martes, 28 de mayo de 2024

Cañada Real Tauste-Andía (Casetas de Ciriza)

Domingo, 26 de mayo de 2024

Estamos a pocos días de la celebración familiar en torno a la Cañada Real de Tauste a Andía y tenemos que terminar los 18 últimos km.

Hoy, por diversas circunstancias, solamente contamos con un coche, así que vamos a hacer un trayecto corto porque hay que ir, pero también volver, a donde hemos aparcado. 

Son las 09:30 horas. Aparcamos en Casetas de Ciriza.

Un cielo limpio y azul compite con el verdor de los montes y sembrados. 

El valle de Yerri se ha puesto sus mejores galas esta primavera. Caminar entre trigos y cebadas es un auténtico placer. 

No hay primavera sin flores, ni invierno sin rigores. 

La temperatura es de 15º. Vamos a pasar calor a la vuelta.

Atravesamos un merendero con mesas y asadores alrededor de una fuente de piedra. 

Está limpio y bien cuidado. Han segado la hierba. Parece una alfombra. Los nogales y las acacias ofrecen una sombra gratificante que hará las delicias de los que se instalen para pasar una jornada de campo. 

La cañada en este tramo es estrecha. También la han desbrozado; caminamos por una alfombra de hierba.

Un pequeño, pero valioso, mojón ofrece su cara amable y leemos "Cda".

Avanzamos por el sendero hasta llegar a la carretera que viene de Azcona. 


Una flecha y un cartel nos indican la dirección. 

El tramo de asfalto es corto, unos 800 m

En la curva que lleva hasta Azcona seguimos de frente. 

Aquí la cañada cambia. Es más ancha y está menos cuidada. 

Seguimos subiendo y disfrutando de las vistas. 

El monte Elimendi, conocido también como La Artesa, es un viejo conocido nuestro. 

No hace mucho hicimos una excursión de invierno por el barranco de Obantzea y llegamos a su cima.


09:50 horas. El camino tiene un tramo largo enlosado. Está muy bien conservado. Se nota que no lo transitan vehículos pesados que terminarían estropeándolo. 

Salimos a un cruce de caminos. 

La pista blanca que viene de la carretera de Arizaleta está preparada para abastecer a una granja que hay a la izda. 

En un segundo mojón, echamos la vista atrás y contemplamos una pequeña parte del embalse de Alloz. Las abundantes lluvias han supuesto que esté al 89% de su capacidad. 

Es probable que otros años, en períodos grandes de sequía, no pudiéramos ver el agua desde aquí. 

Seguimos por la pista, que desciende introduciéndonos en el bosque. 



Poco antes de llegar al polígono ganadero de Lezaun, la cañada sigue a nuestra izda. y, por camino estrecho invadido por la vegetación, nos lleva hasta una langa que cruzamos sin ninguna dificultad, cuidando de volver a cerrarla. 


A partir de aquí el sendero se pierde. El gps nos lleva por el interior del bosque hasta que, después de una amplia curva a la izda., salimos a una campa que más parece una dehesa.


La atravesamos y llegamos hasta la carretera de Andía, a la que se accede por una segunda langa. 

Hasta aquí hemos caminado 5 km. Ahora toca volver por el mismo recorrido para llegar al coche. 

Hacemos una breve parada en medio de la “dehesa” y reponemos fuerzas. 

La vuelta, aunque sea por el mismo recorrido, no se hace monótona. 

Descubrimos un horizonte con alicientes distintos de los de la izda. 


Como por ejemplo la ermita de Santa Catalina, románica del siglo XII, solitaria en medio de la nada. 

12:45 horas. Llegamos a Casetas de Ciriza y volvemos para casa, pero antes hacemos la parada, casi obligatoria, en la panadería de Abárzuza. La calidad de su pan es reconocida en todo el valle. 

En este enlace se puede ver el recorrido que hemos seguido hoy.


 En este enlace se puede ver el recorrido que hemos seguido hoy. 



martes, 14 de mayo de 2024

En las caleras del Plano




Domingo, 12 de mayo de 2024

Hace tiempo que le debíamos una visita al Plano. 
La mañana está buena para andar. 14º. 
Incluso vamos a pasar calor. Son las 08:45 horas. 

El queso y el barbecho, para mayo estén hechos. 




