Domingo, 12 de julio de 2020
Este domingo no hemos salido a andar.
Hay que estar con los amigos en los momentos buenos y en los malos.
Como el jueves tengo previsto grabar en el Turbil con Zona Media Televisión, le pedí a Juanjo que me mandara su colaboración sobre este enclave tan interesante.
Como siempre, su aportación es magnífica.
Os dejo con él.
Harina de otro Costal por Juanjo Costa
EL TURBIL.
EL PRIMER POBLAMIENTO IMPORTANTE DE LA VEGA DEL CIDACOS
1. Datos
actuales sobre Beire
“BEIRE
Villa y municipio en la merindad de Olite,
partido judicial de Tafalla, con el término municipal (22. 7 kilómetros
cuadrados) limitado por los de San martín de Unx (N), Ujué(E), Pitillas (S) y
Olite (O). El río Cidacos lo cruza por el extremo suroeste, recoge por su
izquierda las aguas de los barrancos que bajan de San Martín de Unx y de Ujué.
El pueblo se localiza igualmente sobre la margen izquierda. El territorio es
bastante llano, dominado por los montes de Ujué.
Clima
mediterráneo continental; ha desaparecido el arbolado, excepto las alamedas y
vegetación ripícola de las márgenes del Zidacos.
Es un
municipio eminentemente agrícola. De las 2.270 Has. De superficie total del
término, están cultivadas 1.704 (76,3%), dedicándose al cultivo de cereales
1.191 Has, principalmente cebada. En el regadío que se extiende por la vega del
Zidacos, se cosechan cereales, espárrago y hortalizas. Durante los últimos
decenios el viñedo ha ido desapareciendo, quedando actualmente 141 Has. Los
pastos suman 472 Has. (21%).
Historia: Han aparecido vestigios
arqueológicos en Turbil y San Julián.
Los hombres de Beire, con los de
Olite y los de Tafalla, participaron en la batalla de las Navas de Tolosa y
fueron los primeros en romper las cadenas que defendían la tienda de
Miramamolín (1212), según refiere el arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de
Rada. Se atribuye a esta circunstancia el título de “leal” villa que ostenta, y
las cadenas del reino que orlan su escudo de armas.
Fue villa de labradores pecheros de
realengo; los reyes concedieron las pechas a diferentes personajes. Don Juan II
la dio en señorío a Bernart de Ezpeleta, recuperándola Juan III de Albret
(1510). Los Ezpeleta de Beire poseen un palacio de cabo de armería, con derecho
a asiento en Cortes del reino (1548). En él nació Jerónimo de Ezpeleta (1543),
jesuita, sobrino de San Francisco Javier; ejerció altos cargos en Goa y otras
partes y fue propuesto para arzobispo de Granganos, falleciendo en Goa antes de
su consagración (1617). Un miembro de la familia, José de Ezpeleta, obtuvo de
Carlos IV el título de Conde de Ezpeleta (1795).
Su población era de 506 habitantes
en 1860; superó los 800 en 1920 y, a partir de ese decenio, fue disminuyendo
hasta quedar reducidos a 300 en 1986, creciendo ligeramente después (355 en
1990 y 349 en 1991)”.
(Tomo XL de Toponimia y cartografía
de Navarra. Gobierno de Navarra, Pamplona 1997)
2. El
Turbil (Los datos sobre este importante yacimiento arqueológico sito en el
término de Beire provienen del excelente trabajo:
“DE ALDEAS A CIUDADES. EL POBLAMIENTO
DURANTE EL PRIMER MILENIO a. C. EN NAVARRA. Javier Armendáriz Martija. Gobierno
de Navarra 2008”)
A)
Ficha nº66
Cronología: Bronce final.
Hierro Antiguo-Final. Antigüedad tardía-
Municipio: Beire.
Comarca geográfica: Valle del
Cidacos.
Longitud (UTM): 616.129.
Latitud (UTM): 4.703-616.
Altitud s. n. m.: 435-455.
Mapa 1/50.000: 206-Peralta.
Mapa 1/10.000: 206-4.
Ubicación:
Valle.
Tipo de emplazamiento: Cumbre.
Geología: Arcillas y
areniscas de la formación Ujué. Mioceno.
Superficie (m2): 3,4 km.
Distancia 1er yacimiento: El
Cerco (nº 65).
Distancia 2º yacimiento: 4,4
km. Sabasán (nº 87).
Toponimia:
Torbil-Tordil
(1892), Turvil (1900). En cuanto a su etimología se señala que podría estar
compuesta de las voces vascas iturri “fuente” y bil “redonda” (JIMENO JURÍO,
1991-1999). Otras interpretaciones ven un topónimo prerromano, teniendo en
cuenta la base de derivación Tur- de turos “fuerte” (BEGUIRISTAIN y JUSUÉ,
1985:96).
