martes, 27 de agosto de 2019

Por los caseríos de El Saso




Domingo, 25 de agosto de 2019


El día va a ser caluroso. El bochorno y el cielo despejado hacen subir las temperaturas y uno se replantea la excursión de hoy: El Saso. 
Aunque haga calor, es un lugar estupendo para caminar en cualquier época del año. 
Son las 08:00 horas. El termómetro ya marca 18º. Pues nada. Sombrero, crema solar y la cantimplora llena de agua. 

Ni en agosto caminar, ni en diciembre navegar. 



Aparco el coche en el Caserío de la Chiquitina y salgo por el camino principal. 
A estas horas corre una suave brisa, fresca, que en el transcurso de la mañana se convertirá en un calor agobiante. 
En El Saso, a simple vista, no parece haber nadie. 
Al llegar al cruce de caminos, me desvío un momento por el de la izda. y me acerco a la Balsa de Justo. 



Invadida por los carrizos, el agua se oculta en la vegetación. 
Vuelvo sobre mis pasos y encaro la cuesta que me lleva al Caserío de Gregorico. 



08:50 horas. Desde este cerro las vistas son excepcionales. 
Los campos ondulados, salpicados de verdes y ocres, se extienden hasta la ladera de Moncayuelo. 
Las Zorreras y el Plano cierran el horizonte hacia el E. 





El cobertizo que alberga las placas de Gregorio y de Valeriano mira hacia el S. recibiendo el empuje del bochorno. 
Desciendo la cuesta por la que he subido y continúo por el camino. 
El silencio  del campo se interrumpe por algunos disparos lejanos. Ayer me dijo un cazador que ahora están a la codorniz. Sigo sin ver a nadie. 
El Caserío de Manuel aparece ante mis ojos, pero antes me encaramo a una pequeña pared natural y echo un vistazo a la balsa. 




Como en la de Justo, los carrizos impiden ver el agua. 
Me acerco hasta el caserío. 
Se encuentra en buen estado de conservación. 



Tras la Chiquitina, es la siguiente construcción más pequeña de El Saso. 
El camino desciende buscando la Cañada. 
Entre campos en rastrojo, me voy acercando hasta el barranco de la Navascuesa. 




Unos metros más adelante, salgo al camino ancho y cuidado que es la Cañada Real de Tauste a Andía. 
Dejo a mi izda. la Balsa de Tragasasos y en pocos minutos me encuentro en el cruce que sube al caserío. 
Nada más tomarlo, está el Paso Malo. 




Con los arreglos que se hicieron en los caminos, habría que rebautizarlo como "paso bueno". Los labradores cuentan historias de galeras atascadas repletas de fajos de mies. Las pobres caballerías no podían seguir por el barrizal que se formaba allí. 
09:45 horas. Caserío de la Navascuesa. 




El rebaño, en el serenao, busca la sombra de la construcción. 
No hay nadie. 



Doy una vuelta mientras las ovejas me observan con curiosidad 

19 de Abril de 1490. Charles de Erbity , preboste de la villa de Tafalla, a ruego de Martín Milia, escudero de dicha villa, fue conmigo al Saso, término de dicha villa de Tafalla, a hacer cierto embargo en el ganado de Martín d'Anues, mercadero vecino de la villa de Sangüesa, porque ciertos perros del dicho ganado hubieron mordido y lisiado a un mozo del dicho Martín Milia, el cual dicho preboste hizo el embargo de 20 ovejas del dicho ganado (...) (J.M. Jimeno Jurio)(Merindad de Olite II. Documentación del Archivo Municipal de Tafalla (1)



Aprovechando unas piedras sueltas junto a las ruinas de lo que fue la vivienda, me siento a echar un bocado. 




Contemplando Moncayuelo, rememoro tiempos pasados, en estas mismas ruinas, con buenos amigos. 
Conversaciones, anécdotas, opiniones... 
Hemos pasado fríos heladores con un cierzo cortante y calores, como el de hoy, que obligaban a racionar el agua. 
Nos sentimos unos privilegiados de poder disfrutar así en El Saso. 
Desciendo la cuesta en dirección N. 
Donde se termina, me desvío un poco hacia la derecha para visitar la Balsa Nueva. 





Como está más limpia de vegetación que las otras, se puede ver perfectamente el agua. 




El camino me lleva, poco a poco, hasta mi siguiente objetivo, oculto en un cerro próximo. 
10:33 horas. Corral de Esteban o de Calzones. 



Jimeno Jurío lo denomina caserío. Seguramente lo fue, pero todos los labradores, cazadores y guardas con los que he hablado, siempre lo han conocido como corral. 




La ruina es total. Lo poco que queda en pie da un idea de las dimensiones del edificio y del serenao. 
Como el campo está en barbecho, desciendo del cerro y atravieso algunas piezas buscando otro de los lugares interesantes.
Hace unos años, siguiendo las indicaciones de unos y otros, consultando fotos antiguas y preguntando mucho, conseguimos llegar hasta él. 
10:55 horas. El Pozo Zacanatero. 
Escondido en una isleta del campo y rodeado de espartos, en un pequeño cerro, se encuentra el pozo. 




Hubo un tiempo en que tuvo una gran importancia. De su agua han bebido personas y ganados en un entorno en que este elemento escasea. 





(El aguador de Sevilla)(Velázquez)


Por qué se llama zacanatero es un misterio. En las conferencias que se dieron este verano en el Centro Cultural, me comentaba una historiadora que se llamaba antiguamente "azacán" al aguador y que el nombre de este pozo evoca, de alguna forma, a ese personaje. 
Desciendo del pozo hasta el camino y dejando a mi izda. la Balsa de Justo, salgo al cruce de caminos en dirección al coche. 
Hace calor. 
El día, como estaba previsto, se ha puesto fuerte. 
A las 11:30 horas llego al Caserío de la Chiquitina y por el camino de las Zorreras subo al Plano y a casa. 
Una mañana estupenda por El Saso, saboreando recuerdos y topónimos de este entrañable rincón tafallés. 

En este enlace se puede ver el recorrido de hoy.