martes, 3 de diciembre de 2024

Regreso a El Boyeral

Domingo, 1 de diciembre de 2024


Tenía planeada una caminata por la orilla del canal en el tramo de la Carravieja. Intrigado por una información que me había llegado sobre una toma de agua, había trazado una ruta por esa zona. 
Salimos a la calle y la niebla se había echado sobre Tafalla. 
Así no podemos salir.
¿Cogemos el coche y vamos a San Martín? Seguro que allí estará despejado. 
Son las 09:00 horas. 
Aparcamos junto a la curva donde los de Tafalla cantamos las auroras el día de la Romería a Ujué. 
El entorno está despejado y pronto veremos lucir el sol. 

A últimos de noviembre, coge la oliva y después duerme. 

La temperatura no es mala (ni buena). Los 7º sin viento dan una buena mañana para andar. 
No hace mucho tiempo, Sergismundo me pasó una ruta por El Boyeral. 
Hoy nos ha venido que ni pintada como alternativa a nuestro paseo imposible por la Carravieja. 



El Consorcio de la Zona Media editó hace años una guía con 20 paseos que nosotros fuimos recorriendo unos años después. 
El de El Boyeral era el SL NA 176-A del que a día de hoy no queda ni rastro de postes ni de marcas. 
Enfilamos el camino que pasa junto a la depuradora. 



El sol ya asoma por las cumbres cercanas. 


Unos metros más adelante torcemos a la izda. y cruzamos el Barranco de Torres por el puente medieval
Caminando entre dos viñas torcemos de nuevo a la izda. 


Enseguida un camino otoñal y precioso nos invita a seguir en suave ascenso.
Pronto se acaba lo bueno y empezamos a subir por una senda estrecha que más parece una escorrentía. 
Despacio, mirando bien donde pisamos, conseguimos llegar al portillo o collado.
La niebla, sin prisa, va ocupando los dos valles que tenemos a nuestros pies. 


Las casas más bajas de San Martín está ya tapadas por el manto blanco. 
Desde esta altura, disfrutamos de unas vistas magníficas. 


En el N, en el collado y con la ayuda de los catalejos, distinguimos el Molino de Olleta y la casa adjunta. 
Giramos a la izda. y nos dirigimos a la cima próxima.


10:10 horas. Alto de Barbachete (681 m).
Una piedra lisa es la única marca de la altura. 
Las vistas desde aquí son todavía mejores que desde el collado. 


En el O. el monte de El Guarro, coronado con el repetidor de tv, emerge de la niebla que se extiende más y más. 
Volvemos al portillo y nos acomodamos entre las piedras para echar un bocado. 

Principios del año 1822. El Tuerto de Cáseda seguía haciendo de las suyas. El comandante de Tafalla, que comunicaba todas estas noticias, se quejaba de los pueblos una y otra vez, lo mismo que los demás jefes. Decía, por ejemplo, refiriéndose a San Martín de Unx "¿Puede haber mayor abandono y aún desvergüenza en el aviso del pueblo de San Martín? Un hombre solo presentarse en un pueblo de 300 vecinos y  dejarlo huir..." (Florencio Idoate)(Rincones de la historia de Navarra. Volumen 2)

Miramos hacia San Martín y vemos como retrocede la niebla. 

Está juguetona. Cuando parece que va a desaparecer, comienza a crecer y amenaza con llegar hasta nosotros. 
Iniciamos el camino de vuelta. 
Otra vez la senda, como a la subida, parece una torrentera. 


Las piedras sueltas y lo empinado del trazado nos hacen redoblar las precauciones. 
Llegamos a una pieza aparentemente sembrada y la rodeamos. 
En el último orillo, salimos a un camino ancho y cómodo.
11:20 horas. Corral de la Viuda.


La ruina es total. Sus dimensiones nos hacen pensar que, cuando estuvo activo, tuvo que tener su importancia en este valle. 
Vamos descendiendo mientras la niebla ante nosotros se bate en retirada.


 Una balsa llena de vegetación aparece entre la bruma. Casi no se distingue el agua. 
En la bifurcación que hay más adelante tomamos el camino de la dcha. 


A nuestra izda., recostada en un pequeño cerro, una roca alargada parece indicar el camino de vuelta. 

Abstraídos por su presencia, nos quedamos parados en medio del camino. Unos gritos nos sacan de nuestro ensimismamiento. Media docena de ciclistas nos piden que nos apartemos. Pasan veloces, pero aún les da tiempo de avisarnos de que un compañero rezagado viene un poco más atrás. 
Miramos otra vez hacia San Martín. 


El pueblo ha desaparecido. Una cortina blanca como de algodón lo tapa casi por completo. 
El ruido de una máquina nos llama la atención. 
En un olivar próximo, una cuadrilla está cogiendo las últimas olivas. 
Nos paramos; hay algún conocido nuestro entre ellos. 
Nos dicen que han salido tarde porque no querían trabajar con niebla y que la cosecha está justica porque algunos olivos sufrieron mucho con el último incendio que hubo en esta parte. 


Cruzamos de nuevo el puente medieval y afrontamos con calma la última cuesta que nos lleva al coche. 


Son las 12:40 horas. Echamos el último trago de las cantimploras y regresamos. 
Pero, estando en San Martín de Unx, no podemos dejar de parar en una de sus bodegas para comprar alguno de sus excelentes vinos. 

En este enlace se puede ver la ruta de Sergismundo que hemos seguido nosotros hoy.