 
Volvemos a otra senda y, entre hayas, robles y espinos blancos (las conocidas "manzanicas de pastor"), comenzamos a descender, al principio poco a poco y después, con la pendiente más pronunciada, dando vista a la Higa de Monreal. 


La cima la coronan las nubes que entran veloces empujadas por el frío bochorno. 
Aprovechamos la hierba limpia de la cuesta para sentarnos y echar un bocado. 
La temperatura en este abrigo es agradable. 
El sol se pelea con las nubes por dejarse ver. Cuando parece que lo consigue, una nueva andanada lo oculta hasta que se estrella con la inmensa mole de la Higa. 
Seguimos cuesta abajo. 
10:20 horas. Barranco de Jehesua. 



Rodea la montaña y termina en Monreal. 
Apenas baja agua. 
El camino se pone cuesta arriba. Llegamos al cruce que indica el ascenso a la Higa y nosotros continuamos por la derecha. Volvemos al bosque. 
Una planta llama nuestra atención. 


Sus verdes hojas, los tallos y las bayas negras son de una gran vistosidad. 
Tiramos de aplicación y nos sorprende. Es Belladonna.
Pasado el primer repecho, llaneamos en medio del arbolado. 
Dos caballos, sorprendidos en la orilla del camino, nos miran con extrañeza. 


Cuando nos acercamos, con cierta indolencia, deciden perderse entre la vegetación. 
La claridad de la última loma nos indica dónde estamos. 
11:45 horas. Monte Ekisoain (1.071 m)




Conocíamos este lugar por haber venido desde Leoz, pero nunca lo habíamos hecho desde este otro lado.
El molino donde pintaron la altura de la cima está desmontado. 
Tres enormes aspas descansan tumbadas en el suelo y, acercándonos a ellas, todavía nos sentimos más pequeños.  
El viento sopla como si fuera un vendaval. 
Descendemos por la ladera por la que hemos venido y entramos otra vez en el bosque. 
Una antigua nevera está en la orilla del camino. Es un enorme hoyo con un trozo de pared de piedras.
Tres ciclistas llevan dirección contraria a nosotros. 
12:20 horas. Borda Cascante. 


Tiene un letrero en su fachada y está en ruinas. Se aprecia la existencia de un serenao al lado de la borda y algún aprisco. 
El camino se convierte en senda y llegamos a la fuente de Iturriotz. 



Para mí es un momento importante porque he estado montones de veces por el interior de Alaiz y es la primera vez que veo esta fuente. 
Hay un tubo negro del que sale un pequeño chorro de agua. 
Hace años, nos cuenta Joselu, se bebía del hoyo que está ahora seco. Todavía conserva una pequeña cadena en la que se sujetaba una jarra. 
Continuamos por el sendero donde aún nos espera una sorpresa. 



Algunos árboles adoptan forman caprichosas. 



12:45 horas. La Culebra. 


El árbol, en este caso un haya, ha adoptado una forma tan retorcida que asemeja un reptil. Está en la misma orilla de la senda y la parada es inevitable. 
Seguimos nuestro itinerario y salimos al camino ancho que hemos llevado por la mañana. Llegamos a la pista blanca y por ella descendemos hasta donde hemos dejado aparcados los coches. 
Son las 13:00 horas. 
Un paseo único a 20 kms de casa y que merece hacerse en cualquier época del año.