









Recorridos por el término de Tafalla y alrededores.
















Julita (o Julieta) y su hijo Quirico eran cristianos naturales de Licaonia (Asia Menor) que huyeron a Tarso cuando la persecución decretada por el emperador Diocleciano.
En el año 303 el gobernador Domiciano los detuvo, condenando a la madre al suplicio en presencia de su hijo. Éste lloraba y gritaba que era cristiano, por lo que el verdugo lo arrojó violentamente al suelo muriendo del golpe; la madre, en medio del dolor, siguió confesando su fe hasta que la decapitaron.
Ambos cadáveres fueron arrojados a una fosa común, de donde unos cristianos, según tradición, los sacaron para darles sepultura venerable. Son considerados abogados de los pobres y de los niños y su fiesta se celebra el 16 de junio
En Navarra citaremos dos pueblos; en Pueyo han reconstruido recientemente la ermita de Santa Julita y Quirico, abandonada desde los años sesenta, y han recuperado la romería, y en Navascués hay también una ermita dedicada a los dos santos."

Caminamos en dirección Pueyo. Por el barrio de la Estación salimos al pinar del Camino Viejo. Seguimos descendiendo y entramos en el término de Tafalla. Hoy va a ser el día de las presas y molinos. A nuestra izda. vemos lo que se adivina que fue el molino de Congosto. Tomaba el agua de la presa de Pozilún. Seguimos caminando hasta llegar al molino de Macocha que tomaba el agua de la presa de Pericueta. Y más adelante llegamos a la presa de Rekarte, que no alimenta molino, pero que nutre la acequia del Restañal. Los de mi edad la recordamos al descubierto en lo que ahora es la calle de la Avda. Baja Navarra, cuando se comenzaron a construir las casas de la Panueva. A las 11,30 horas entramos en el pueblo. Hoy nos ha llevado Juanjo a un sitio magnífico y se lo agradecemos de verdad. Sobre esta presa, su hijo escribió una redacción a la que calificaron con un sobresaliente. La reproduzco aquí para deleite de todos.
UNA PRESA EN EL RÍO CIDACOS
Hay una pequeña presa en la que el río Cidacos se frena. Las hojas de los chopos bailan en el viento. El agua está fría y transparente. Se ven volar patos en el cielo. De vez en cuando, pasa el tren. El agua resbala en la pared de la presa. Dos o tres piedras sobresalen en el río. En la orilla las zarzamoras, llenas de moras, dan comida y refugio a los animales. Río abajo, hasta donde se alcanza a ver, una pared sostiene la colina donde pasa la vía del tren. Los peces nadan en el agua, lentamente, sin prisa. Las hojas caídas de los árboles flotan en el agua.
La corriente incesante se escucha estruendosa. Alguna vez el canto de un pájaro interrumpe el ruido monótono del agua. Lejos se suele oír el pesado croar de las ranas y el piar de los gorriones. Algunas veces se ve una garza pescando peces. Se escuchan pocos insectos volar.
El cielo azul con nubes blancas se reflejan en la superficie del agua. El viento silba entre los juncos. El río serpentea entre las piedras y desaparece entre las sombras.
Redacción de Juan José Costa Pérez de Iriarte
Hace dos semanas recibí la citación para la romería al Cristo de Catalain que se organiza todos los años. Acudimos los descendientes de la Valdorba que vivimos en Tafalla. Son veinte años de romería y creo que he acudido a todas. Los primeros años fuimos por Valgorra a San Lorenzo; cruzábamos el Monte del Conde y por Muskiz Iriberri, llegábamos a la Ermita de San Miguel y de allí salíamos al crucero de Sansomain. A partir de allí siempre nos liábamos y salíamos más arriba o más abajo de Catalain (un año nos fuimos hasta Orisoain). Entonces el Templao tuvo la idea de subir por Pueyo a Garinoain y acertó. Así lo venimos haciendo todos los años.





La cosa se pone seria. Comienzan los relámpagos y enseguida los truenos. Tenemos la tormenta casi encima. El aguacero arrecia. Desde el camino, Cañas nos grita para que nos subamos a su coche y volvamos al pueblo. Se lo agradecemos, pero no. Hemos buscado un buen paraje, aunque en estos momentos lo que menos nos preocupa es el agua. Si cae un rayo estamos perdidos. Ése es el peligro de estar casi a la intemperie, con árboles cercanos y verjas y puertas metálicas. Llueve con ganas. Sin embargo hacia el S. está abriendo ventana. Los relámpagos y truenos cada vez son más espaciados. La tormenta está pasando. "A finales de dicho mes de Mayo (1856) cayó un rayo en una viña del término de Balgorra y mató a un hermano de Pía Escobés, mujer que fué de Miguel Castiella y madre de José y Pascual y hermano de la madre de Isidoro Barrios" (Escenas de la vida tafallesa)(Angel Morrás).


Descendemos. Cruzamos el puente sobre el canal hasta el Juncal. Poco a poco llegamos al puente que pasa por debajo de la autopista. En la Fuente del Rey echamos un trago. El agua baja fresca. El abrevadero está limpio. En 1845 se llevaron las aguas de la fuente antigua en Valgorra al actual emplazamiento. Son las 09,30 horas. Volvemos para casa. Mi madre, que era valdorbesa, decía un refrán de Benegorri que en su segunda parte es infalible: "Cuando la perdiz canta, tronada viene. No hay mejor señal de agua que cuando llueve".