Recursos hídricos:
El oppidum
de Turbil está rodeado de varias fuentes. A 600 m. discurren dos barrancos que
nacen de la sierra de Ujué, si bien ninguno presenta un caudal de importancia.
Uso del suelo: Pastos. Antiguamente
estuvo cultivado.
Historia del yacimiento y
bibliografía:
Se trata de
un yacimiento científicamente conocido desde 1986, cuando es dado a conocer
valorándolo como un yacimiento de dilatada trayectoria cultural (BEGUIRISTAIN y
JUSUÉ, 1985:96-98). Nuestro trabajo de prospección, reconocimiento topográfico
e interpretación del mismo lo convierten, sin duda, en un yacimiento de
referencia durante la Segunda Edad del Hierro, pues a todas luces es el oppidum
que jerarquizó la ordenación territorial de la Plana de Olite, valle del
Cidacos y piedemonte de la Sierra de Ujué hasta la romanización de este
territorio (siglo II a. C.).
Sistema defensivo:
Se trata de
un esquema (…) complejo, adaptado a la particular orografía del terreno en este
sitio y que aglutina diversos elementos de defensa como son las murallas,
fosos, antecastros o torres, puerta en embudo y líneas avanzadas de
bancales/fosos y rampas de accesos. Los tres recintos identificados (…)
conservan en algunos puntos lienzos de sus murallas.
Tres fosos
cortan el espolón sur del conjunto (…) Dos estrechas rampas de acceso permiten
entrar al primer y tercer recinto, que parten del mismo espacio, desde donde
también se accede al segundo a través de una entrada de embudo. Por último,
varias líneas de bancales concéntricos (…) rodean el monte como defensas
avanzadas del sistema general.
Cultura material:
Fundamentalmente
está formada por restos cerámicos celtibéricos, que es cuando esta ciudad
alcanzó su máximo apogeo (…) También se encuentran cerámicas manufacturadas,
molinos de mano y, en menor número, evidencias bajoimperiales romanas y
tardoantiguas.
Valoración:
Esta
“ciudad fuerte” de Turbil ocupa una de las más altas elevaciones de la Plana de
Olite, (…) desde donde se puede controlar visualmente casi toda la comarca del
Cidacos.
Estado de conservación:
En las
últimas décadas ha sido abandonado para los usos agrícolas, que tanto lo
alteraron en la primera mitad del siglo XX (…) Sin embargo, durante los ochenta
y los noventa ha sido sistemáticamente expoliado (…) en busca de “tesoros
ocultos”.
B)
Notas históricas.
(Tomadas de la misma obra)
1. En
el valle del Cidacos aparece en el siglo IV a. C. (Hierro I) el enclave del
Turbil por la reunión de poblamientos más pequeños de la zona en uno más grande.
2. La
pequeña ciudad-estado del Turbil desaparece, es abandonada, junto a otras
similares, durante la romanización, dentro de la primera mitad del siglo II a.
C. Esto ocurre tras las llamadas “guerras celtibéricas” (153-133), cuando los
romanos conquistan Numancia. Los oppida de Rada y Turbil dan
lugar a la ciudad romana de Cara, siempre que este no hubiese dado lugar a un
centro que estaría bajo Olite, como supone el autor (otra tercera posibilidad
es que su población se repartiera entre Cara y Olite). Aun así, carecemos de
datos fiables de si fue abandonado por la fuerza o se produjo de forma natural.
3. El
Turbil, junto a otros yacimientos, son una fuente de información sobre la
temprana romanización del Valle del Ebro, que está todavía por explotar.
3.
El Guerrero
del Turbil (Rutas arqueológicas en Navarra y más… 30 de agosto de 2016. Blog de
Julio Asunción)
“Como
asunto extraordinario hay que destacar el descubrimiento de la llamada
“Estatua-estela del Turbil”. Es la más antigua estatua de bulto redondo
encontrada en Navarra hasta el momento, Tiene más de 2.200 años de antigüedad
(siglos V-III a. C.). Representa un guerrero y alcanza casi los tres metros de
altura. Fue descubierta en las inmediaciones del castro del Turbil en el año
2010 por el vecino de Olite Julián Algarra. Comunicado el hallazgo al
arqueólogo Javier Armendáriz Martija y tras una inspección del lugar de
aparición, Javier Armendáriz encontró a siete metros del lugar del hallazgo de
la cabeza la parte inferior de la estatua-estela y publicó un estudio sobre la
misma en la separata de la revista “Trabajos de Arqueología navarra nº 24 del
año 2012”, bajo el título “Hallazgo de una estatua-estela de tipología
ibérica en Turbil. Estudio preliminar”.
