martes, 17 de junio de 2025

Barranco de Vallacuera y Atalaya de Peralta

 


Domingo, 15 de junio de 2025


Hoy vamos a caminar por Peralta. 

La revista Conocer Navarra publicó el año pasado un número dedicado a esta Villa. Uno de los tres recorridos que proponía en su sección "Muévete" es el que vamos a realizar hoy nosotros. 

Son las 09:00 horas. Aparcamos junto al río Arga. 

El cielo está despejado. La temperatura es de 18º. 

Junio al principio lluvioso, anuncia verano caluroso.

El suave cierzo invita a caminar sin miedo a pasar grandes calores. 

Un panel en buen estado da una información muy escueta: "Ruta por las cercanías de Peralta, que asciende a un punto estratégico, enclave de un antiguo castillo". Y para de contar. 

El comienzo del recorrido no puede ser más agradable. 

Un hermoso parque con sol y sombra está encajado entre el río y los enormes paredones del monte.

Un sencillo puente de madera da paso, al final de la explanada, a la pista blanca.

Avanzamos por ella llevando a nuestra derecha el tranquilo río Arga. 

En un cruce de caminos tomamos el que gira bruscamente a la izda. El trayecto es recto y está flanqueado por dos hileras de árboles que ofrecen sombra y abrigo. 

09:45 horas. Barranco de Vallacuera. 

Está seco. Una hilera de pequeños bloques de hormigón sirve de vado cuando las aguas bajan caudalosas. 

El camino se pone cuesta arriba. 

Atravesamos otro barranco más pequeño. 

Seguimos subiendo. 

10:20 horas. Alto de Vallacuera (407 m)

En la cima no hay ningún distintivo. Solamente un puesto de paloma desvencijado. 

Pero las vistas son espectaculares. 

Al fondo se divisa Funes con su reconocible iglesia, cuya torre se conoce como la "Giralda de Navarra", Peñalén y el monte Gurugú.  

Y a nuestros pies, el polígono industrial de Peralta. 

La senda para bajar tiene su peligro. 

Empinada y con gravilla suelta, nos hace extremar las precauciones. 

Otra nueva cuesta nos lleva hasta la siguiente cima. 

Alto de Portildelobos (400 m). 

Tampoco hay ningún hito que señale la cima; solamente otra desvencijada palomera. 

Desde esta altura podemos ver la otra parte del paisaje. 

El río Arga, verdoso y tranquilo, discurre hacia Peralta y parece intuir que dentro de muy pocos kilómetros se fundirá con su hermano mayor, el Aragón. 

Descendemos entre pinos. 

10:50 horas. La Ciudadela. 

El acceso no puede ser mas sorprendente.

Una puerta excavada en la roca, a la que se conoce como Portil de Lobos, permite la entrada a las ruinas de la Villa Vieja. 

El recinto es de origen prerrománico y fue destruido en el año 924 por Abderramán III, aunque se reconstruyó pocos años más tarde. 

Un banco a la sombra del arbolado nos invita a sacar el almuerzo y contemplar el paisaje mientras reponemos fuerzas. 

La temperatura es muy agradable. El suave cierzo refresca el ambiente y nos permite disfrutar de unas vistas magníficas. 

Antes de irnos, visitamos el antiguo aljibe al que se le conoce como el "Pozo de los Moros"; está invadido de maleza.

Descendemos. 

La ermita de Santa Lucía está en una ruina total. 

Cada 13 de diciembre los vecinos de Peralta suben hasta aquí con las meriendas para festejar a la santa. 

Seguimos descendiendo. 

11:20 horas. Atalaya. (347 m)

La torre fue restaurada y utilizada en las guerras carlistas. Actualmente, es un mirador imprescindible sobre la vega del Arga. 

Nos asomamos detrás de la barandilla que protege del cortado. 

El tejado de la antigua parroquia de San Juan Evangelista pugna por llegar a nuestra altura y la nueva villa, que fue descendiendo de la Villa Vieja buscando las orillas del Arga, se extiende a su dcha. sabiéndose vigilada y protegida.

El sendero necesita un mantenimiento. Los antiguos paneles que tan buena información pueden aportar están hechos un desastre.  El recorrido merece ser rehabilitado. 

