martes, 27 de julio de 2021

Paseando por la Falconera

 



Domingo, 25 de julio de 2021


Salgo sin compañía al campo. Por diversas circunstancias mis acompañantes no pueden venir, así que voy a dar una vuelta, sin prisas, hasta un lugar en el extremo del término que tiene un nombre muy sugerente: La Falconera. 

Allí quedan en pie un par de abejeras antiguas a las que hace años que no les hago una visita. 

Son las 08:00 horas. El día está ideal para andar. A los 17º que marca el termómetro hay que añadir un suave y fresco cierzo que hace que la mañana se presente deliciosa.

Por San Joaquín se cuecen las habas sin candil. 

Por el pequeño túnel que está junto a la Plaza de Toros, cruzo al otro lado de la vía y enfilo el camino de Torreta. 

El itinerario discurre entre tapias. La primera mitad del término, aproximadamente, se ha convertido en fincas de recreo, a algunas de las cuales se les ha llegado a dar nombre. 

Cuando el campo se abre, humilde y medio escondida, permanece la abejera de Torreta, cerca de una pieza recién cosechada,. Son las 08:25 horas. 

La construcción tiene dos partes bien diferenciadas.


Una está bastante bien conservada aunque invadida por la maleza. 


En cambio la otra parte sufre un deterioro absoluto. 

En un lateral, algo excepcional: La puerta está cerrada y se distingue una cerradura de llave gruesa. 

13 de junio de 1922. Hilario Ozcáriz cae de un árbol en su huerta de Torreta y fallece. Setenta años ya no es edad para trepar a coger cerezas. (J.M. Esparza)(Historia de Tafalla - Tomo II)

Vuelvo al camino principal. 




El asiento construido con la base de un nogal invita a los caminantes a hacer una parada. 

El camino termina al juntarse con el del Escal. 

La finca de Los Cascajos da paso al puente de la autopista. 

El paisaje se vuelve llano y agrícola. 

El término del Escal tiene cereal y granjas. A su dcha. La Recueja sigue conservando esa tradición de huertos y regadío por la que es conocida en Tafalla. 

Cuando llego a las inmediaciones del antiguo Vivero Forestal, tuerzo a la izda. 

En el pequeño cerro, a la entrada de Solcanto, las ruinas de la ermita de San Martín de las Viñas permanecen ocultas esperando una excavación que algún día mostrará cómo era el edificio del que no tenemos mas que referencias documentales. 

Avanzo tranquilo por el camino amplio y bien cuidado, recordando aquellos inviernos húmedos en los que tantas veces nos tuvimos que dar la vuelta por la badina que se formaba, tan extensa y profunda que era imposible de cruzar. 


En las piezas cercanas, los aspersores y los pivots riegan sin descanso las grandes extensiones de maíz. 

Al abrigo del pinar de la Cantera de Santa Marina, donde está la Choza de Modesto, una viña verdea en medio de la tierra regada. 

Al llegar al portillo, desciendo por la pista. Tomo el primer desvío a la dcha. y continúo por buen camino. 

Después de un rato por esa pista, para evitar dar un gran rodeo, paso por la orilla de una pieza y cruzo el barranco de Valmayor. 

Una senda estrecha y mal dibujada me lleva a mi siguiente parada. 

10:20 horas. Abejera de la Falconera (1). 


En el cantillo de una pieza no quedan mas que los restos de lo que tuvo que ser una abejera importante. 

De todas las que conocemos en el término, ésta será una de las que peor conservadas se encuentran. Una verdadera lástima porque su construcción es muy atractiva. 

Doy una vuelta por sus alrededores y no descubro ninguna pared que cierre la construcción. La ruina ha sido especialmente voraz con ella. 

Continúo por el camino y, cinco minutos más tarde, me encuentro con la otra abejera. 

La que conocemos como Falconera (2).


A diferencia de la otra, ésta se encuentra en muy buen estado. 



Escondida entre el arbolado y la maleza, al abrigo del cierzo por un ribazo, todavía conserva uno de los capachos de cañizo que servían para que las abejas colgaran los panales. 



La construcción es buena y luce una fachada muy interesante,



aunque junto a la puerta se vislumbra un hundimiento que impide ver el interior de la caseta. 

