lunes, 8 de octubre de 2018

Encinas y robles valdorbeses



Domingo, 7 de octubre de 2018


La mañana está fresca, casi fría. Un agüilla fina se escapa de la sierra de Alaiz y llega hasta el cementerio de Oricin. 
El otoño, por fin, ha entrado y se deja notar en el ambiente. 
El termómetro marca 11º, aunque avisa de que la sensación térmica es de 6º. 
Hemos almorzado en Tafalla, después de la procesión de los Muros, y vamos a dar una vuelta corta por las encinas declaradas monumento natural de Navarra. También nos acercaremos hasta el "roble escondido", un ejemplar imponente que tuvimos la suerte de que nos enseñara Iñaki hace unos meses y que hoy queremos volver a ver. 

En otoño, pan de ayer, vino de antaño y caldito a diario.

Son las 11:00 horas. Aparcamos junto al cementerio y la ermita de San Gregorio y salimos. 


Un perro negro y juguetón viene a nuestro encuentro y nos rodea nervioso y veloz. 
Su dueño llega enseguida y nos dice que no está acostumbrado a ver gente y que cuando ve a alguien, no puede parar de alegría. 



La llovizna cesa cuando cruzamos la carretera para tomar el camino. 
El acceso a la encinas es uno de los parajes más bellos de la Valdorba. 



El túnel que forma la vegetación está cuidado y mantenido. 
El camino discurre al lado de una pieza. 



Las encinas, alineadas, se van sucediendo. 



Cada ejemplar es distinto y asombroso.



Y los árboles invitan a hacer una parada y contemplar su tamaño. 
Antes de llegar al primer bosquete de robles, caminamos por un claro. 



Las "quitameriendas" han salido hace días. Prueba inequívoca de que los días van acortando. 
Junto a una pieza en barbecho, nos encontramos con una sorpresa desagradable. 



Un montón de sofás viejos han sido abandonados como si se tratara de un vertedero. 
Un vecino de Olóriz pasa con su coche y se detiene. Nos cuenta que hace días que los tiraron en medio de la pieza. Tuvieron que ir con un tractor y sacarlos a la orilla. Han denunciando el hecho a la Policía Foral y el ayuntamiento va a tratar de que desaparezcan cuanto antes. 
Nos habla de robos en los campos: espárragos, cebollas y todo lo que pillan. Algunos desaprensivos se creen con derecho a todo.
Y, si los pillas, hasta se enfrentan con desprecio. 



Saliéndonos del camino atravesamos un campo. Llegamos a un pequeño robledal y nos acercamos al roble que nos enseñó Iñaki.



11:40 horas. El roble está escondido a la orilla del barranco. Es difícil verlo de lejos porque la espesura engaña. 



Bajamos a verlo. La rama que sale a un par de metros es impresionante. 
Nos abrazamos al tronco y entre los tres, a duras penas, conseguimos rodearlo. 
Salimos de la hondonada del roble y nos dirigimos a los otros dos robledales. 




El primero, aun con la sequía, es un lugar encantador. 
Damos una vuelta por el bosque y nos asomamos al arroyo de Oricin. 



Está completamente seco. 
Algún chaparrón que cayó por aquí propició la salida de boletus.



Pero al no llover más se han quedado como apergaminados. 



Entramos en el segundo bosque y también damos una vuelta por él disfrutando de este rincón tan agradable. 

Los pasos a nivel. Estaban los famosos y temidos "pasos a nivel", sin guarda y con guarda, según el lugar y la categoría del peligro. Sus casetas del guarda, miniviviendas, de estufa de madera y cristales siempre ahumados y sucios...
El "paso a nivel" de Oricin tenía casilla y fue muy conocida y estimada la "Señora Modorra". (P.M. Flamarique)(El tren en el valle)




La vuelta la hacemos por un camino paralelo a la autopista, que además es cañada. 
Pasamos de nuevo por el "vertedero de sofás".




Una araña ha instalado allí su tela y pone un punto de naturaleza al "desaguisado".




Durante el regreso disfrutamos otra vez de las magníficas encinas 




y del camino.

12:45 horas. Llegamos al coche. La mañana no ha mejorado nada. El cierzo frío baja de las laderas de la sierra e invita a recogerse en casa. 

En este enlace se puede ver el recorrido de hoy.