Bajamos por una escalera construida con tronquillos y en buen estado.

Entramos en las primeras casas del pueblo. En la zona de las cuevas, el calor es intenso. Al abrigo del cierzo y con el sol en lo alto, la temperatura a cambiado. 

Echamos una última mirada a la torre de San Juan Evangelista.

11:35 horas. Llegamos al aparcamiento. Nos asomamos al Arga y disfrutamos viendo el discurrir lento y apacible de sus aguas. 

Una bonita excursión a 25 minutos de Tafalla, con unos lugares curiosos y distintos. Ha merecido la pena venir hoy hasta aquí. 


En este enlace se puede ver el recorrido de hoy


lunes, 26 de mayo de 2025

Por la Carrera vieja profunda



Domingo, 25 de mayo de 2025

Hoy nos vamos a adentrar por la ladera S. del canal en la Carravieja. 
Nos cuenta José María Jimeno Jurío que la denominación Carrera Vieja se usaba de manera predominante en el siglo XV y que se puede encontrar hasta en los catastros del siglo XIX.
El caso es que hoy caminaremos por esos pinares, a media ladera, y si encontramos un chorrico de agua del que me hablaron hace unos meses pues nos daremos por satisfechos.

Son las 08:30 horas. Comenzamos la andadura desde el aparcamiento de la Plaza de Toros. 
El día está extraordinario para andar. Despejado y con una brisa suave. 

Mayo que fuere ventoso, todo fruto hace sabroso. 

Nuestro termómetro marca 13º.



El panel anunciador del recorrido de la Piedralosa parece un centinela en el túnel que atraviesa la vía férrea. Hagamos un poco de historia: 
Cuando el Ayuntamiento de Tafalla nos solicitó a Sergio y a mí un nuevo recorrido por el término, no dudamos en presentarle éste. Una abejera en Torreta, los pinos de Santa Marina, Montmediano, la Piedralosa y la vuelta por la Falconera. Una oferta tentadora si tenemos en cuenta la construcción y, sobre todo, la rehabilitación que el Voluntariado Medioambiental hizo de su abejera. El recorrido finaliza en Valmayor, una vuelta que ha atraído a paseantes a lo largo de todos estos años. 
Pasamos por debajo de la Ermita de San José y cruzamos el puente de la autopista. 
Ascendemos por el camino de la izda. y entramos en Mocellaz. 



Un par de escorrentías señalizadas ocupan la mitad del trayecto. 
Antes de llegar a la ubicación de la Cruz de Mocellaz hay un camino a la dcha. poco transitado. Lo tomamos. 


Descendemos por él hasta llegar a una pieza de cereal que tenemos que orillar. 
Al final de la finca, la senda que se indica en el mapa ha desaparecido. 
Seguimos por la orilla. Las cebadas comienzan a amarillear. Las espigas llegan hasta nuestra cintura. 
En la mitad del trayecto hay una cabaña de piedra. Son las 09:25 horas. 



Está muy bien conservada y su construcción se muestra sólida.
Llegamos al final del campo y salimos a una senda limpia y estrecha. 
Tenemos que subir una pendiente dura y peligrosa. El terreno es resbaladizo y hay que andar con mucha precaución para evitar una mala caída. 
Por fin llegamos a un camino ancho que desemboca en la pista blanca del Canal. 
09:55 horas. Puente. 


Nos asomamos al cauce. 
Continuamos por el camino blanco, pero enseguida lo abandonamos para descender por senda estrecha. Otra vez tenemos que extremar las preocupaciones porque la tierra y las piedras sueltas convierten la bajada en un riesgo. 
Seguimos por senda cerrada y llena de vegetación.


 
Un par de aliviaderos asoman entra la maleza. Están secos.
Por esta zona debería de estar el pequeño manantío-fuga del que me hablaron. 
Pero no vemos ni rastro de humedad. 
Continuamos por la senda. 
Me acerco a una zona más despejada. Un gardatxo de buen tamaño se sobresalta al notar nuestra presencia y huye al interior de la maleza. 