Subo al olivar que está encima de la abejera y, mientras contemplo el paisaje, aprovecho para reponer fuerzas. 

Hacia el S. la Piedralosa se asoma altiva y sólida. 


Al N. el Refugio de Los Doce destaca en la ladera de la Carravieja. 

Y como ocurre en la vida, siempre hay una de cal y otra de arena.

Mientras almuerzo recibo un wahsapp que es un mazazo. 


El corral de la Gariposa, que había sufrido el abandono, la ruina y el incendio de hace unos años, ha sido demolido. 

A nuestro rico patrimonio rústico, si no se lo llevan por delante las obras, se lo llevan la desidia y el desinterés, que, como decía el clásico, es la peor de las carcomas. 

Regreso al camino echando un nuevo vistazo a las dos abejeras. ¿Disfrutaremos mucho tiempo de ellas? Quiero ser optimista y pensar que algún día, desde las instituciones, se darán cuenta del potencial cultural, turístico y económico que supone conservar todas estas joyas que se encuentran diseminadas por el campo. Hacer rehabilitaciones, colocar paneles informativos, establecer rutas, no es caro y la riqueza que eso puede reportar, en todos los sentidos, es grande. 

Subo por el camino de Valmayor. 



A mi izda., junto al barranco que le da nombre, se alza el Corral de la Garganta. Lo miro y, serán imaginaciones mías, parece triste y preocupado por lo que le ha pasado a su hermana mayor La Gariposa. 

11:10 horas. Caserío de Valmayor o de Fernández. 



No hay nadie. El antiguo caserón, con su desaparecido reloj de sol, me da la bienvenida. 


En la balsa, el viento hace temblar con delicadeza la superficie del agua. 



Delicadeza que no tienen los que acuden hasta su orilla y dejan el entorno lleno de latas y basuras. Hace pocos días unas personas estuvieron limpiando los alrededores y sacaron un saco de residuos. A los pocos días, ha vuelto a llenarse otra vez de basura. 

¿De verdad cuesta tanto ser educado y respetuoso?

A las 11:40 horas llego al punto de inicio de este recorrido. La mañana se ha puesto más calurosa ahora que al principio. A pesar de ello, por los caminos, he encontrado a gente que quiere disfrutar de un paseo por el campo. 

En este enlace se puede ver el recorrido de hoy










martes, 20 de julio de 2021

Otra abejera en Valdelobos



Domingo, 18 de julio de 2021


Jueves 15 de julio. Suena el teléfono y contesto. 

Es Tomás. Se ha enterado de la limpieza de la abejera de Froilán en Valdiferrer y me llama para decirme que junto al barranco de Valdelobos, en su finca, tiene una abejera antigua que igual no conocemos. 

Doy un respingo y le digo que no. Le lanzo una batería de preguntas: ubicación, por dónde se llega mejor, si está activa, ... 

Domingo. Son las 08:00 horas. El termómetro marca 19º y el cielo está despejado. No pensamos pasar mucho calor porque hoy la vuelta es corta y el suave y agradable cierzo permite salir al campo sin agobios. 

Dijo el grano al sembrador: con un grano o con dos, en julio estaré con vos. 

Salimos.

En la rotonda del polígono de la Fuente del Rey nos detenemos un momento. 

La recuperación y colocación de la antigua noria de Larrain fue un acierto. 

Mirando con detenimiento se puede apreciar el sistema, simple y a la vez complejo, que permitía sacar la tan necesaria agua para el regadío.  

La parada en la Fuente del Rey casi es obligada. 

Han segado la hierba y adecentado el lugar.

En el suelo no se ve ni rastro de basura. De todos depende que permanezca así porque cuesta muy poco utilizar las papeleras o, mejor aún, retirar cada uno los residuos que genere. 

Cruzamos el túnel de la autopista y giramos a la izda. 

En las fincas de La Navilla no se oye a nadie. Caminamos por buen camino hasta llegar a un desvío a la dcha. que sube por el cerro. 

09:00 horas. Abejeras de Valdelobos. 

Antes de llegar a la abejera que me dijo Tomás, hemos querido dar una vuelta por estas dos joyas a este lado de la autopista. 