En la urbanización (“Los enredos”, que decía el Templao), la ladera donde está ubicado el Aguazón Basoa está mustia.
Bajamos la pequeña cuesta que nos lleva al minitúnel que cruza la variante de la carretera de Estella. Antes de alcanzarlo, caminamos un trecho por el viejo término de la Somatilla. El avance de la urbanización terminará por ocuparlo todo y dejará su nombre para el recuerdo, como tantos otros que pertenecen ahora al callejero de la ciudad. 
Al otro lado del tubo que hace de túnel están Las Badinas. 
Las hierbas ocultan la lápida que hay en la bifurcación de caminos. 
En medio de las grandes piezas de cereal, la finca de Txirolas es como un pequeño oasis. 




A los pies de un almendro de gran porte, una sencilla piedra con un bote con flores nos recuerda al bueno de Félix. 


La caseta todavía conserva fotografías, licencias municipales y utensilios que con tanto cariño él fue colocando.


Subimos por la Cuesta del Melón y torcemos a la izda. para, por la Senda de los Enamorados, llegar hasta las Cuatro Piedras. 
09:30 horas: Entramos en el monumento. 


Las piedras permanecen erguidas. Las placas de cada uno de los amigos del Plano tiñen con el óxido su superficie. 
Cada nombre nos evoca un recuerdo, una anécdota, una pasión. 
Hemos sido unos privilegiados al conocer y tratar a cada uno de ellos. 
Volvemos al camino. 


Pasamos junto al Corral del Plano y nos adentramos en el bosque. 


La parada para leer el cartel es obligada. 
Un camino ancho permite avanzar con comodidad. 
A nuestra dcha. el cercado está provisto de pasos para poder adentrarse en el encinar. 


Nosotros preferimos seguir nuestra ruta por este camino. 


Cruzamos el Raso y, siguiendo el camino, nos encontramos con un majestuoso y solitario ciprés que nos saluda en silencio. 
En un recodo, dentro de un gran alcorque, está la estela funeraria de Toñín Olcoz. 
Son las 10:00 horas


Buscamos la sombra y aprovechamos el lugar para reponer fuerzas. 
Estamos solos. Sorprendentemente hoy el Plano no tiene visitantes. 
Salimos y torcemos a la dcha. 
Lo que parecía una senda resulta ser un viejo cortafuegos. 
Nos adentramos por él. 
Se anda fácilmente y resulta muy agradable tener el arbolado tan cerca. 

(Los árboles...) Tienden a suprimir los extremos, aproximándolos a un medio común. Las plantas domésticas encuentra en ellos protección contra el frío, contra el calor, contra el granizo, contra los vientos y el progreso de las arenas voladoras. Almacenan el calor excesivo del verano y el agua sobrante de los aguaceros, y los van restituyendo lentamente durante el invierno y en tiempo de sequía. Mantienen el aire saturado de humedad, evaporando lentamente el agua que en los suelos desnudos desaparece en obra de días o de horas. (Felipe Esquíroz Armendáriz)(La Reforma de los Comunes Agrarios de Navarra y otros temas).

Una mancha blanquecina se deja ver entre la maleza. 
Es el camino que sube de Cabriteras. 
Unos metros más adelante este camino desemboca en el que sube del Saso. 
11:00 horas. Caleras del Plano. 
Hace unos años Sergismundo me pasó la ubicación de estas antiguas caleras.


 Fuimos a visitarlas y nos dio la impresión de que, a una de ellas, se le podía sacar partido. 
Nos pusimos al habla con el Voluntariado Medioambiental de Tafalla y una tarde llevamos a Agustín e Isabel a que echaran un vistazo y valoraran si se podía hacer una reconstrucción. 


Agustín se entusiasmó nada más verlas. 
Con mucho trabajo y sacando recursos de aquí y de allá, están llevando a cabo una pequeña obra que va a convertirse en una joya en el patrimonio rústico tafallés.
Los trabajos van a buen ritmo.
Queda tajo todavía.


Pero cuando se tape el horno y se deje perfectamente integrado en el terreno, va a ser obligatorio visitarlo cuando se suba al Plano. 
Salimos de nuevo al camino. 
Llegamos a los sifones del Canal y avanzamos hasta el cruce con el camino de la Celada. 
Bajamos. 
Otra visita obligada y entrañable para nosotros es la finca de Isabel y Agustín. 
Nos sentamos a la sombra  en el banco de piedra. 


El calor se hace notar. Un buen trago a la cantimplora junto al olivar, disfrutando de la caseta y al cobijo del enorme pino, hace que no apetezca mucho moverse de allí. 
Pero hay que volver. 
Cruzamos otra vez el tubo-túnel y, antes de entrar en la urbanización, recreamos la vista en las cebadas y los trigos salpicados por un mar de amapolas. 
Son las 12:00 horas
Una visita al Plano nunca te deja indiferente. Tenemos la inmensa suerte de poder disfrutar de un pequeño bosque a sólo unos minutos de casa.