Salimos a un tramo de hormigón que canaliza el aliviadero del canal y por él avanzamos unos cuantos metros hasta que decidimos atravesar un olivar. 
Por buen camino salimos a la carretera de San Martín. 
Junto al barranco de la Garganta hay un camino a la dcha. que nos introduce hacia la Carravieja. 

7 de septiembre de 1494. En la Carrera vieja se vendimia primero. 
En el dicho concejo por todos hunánimes fue ordenado que quoalquiere que querra vendemar ata dos cargas, que la faga el martes o miércoles primero venidero, y no mas, salbo que de la Carrera vieja ayan de vendemar cada uno quando y quanto quisiere, etc. (J.M. Jimeno Jurío)(Merindad de Olite III. Documentación del Archivo Municipal de Tafalla (2).

Avanzamos por ese camino hasta llegar a una finca. 
El dueño está en el coche. Es un viejo conocido. 
Le contamos la mañana que llevamos y nos dice, más o menos, dónde puede estar el pequeño manantío. Otra vez lo buscaremos con más información. 
Nos enseña todo. La finca, que era de su abuelo, se la quedaron una hermana y él. 
Nos despedimos y continuamos el camino. 
Paramos en un carasol y reponemos fuerzas. 


Al fondo nuestro amigo el Moncayo se muestra como señor de todo el paisaje. 
Seguimos. 
Un rumor continuo y agradable de agua nos hace detenernos. 
Estamos en las inmediaciones del nacedero del Barranco de la Garganta. 
El agua es imposible de ver. La vegetación es tan exuberante y tupida que tapa todo el cauce, pero el sonido del caudal es un gozo para nosotros.
En el cantillo de una pieza divisamos otra cabaña de piedra.

 
Desde la distancia, parece estar en peor estado que la que hemos visto al comienzo del recorrido. 
Salimos a la carretera y regresamos por ella. 
12:00 horas. Terminamos nuestro recorrido.
Una zona interesante de Tafalla pero, todo hay que decirlo, no muy recomendable en algunos tramos por la vegetación excesiva y las zona de mal andar. 




 

miércoles, 21 de mayo de 2025

Mirador del Arquillo (Falces)

 

Domingo, 18 de Mayo de 2025

La revista Conocer Navarra publicó hace tiempo un recorrido para visitar el Mirador del Arquillo en Falces. 
Buceando en wikiloc me encontré una ruta del amigo Sergismundo por ese mismo lugar. 
La había subido en noviembre de 2014, es decir, hace más de 10 años. 
Decidimos seguirla y ver el estado de la misma. 
¿Se habrán conservado los paneles y las flechas indicadoras?
Hoy, aprovechando la mañana primaveral tan inusual en estos tiempos, nos vamos a Falces a hacer este recorrido cercano y desconocido. 
Son las 08:30 horas. Aparcamos el coche en la orilla de un camino y salimos. 
La mañana está estupenda para andar. El termómetro marca 15º y el cielo azul se ve moteado por alguna pequeñas nubes deshilachadas. 

-      Hasta San Urbano (19 de mayo), no está libre de hielos el hortelano. 


Comenzamos a subir. 
El camino, ancho y bueno, se asoma hasta las inmediaciones del río. 
El viejo Runa (como se le conocía en la Edad Media al Arga) transita plácidamente hasta la presa, donde sus aguas se dividen y se agitan.

 
Una flecha en un poste nos da la primera indicación: Cabaña de los Gemelos.
Abandonamos el camino que llevamos y tomamos una desviación. 
Un olivar bien cuidado y alineado nos sale al encuentro.


Nuestra experta en olivas nos dice que es de la variedad Arbequina y que tiene mucha muestra. 
Sus ramas rebosan de flores que auguran una formidable cosecha. 

09:00 horas. Cabaña de los Gemelos.


 Una eficaz rehabilitación hace que la construcción se mantenga en muy buen estado. 
Entramos en su interior. Está limpio.



 
Un cartel, todavía en buen estado, nos informa sobe las cabañas del término y la vida de antaño. 
Volvemos sobre nuestros pasos. 
Caminamos tranquilos, saboreando el paisaje. 