Primero visitamos la "más nueva". 

Está activa, por lo que mantenemos una prudencial distancia. En este abrigo la temperatura es alta y las abejas están en plena actividad. No les suele hacer gracia la presencia de extraños. 

En la misma línea, hacia la izda., se encuentra la "abejera vieja".

Está muy deteriorada pero conserva un encanto que la hace especial. 

Sería muy beneficioso para todos poder llegar a un acuerdo con el actual dueño y acometer una restauración. 

Salimos al camino principal. 

En ascenso, nos lleva hasta el puente que cruza la autopista. 

A nuestros pies el tráfico es intenso. Se nota que es fin de semana en tiempo de vacaciones.

La ermita de Santiago en Pueyo se asoma por encima del cerro. Hemos entrado en su término municipal y asume el papel de vigilante. 

La pista desciende trazando una amplia curva. 

Llegamos a la altura de la carretera NA-121 y torcemos a la izda. 

09:50 horas. Tejería. 

La instalaciones están cerradas porque la actividad cesó hace algunos años. 

Año 1949: Carlos Lerga Murillo pidió 300 metros cuadrados de terreno para la construcción de una fábrica de tejas y ladrillos. Poco después se dio de alta. (José Ramón Aierra Guillén. Pueyo-Puiu. La tecnología y el mundo rural del siglo XX)

El camino discurre paralelo a la fachada de los edificios y se adentra en el pinar dando vista a la base del puente que salva la vía férrea. 

Buscamos una sombra y reponemos fuerzas. 

La mañana sigue siendo agradable para andar. El cierzo no ha parado y ayuda a mitigar el día caluroso que sin él sería poco soportable. En el N. han desaparecido las nubes que coronaban por la mañana las cimas de Alaiz. 

Tenemos enfrente una chopera y vegetación en abundancia. A esta zona, en los años sesenta, se le llamaba en Tafalla "la Costa Azul". Todavía no se había hecho el Complejo Municipal Ereta y las piscinas particulares eran un lujo al alcance de muy pocos. La juventud se acercaba hasta aquí a bañarse en las frescas pozas del Cidacos. La arena de las orillas contribuía a echarle imaginación inspirándose en el cine y las revistas. 


Seguimos en dirección S. 

Una curva a la izda. nos aleja del camino principal y continuamos por camino viejo. En la finca de al lado un colmenar moderno, de cajones, nos confirma las indicaciones que nos había dado Tomás para llegar a nuestro objetivo. 

10:40 horas. Abejera de Valdelobos. 

No es muy grande pero está bien conservada. 

Tiene tres filas de piqueras. 

En su lateral izda. está la puerta. 

El hundimiento que se ha producido en esa esquina impide ver el interior. El padre del propietario hizo un refuerzo para sujetar el techo, pero con el paso del tiempo cedió y vino el derrumbe. 

Le mando las fotos a Tomás y me llama. 

Tenemos una larga conversación. A distancia, nos va guiando por el interior de la finca y descubrimos olivos, nogales, ciruelos, manzanos, ...

Juanjo llama mi atención sobre una planta que dice que es una rareza en estos parajes. 

Se trata de una Centaura menor roja. La verdad es que sus flores son una preciosidad. 

Nos acercamos hasta el cauce del barranco de Valdelobos, donde la espesura impide ver su lecho. 

Satisfechos por el hallazgo, nos marchamos y decidimos acortar la vuelta. El calor empieza a apretar. 

Cruzamos, con muchas precauciones, la vía férrea y por una senda marcada salimos a la carretera. 

Desde este lado conseguimos ver el túnel del desagüe del barranco. 

Un poco más adelante del mojón Tafalla - Pueyo ,entra un camino al Congosto. 

Volvemos por él contemplando los huertos. Algunos están dedicados al cultivo de hortalizas, pero una gran cantidad se han convertido en fincas de recreo. 

Salimos de nuevo a la carretera y llegamos al Puente de la Panueva. 

Son las 12:00 horas. Buscamos la sombra para entrar en el pueblo. 

La mañana ha sido placentera y fructífera. No todos los domingos descubrimos algo nuevo en nuestro término. 

En este enlace se puede ver el recorrido de hoy.