lunes, 5 de septiembre de 2022

El nacedero de la Fuente del Toro


Domingo, 4 de septiembre de 2022

Comenzamos septiembre con ganas. Durante el verano algunas personas se me han ido hablando de lugares que yo desconocía y eso supone un aliciente más para salir al campo y disfrutar de nuestro término y sus alrededores. 
Son las 08:15 horas. Aparcamos en el Caserío del Monte o de Camón y salimos. 
El termómetro marca 17º. 

En septiembre, los melones se guardan por los rincones. 

En el cielo hay más claros que nubes y el bochorno mueve la aspas de los gigantescos molinos.



El panel del SL NA 178 que informa del paseo por Buskil se conserva impoluto. Es una alegría. 



El Caserío del Monte, medio escondido entre el arbolado, nos ofrece una vez más su porte señorial.
El camino que asciende hacia la Sarrea discurre entre rastrojos y praderas. 


El lecho de la Balsa de Lucas está oculto por los carrizos. 
Nos acercamos hasta el frondoso roble para apreciar el chandrío que le hicieron. 
Una caseta apoyada en su rama principal.


Tablas claveteadas por doquier.
Suponemos que se habrán tomado medidas para sancionar este desaguisado. 
Un chabisque en toda regla encima de un árbol. 

Pero queda la segunda parte: pedirle que quite todo el entramado y que limpie el entorno para dejar aquello como estaba. 
Volvemos al camino. 
En la orilla izda., entre la maleza, tiene que estar todavía la fuente de la que hablan los antiguos propietarios de piezas cercanas. 
Hay ahí una labor de desbroce para proponer al Voluntariado Medioambiental de Tafalla. 



Al terminar la cuesta nos encontramos con la cabaña redonda. 
Su estado de conservación es aceptable, aunque sería necesario darle un repaso para limpiar y consolidar lo que el tiempo se ha encargado de estropear. 
Nos encontramos en una encrucijada de caminos. 
Tomamos el segundo de la dcha. y seguimos en dirección N. 
Salimos a una pieza y al final, por sendero estrecho, ascendemos. 
09:00 horas. Cruz de la Sarrea. 


Elevada sobre el cerro del mismo nombre, continúa resistiendo el paso de los años. 
Ha sido testigo mudo de bendiciones de campos y sabrosos y alegres almuerzos. 
Bajamos al camino principal y continuamos de frente. 
Antes de tomar la pista de la izda. que desciende al barranco del Toro, hacemos una parada obligada. 



Cruz de Arroyo.
La Sociedad de Corralizas y Electra de Artajona hizo una buena restauración. 
El panel informativo, además de invitar a rezar una Salve mirando hacia Ujué, tiene una leyenda con la que no podemos estar más de acuerdo: "Respeta este lugar y tus descendientes estarán orgullosos de ti".
La pista da un giro de 180º y desciende al fondo del valle. 


Año 1603: Estella lo sabía bien y cuando se entera de que un vecino de

Artajona anda difundiendo por la comarca la noticia de que en esa ciudad están muriendo de peste, no duda en demandarlo ante los Tribunales acusándolo de difamador.

El artajonés en cuestión era un tal Salvador de Etxaide, que había llegado a Estella el 16 de enero de 1603. Allí vio cómo estaban cerradas tres casas en las que, según oyó de boca de unos forasteros, habían muerto tras rápida enfermedad hasta dieciséis personas. Según la misma fuente, sólo se habían salvado un par de criaturas y los habitantes de una casa vecina habían abandonado la ciudad. A decir verdad el rumor estaba bastante extendido, por lo que en el mesón de Villafranca interrogaban a los viandantes sobre si había peste en Estella. A su regreso, Etxaide comentó lo oído con vecinos de Pamplona y Artajona, villa esta última a la que faltó tiempo para ponerlo en conocimiento de la de Puente la Reina. (Peio. J. Monteano)(La ira de Dios. Los navarros en la Era de la Peste 1348-1723)


09:45 horas. Fuente del Toro. 
Promovido también por la Sociedad de Corralizas, se creó este espacio con dos mesas de obra y un pequeño asador. Se trajo la conducción del agua del nacedero y se plantó una decena de plátanos. 
El lugar es ideal para descansar y disfrutar del paisaje. 
Nosotros aprovechamos para echar un bocado mientras intentamos descubrir el nacedero en la ladera que tenemos enfrente. 
El "Abueli", vecino de Artajona enamorado de su término, en un vermú fiestero de hace medio mes, me dio toda clase de indicaciones y explicaciones sobre el lugar en que se encontraba este nacedero. 
Terminamos de almorzar y subimos ladera arriba "en busca del nacedero perdido".
La vegetación, capitaneada por las coscojas y las ilagas, nos lo pone muy difícil. 
Entre arañazos y raspones, conseguimos llegar a la pieza de arriba y escudriñar el paraje. 
Nada. 
A punto de tirar la toalla, Inma me propone que descendamos de nuevo buscando la vertical con la fuente de abajo y exploremos un pequeño claro que parece existir en medio de la vegetación. 
¡Y ahí está!
10:25 horas. Nacedero de la Fuente del Toro.



 
Tiene una entrada tan discreta que la hace invisible en medio de la maleza. 
Tres escalones descienden hasta el nivel del agua. 



La entrada recuerda más al pozo de Gregorio el Grande que al de la Fuente del Rey. 
Pero en cualquier caso es una maravilla. 



Nos quedamos un buen rato disfrutando del descubrimiento.
Pero hay que volver para casa. 
Subimos de nuevo la pendiente y salimos al camino, cerca de la Cruz de Arroyo. 
Volvemos. 
Al llegar a la Cabaña Redonda tomamos el primer camino que va hacia Buskil.



La balsa, que tantos inviernos hemos visto con agua, tiene un aspecto lamentable. 
En el camino encontramos una sorpresa. 



La primera quitameriendas que vemos, señal inequívoca de que vamos hacia el otoño.
Entramos en la primera de las tres piezas en rastrojo que hasta hace poco estaban dedicadas a la lavanda. 
Estamos en Pueyo en el término de Mariamalo.
Al llegar al orillo de la última pieza, la senda nos conduce a Buskil. 


Son las 11:20 horas. Hacemos una breve parada en el vértice geodésico. 
Por la senda que desciende hacia el O. iniciamos la vuelta. 
Estamos en el SL. 178. Las marcas y los postes sobrevivieron al incendio. 
Nos adentramos en el bosque hasta que salimos al camino ancho que nos conducirá hasta nuestra última visita. 
11:45 horas. Cabaña del Churrero. 
Elevada sobre un pequeño cerro, estuvo en ruinas muchos años. Incluso el fuego le dio un "repaso".




Pero un familiar de Perico se puso manos a la obra e hizo una restauración de la caseta digna de aplauso y reconocimiento. El lugar ha quedado impecable. 
En la pieza que hay debajo de la cabaña, está pastando todo un rebaño de vacas 




Cuando nos vamos acercando, decidimos dar un rodeo para evitar el camino que han ocupado cuatro o cinco ejemplares y que, nos parece, nos miran con algo de mosqueo. 
12:00 horas. Llegamos al Caserío del Monte y al coche. 



El calor comienza a apretar. No hay nadie por los alrededores. 
Volvemos con la satisfacción de haber encontrado, y disfrutado, del nacedero de la Fuente del Toro.