Una nueva flecha nos dirige a la siguiente caseta. 
El terreno tiene mucha más vegetación. 
La cabaña también se encuentra en buen estado. 


Entramos a visitarla. 
Regresamos a nuestro camino. 
Entre campos de cebadas, comenzando a amarillear, llegamos en veinte minutos a la siguiente flecha. 


Abandonamos el camino y nos internamos unos pocos metros. 
09:35 horas. Cabaña de Mari Ochoa. 


Es un poco mayor que las anteriores y, como la de Romualdo, tiene dos habitáculos. Uno para el pastor, donde se adivina la antigua chimenea, y otro para los ganados. 
La hierba está muy alta y no apetece quedarse mucho rato. 
Salimos al camino. 
Al final de éste se encuentra el parque eólico de Moncayuelo. 
Estamos, casi, en la muga con Tafalla. 
Los molinos, alineados y flanqueando el camino, nos invitan a mirar al fondo. 



La punta de Moncayuelo, que emerge entre los altos postes decorados por Pedro Salaberri, parece abrigar la esperanza de que llegaremos hasta él. 
Pero hoy no toca. 
Nos viene a la cabeza la vieja jota jocosa:

Navarro canta en el Monte
y Calandria en Moncayuelo, 
y Jacinto "Matigüela" encima de un pedruguero. 
 
Giramos a la izda. y al final de la pista volvemos a hacer lo mismo. 
10:10 horas. Mirador del Arquillo. 



Un panel bien conservado nos ilustra sobre las energías renovables. 
Un pequeño cercado nos sirve de asiento y reponemos fuerzas. 
Pero antes hacemos una visita panorámica a nuestro alrededor. 
Alaiz, la Peña, la Higa y hasta un trozo de Izaga cierran en el N. el paisaje. 
Casi enfrente, Montejurra también se deja ver. 



A nuestros pies, la vega del Arga es un espectáculo. 
Por camino herboso y florido descendemos suavemente buscando la carretera. 
Las margaritas y las amapolas alfombran el suelo. A nuestra izda. los campos de colza han perdido la flor, dejando ver las pequeñas vainas que traerán abundantes frutos. 
Un corral de ladrillo se queda en la orilla del camino. 


Es el Corral del Arquillo. 


Las flechas nos indican la dirección de la presa. 


En medio de la vegetación, un panel en buen estado nos informa de los recursos naturales y de su aprovechamiento. 
Cruzamos la carretera y continuamos hacia el río. 
En la presa el agua corre con fuerza.

 
Un panel nos dice que estamos en una reserva natural: la del Arquillo y de Valbaracés. 



El visón europeo, las garcetas y los barbos son unos de los muchos pobladores de este río importante que, naciendo en los parajes mágicos de Quinto Real, da vida a numerosas poblaciones, entre ellas Pamplona, hasta entregarse al río Aragón en el vecino Funes. 
Un tramo de camino, frondoso y fresco, nos lleva hasta un campo de cebada. Lo orillamos  y salimos a una pista blanca. 
Continuamos nuestra excursión. 
Llevando el soto a la dcha., un ruido monótono y cada vez más intenso nos acompaña. 
Cruzamos el puente sobre el Arga y seguimos caminando. 
11:30 horas. Central hidroeléctrica.



El ruido de las turbinas, sin ser ensordecedor, se impone en medio del lugar solitario. 
En la zona de las compuertas, el agua hace grandes remolinos. 
El camino tuerce bruscamente a la izda. y regresamos paralelos al que hemos traído. 
Un poco más adelante, una construcción nos obliga a pararnos. 



Estamos en el nacedero del río Arlás. Sus aguas servirán para llevar el riego a una buena extensión de hectáreas agrícolas. 
Nuestro recorrido toca a su fin. 
El camino desemboca en la carretera.

 
La cruzamos y nos detenemos un momento ante el panel de inicio del recorrido. 
Ascendemos por el camino en el que hemos dejado por la mañana el coche. 



12:10 horas. Al abrigo de la cantera abandonada terminamos la excursión de hoy. 
Un recorrido precioso a escasos 25 minutos en coche desde casa. Sorprendente, cómodo y enriquecedor. 