La
estatua-estela de Turbil representa a un guerrero que viste un disco-coraza en
su pecho a modo de protección. También podemos considerarla la estatua humana
de tipología ibérica más grande de la Península, ya que los restos recuperados
alcanzan los 2,55 m. de longitud y los 870 kilos de peso. Falta otro trozo, la
parte de debajo de la estela que todavía no se ha encontrado (…) A día de hoy
en el lugar se encuentra una reproducción de la estela del guerrero de Beire
gracias a una feliz iniciativa del Ayuntamiento de Beire de la que me siento
partícipe pues fueron los artículos de este blog referidos al castro de Turbil
y a la estela de Beire los que centraron el foco en este gran hallazgo
arqueológico.
También
tenemos la suerte de poder ver hoy la estela original que ha sido expuesta recientemente
en el Museo de Navarra…”
4.
Una
apreciación personal
No cabe duda
de que vivimos sobre tierras viejas, muy viejas. Aquí el adjetivo no tiene
sentido peyorativo alguno. Son tierras viejas desde el punto de vista geológico
(prehistórico e histórico, como hemos visto), tierras de paleocanales, de
aluvión, areniscas, arcillas, salitre y de una vieja laguna, la de Pitillas o
Sabasán, que allá por los años sesenta del siglo veinte mentes poco lúcidas
quisieron desecar. El cielo alto, el cierzo fino, la vegetación escasa. Sigue
siendo buena tierra para vino, aceite y cereal. Pocos árboles (al sur la
“Altarrasa” de Pitillas con sus pinos repoblados ponen una mancha montaraz al
horizonte), pero sí romeros, ontinas e ilagas en las ezpuendas; esparto en las
vaguadas y los tamarices, preludio de las salitrosas tierras bardeneras.
Tan
viejo como la tierra, el tenaz río Cidacos ha acompañado y acompaña, sabio, el
devenir de las gentes que han vivido y viven por estas latitudes.
Además
de los “Cerros testigo” que se deslizan hacia el sur, al par de la Sierra de
Ujué, el paisaje es de transición. Aún estamos en el “Erriberri”, denominación
que no debería ser privativa de Olite, sino que habría que extender también a
Beire, Pitillas, Murillo el Cuende y, diríamos, hasta a Traibuenas.
Pero,
aunque se denomine “Erriberri” (Pueblo nuevo) estos parajes, no son tal. Esta
es una denominación “moderna”, si moderna podemos definir a un término acuñado
hace unos pocos siglos. Dejamos para otra ocasión el por qué de este término
(no hemos hablado todavía de los árabes y sus consecuencias).
Realmente,
esta es una tierra antigua, muy antigua, desde el punto de vista prehistórico e
histórico. Data, como ocurre por todo el valle del Ebro, arriba y abajo, de
varios milenios antes de Cristo. Eso lo hemos visto más arriba, de manos de los
expertos.
Para
terminar, no me resisto a la “boutade” de traer a colación una anécdota sobre
la “datación” de nuestro solar. La cito de memoria, por lo que tergiversaré
algo de su contenido original:
“Un
joven y afamado médico, persona inteligente, pero de familia humilde, viajaba
en tren, hacia su casa de Pamplona, allá por el cambio de los siglos XIX y XX.
El convoy atravesaba las tierras entre Caparroso y Tafalla. En su vagón de
primera, lo acompañaban, entre otras personas de alcurnia, una condesa que lo
era por haberse casado con un aristócrata andaluz, ya entrado en años. La
señora, que había entablado una liviana conversación con el mozo, llegado el
momento, le espetó en tono condescendiente:
-Sabe,
joven, nosotros los condes de XXX datamos del tiempo del rey Felipe II. Nuestra
familia es muy antigua. ¡Incluso hay quien habla de los visigodos!
El galeno,
buen psicólogo y que ya había “calado” la raigambre cateta de su interlocutora,
tras un momento de silencio, levantó la vista y vio, a lo lejos, la silueta de
la fortaleza de Ujué recortada contra el cielo. Con parsimonia, sin pretender
ser ofensivo, pero sí contundente, para acallar los aires de grandeza con los
que la buena señora le venía aburriendo, levantó la vista, la miró a los ojos y
le dijo con voz clara y grave:
-
Mire, señora. Yo soy navarro. Precisamente he nacido en uno de los pueblos que
ahora estamos atravesando y, francamente, tengo que decirle que no sé de cuando
data nuestra alcurnia, porque ¿sabe? los navarros somos tan antiguos que… ¡no
datamos!
El resto
del viaje, como puede suponerse, transcurrió en silencio”.
Con los
años, vamos aprendiendo que las normas más elementales para aprender a vivir
dignamente son tres, a saber: 1. Humildad para escuchar. 2. Humildad para
hablar y 3. Humildad para callar(el que tenga ojos, que lea).
Buen
camino. Vale.
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