Domingo, 10 de diciembre de 2017
Hace un par de meses me informó Félix Txirolas de una abejera antigua en el Canto del Plano. Pasados unos días fui a verla para preparar una excursión dominical con mis acompañantes. Además, me avisó Txirolas, está un poco escondida.
Hoy había pensado ir a Olleta y subir desde allí al Amuña, pero con esto de la ciclogénesis (que se quedará en agua de borrajas, como pasa siempre) he preferido que visitásemos la abejera.
Son las 08,00 horas. La temperatura es baja: 5º, pero, sin aire, no hay sensación de frío intenso. El cielo está encapotado, plomizo. Esperemos que lleguen las lluvias en abundancia.
En diciembre, heladas y migas almorzadas.
Salimos por los "enredos" para tomar el camino del Curtido.
En un rincón de la zona ajardinada, la Peña El Aguazón ha puesto unos cuantos arbolicos con el compromiso de seguirlos.
Una placa indica el lugar de la plantación.
Antes de salir de la urbanización, nos detenemos un momento a contemplar el amanecer.
El camino, junto al corral de la Somatilla, nos acerca hasta las Badinas.
Algunos pasaentes ya vuelven con sus perros.
Cuando rebasemos la central, el camino nos acercará hasta la abejera.
En las viñas, los sarmientos enrojecidos por el frío esperan la tijera del labrador para una poda necesaria.
Los campos, que hasta hace poco estaban tupidos de maíz, dejan al descubierto los postes desnudos del riego.
En el primer cruce a la dcha. nos desviamos y nos dirigimos hacia la falda del Plano.
Un cruce nos hace seguir por un camino viejo entre dos piezas.
En 18 de noviembre de 1717, manifiesta Joseph de Osés, guarda del término de la Somatilla, que el lunes último a las tres horas de la tarde, en viña de Juan de Ardanaz en el término del Curtido, cogió dos ganados de Sevastián de Garraza, el Zurdo, y los entregó a su hijo. (Fernando Maiora)(Tafalla del Reino de Navarra)
A la altura de la abejera tenemos que cruzar una pieza de girasol ya cosechada.
09.00 horas. Abejera.
La construcción, aunque tiene la apariencia de estar destartalada, se mantiene en pie. Hoy hace frío y no se ve actividad, pero un mes antes, como todavía hacía calor, no me pude acercar mucho porque las abejas empezaron a mosquearse con mi presencia.
Damos una vuelta por el contorno y la observamos.
Junto al banco de piedra, recogemos los restos de una extracción de miel.
Por la orilla de la pieza próxima nos encaminamos hacia el arbolado.
Entre encinas, unas colmenas modernas están mas resguardadas que la vieja abejera.
Uno de los caminos principales del Plano nos lleva hasta un cruce. En unas piedras, a modo de asiento, aprovechamos para reponer fuerzas.
La vuelta la hacemos por un sendero estrecho en medio del arbolado. El paisaje, en un día invernal como hoy, es único.
Los enebros y las coscojas dan paso a las encinas que, con su elevado porte, hacen del bosque un lugar fantástico.
Cuando termina la senda, mis acompañantes se sorprenden de que salgamos a las inmediaciones del Corral del Plano. Habían perdido por completo la orientación en medio de la vegetación.
Tomamos el viejo camino que bordea la antigua gravera y bajamos por el de Falces.
Una bandada de estorninos sobrevuelan los olivares a la rebusca de las aceitunas que no han caído tras el vareo.
10,20 horas. La fuente de los Falces sigue manando con fuerza. Alimentada por el intenso regadío de los maizales próximos, ha olvidado los años de penurias en que se secaba en cuanto escaseaban las lluvias.
Pasamos junto a la finca de Txirolas, que está dando explicaciones a un visitante y no advierte nuestra presencia.
En el cruce de caminos de la Cuesta del Melón y de Falces, la vieja lápida aguanta, sólida, los embates del viento que poco a poco está empezando a soplar.
A las 10,30 horas entramos de nuevo en la urbanización. La mañana ha cambiado, a peor. El viento y unas finas gotas de lluvia nos acompañan en la entrada al pueblo.
Estamos a las puertas del invierno. Ha tardado en llegar, pero no va a faltar a su cita.
Un cruce nos hace seguir por un camino viejo entre dos piezas.
En 18 de noviembre de 1717, manifiesta Joseph de Osés, guarda del término de la Somatilla, que el lunes último a las tres horas de la tarde, en viña de Juan de Ardanaz en el término del Curtido, cogió dos ganados de Sevastián de Garraza, el Zurdo, y los entregó a su hijo. (Fernando Maiora)(Tafalla del Reino de Navarra)
A la altura de la abejera tenemos que cruzar una pieza de girasol ya cosechada.
09.00 horas. Abejera.
La construcción, aunque tiene la apariencia de estar destartalada, se mantiene en pie. Hoy hace frío y no se ve actividad, pero un mes antes, como todavía hacía calor, no me pude acercar mucho porque las abejas empezaron a mosquearse con mi presencia.
Damos una vuelta por el contorno y la observamos.
Junto al banco de piedra, recogemos los restos de una extracción de miel.
Por la orilla de la pieza próxima nos encaminamos hacia el arbolado.
Entre encinas, unas colmenas modernas están mas resguardadas que la vieja abejera.
Uno de los caminos principales del Plano nos lleva hasta un cruce. En unas piedras, a modo de asiento, aprovechamos para reponer fuerzas.
La vuelta la hacemos por un sendero estrecho en medio del arbolado. El paisaje, en un día invernal como hoy, es único.
Los enebros y las coscojas dan paso a las encinas que, con su elevado porte, hacen del bosque un lugar fantástico.
Cuando termina la senda, mis acompañantes se sorprenden de que salgamos a las inmediaciones del Corral del Plano. Habían perdido por completo la orientación en medio de la vegetación.
Tomamos el viejo camino que bordea la antigua gravera y bajamos por el de Falces.
Una bandada de estorninos sobrevuelan los olivares a la rebusca de las aceitunas que no han caído tras el vareo.
10,20 horas. La fuente de los Falces sigue manando con fuerza. Alimentada por el intenso regadío de los maizales próximos, ha olvidado los años de penurias en que se secaba en cuanto escaseaban las lluvias.
Pasamos junto a la finca de Txirolas, que está dando explicaciones a un visitante y no advierte nuestra presencia.
En el cruce de caminos de la Cuesta del Melón y de Falces, la vieja lápida aguanta, sólida, los embates del viento que poco a poco está empezando a soplar.
A las 10,30 horas entramos de nuevo en la urbanización. La mañana ha cambiado, a peor. El viento y unas finas gotas de lluvia nos acompañan en la entrada al pueblo.
Estamos a las puertas del invierno. Ha tardado en llegar, pero no va a faltar a su cita.
En este enlace se puede ver el recorrido de hoy.
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