 




lunes, 7 de abril de 2025

Las Peñas del Adiós (Javier)



Domingo, 6 de abril de 2025

Este año, por motivos laborales, una buena amiga no pudo hacer la Javierada. 
Hoy nos vamos a caminar por aquellas tierras y, después, haremos una visita al Santo. 
Son las 08:50 horas. Aparcamos junto al museo de Javier y salimos. 
El día es una maravilla. 
Un cielo azul, limpio, se recorta con la Sierra de Leyre. La temperatura es buena: 10º.

Abril, hace a los campos reir 

La hierba está empapada de agua. Las últimas lluvias y el aguazón de hoy se dejan notar.
La Cañada Real de los Roncaleses pasa muy cerca del castillo. 
En el tramo que va del Monasterio de Leyre a Sangüesa hay un alto que se llama, así lo podemos ver en Idena, las Peñas del Adiós. 
Y vamos a visitarlas. 
Antes de dejar la carretera para continuar por camino, nos detenemos un momento para disfrutar del Barranco de las Viñas Viejas.
 

Baja alegre y veloz, como si tuviera prisa por juntarse con el río Aragón.
Entramos en camino herboso y húmedo. 


Entre las zarzas apreciamos uno de los pocos mojones de la Cañada que sobreviven al paso del tiempo.

El suelo se vuelve pedregoso. Salimos a un pista que cruza el terreno de E. a O. 
 

En la intersección, un antiguo poste, descolorido y abandonado, nos dice con su flecha que sigamos el GR 13. Ese es nuestro camino. 
Poco a poco vamos ascendiendo. 
El terreno es pedregoso e incómodo. 
El entorno cercano está poblado de bojes y zarzamoras. 
Los cerros próximos se han repoblado de pinos. 
Y entre los bojes, podemos disfrutar de unas vistas magníficas.


La Peña de Izaga recorta su silueta en el horizonte y unas hilachas de nubes adornan su cima como si fuera una diosa de la primavera. 
Entramos en un terreno llano. 
Dos o tres charcos nos obligan a orillarnos empujando las ramas de los bojes. 
09:45 horas. Llegamos a lo más alto del tramo.


La Peña del Adiós (581 m) está coronada con una esbelta cruz de acero. 
Nos detenemos. 
Salimos a la orilla del camino y nos acercamos a verlo todo de cerca. 


En el letrero de la cabecera de la cruz, en lugar de la leyenda INRI, pone "La Peña del Adiós".


Junto a ella hay una placa, también en acero, donde se explica la historia de este lugar.
Para poder leerla mejor, transcribo lo que pone en ella. 

En 1525 Francisco Javier marchó a París para estudiar en la Universidad de la Sorvona (sic). Tenía 19 años. Al llegar a esta colina, Javier detuvo el caballo y miró, por última vez, el castillo familiar, la tierra y el paisaje que le vio nacer. 
En París coincidiría con Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. 
En este lugar, desde tiempo inmemorial los pastores del Roncal que pasan con sus rebaños rezan a la Virgen cuando ven desde aquí las peñas de Ujué cuando bajan a la Bardenas a pasar el invierno. Al subir rezan a San Salvador al divisar el Monasterio de Leire. Al atravesar por los términos del castillo de Javier pagaban un cordero y cinco sueldos como cuota por el pasto. 

Aprovechamos el lugar para echar un bocado.
Otra buena amiga, al enterarse de que íbamos a venir aquí, se apuntó a la excursión. Ha traído un suculenta tortilla de patata para almorzar que convierte la parada en todo un acontecimiento. 
Descendemos por el mismo camino de la subida. 
Hace calor y estorba la ropa. 
La imponente sierra de Leyre cierra el paisaje. 


Las cimas de Arangoiti y Eskalar con su gendarme nos traen recuerdos de jornadas de nieblas, nieves y sol.
11:15 horas
Llegamos al coche. Nos montamos y aparcamos frente al castillo. 
Hacemos una visita a la iglesia y nos acercamos hasta el Hotel Xavier para descansar un momento en su terraza. 
Una excursión fácil y bonita para descubrir un paraje recóndito de nuestro paisaje y de nuestra historia.