Tenía guardada una excursión para un día con prisas que me pasó Sergismundo. Es una vuelta bonita. Se visitan la Laguna y la Balsa de Romerales, el muladar y se vuelve por las Rocas al Planillo. Hoy es el Corpus. Los auroros han cantado cerca de casa y, por sus atuendos, se adivina que viene el día caluroso.
Son las 08,00 horas. Magán marca 18º y la farmacia 16º. Sin viento y con estas temperaturas, vamos a sudar la gota gorda.
Cuando se seca el río, llora la huerta.
Subimos a la cooperativa del cereal para salir a la carretera de Miranda.
Entre el Caracierzo de la Celada y Margalla, los trigales comienzan a perder el tono verde oscuro. Las cebadas, resignadas ante la falta de agua, inclinan sus cabezas amarillas esperando la inminente siega.
En el primer cruce del Planillo, descendemos por el camino de la izda. en dirección a La Laguna.
En la hípica ya hay actividad.
El camino que rodea la balsa es amplio y está en buen estado.
La cerca, con alambre de espino, deja un espacio herboso que en invierno se inunda, impidiendo incluso el paseo de hoy.
Cruzamos el barranco que alivia a la balsa y ascendemos hacia el Caserío de la Laguna. Son las 08,45 horas.
La estrecha carretera asfaltada nos acerca hasta el antiguo vertedero comarcal.
La montaña de los residuos que se han ido enterrando a lo largo de los años, poco a poco se va cubriendo de vegetación.
09,00 horas. Balsa de Romerales. La superficie esta en calma. El tiempo parece detenerse en este lugar. Rodeada de pinos, campos de labor y cerros poblados de romeros, es uno de los paisajes más hermosos de Tafalla. A finales de verano se suele secar y muestra su fondo salitroso, salpicado de manchas de fango.
En invierno, entre algaradas de nieve, o en primavera con los romeros en flor, este paisaje nos deja sin palabras.
¿Dónde se prefería poner las viñas?¿En terrenos expuestos al sol, al abrigo, en zonas
donde no había peligro de heladas? ¿Cuándo solía helar?
Se preferían las tierras oreadas. La uva “se hace” hacia
San Fermín, y si no está en zona fresca y oreada, se “cuece” en
verano.
El mayor peligro de heladas era por San Marcos (25 de
abril), cuando en las cepas, después de la etapa “en yesca”
(sin “mover”), ya se habían roto los “botones” y habían salido
los pámpanos que eran los que más sufrían.
En los “caracierzos” había menos peligro de heladas, porque
normalmente corría el aire. Sin embargo en los “hoyos” helaba
más. Había dos viñas en zonas bajas, próximas a la carretera
de Miranda, propiedad de dos viticultores (cuyos nombres
menciona) y otra de unas 7 robadas, propiedad de su familia,
cerca de la balsa de “Romerales”, también en zona baja, donde
“helaba todos los años sin helar” (aunque no helara,
propiamente). Eran como el “termómetro” de las heladas.
Las viñas situadas en terrenos con semejantes
características, se helaban las que más, casi sin caer hielo.
Pero las mantenían, porque como la tierra era muy buena en
los hondos, echaban parras enseguida, y se recuperaban
pronto.
(De una entrevista de Juanjo Costa a Gabriel Armendáriz "Margain")
La ruta de Sergio sigue en dirección a Valditrés.
Antes de salir al camino que lleva a Candaraiz, torcemos a la derecha y nos adentramos en el pinar. La senda es buena; vieja y poco transitada, tiene buen andar. Da un giro de 180º y caminamos paralelos al camino que traíamos.
Se agradecen las sombras de los árboles.
En la orilla del camino, aprovechando las características del suelo, proliferan los cados.
10,00 horas. Muladar. Entramos un momento.
Los huesos blanqueados por el sol se asemejan a las piedras calizas tan abundantes por aquí.
En lo más alto del cerro (462 mts) volvemos a disfrutar de la vista de la Balsa de Romerales.
Buscamos una sombra y echamos un bocado.
El camino se convierte en senda mientras desciende a Porputiain.
10,25 horas. Dolina de Porputiain. Nos acercamos a echarle un vistazo. El rumor del agua pone un punto de frescor en el fuerte calor que ya soportamos.
El agua viene de la balsa cercana, de las fuentes de Porputiain, que se oculta bajo la tierra para volver a salir aquí.
Cruzamos el Prado de Rentería y llegamos al camino que va junto a la ladera de Las Rocas. La pared cercana está llena de agujeros. Los abejarucos salen veloces hacia los campos cercanos.
A la altura de la solitaria sabina, subimos por la ladera al camino de arriba y continuamos en dirección E.
El calor aprieta y las cuestas se hacen duras.
10,50 horas. Llegamos a lo más alto donde se encuentran el mojón de la Cañada, el pino solitario y la piedra de Manolo. Echamos un vistazo rápido a la balsa circular de Porputiain y continuamos.
Tenemos prisa. Queremos llegar a la Procesión y estamos lejos del pueblo. Apretamos el paso y el calor parece multiplicarse.
Pasamos junto a la hípica y salimos otra vez a la carretera de Miranda.
En Galloscantan echamos un rápido vistazo a la lápida encontrada recientemente.
A buen paso entramos en el pueblo.
Un bonito paseo el realizado por Sergismundo. Aunque es una zona que visitamos con cierta frecuencia, cada vez que vamos nos sorprendemos con algo diferente.
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