Siguiendo con nuestro programa de ir haciendo, poco a poco, las rutas que propone Zona Media a Pie, hoy nos acercamos a Caparroso.
De primeras, da la sensación de que allí no vamos a llevarnos muchas sorpresas. Nada más lejos de la realidad.
Son las 09:00 horas. Aparcamos al lado de la parroquia de Santa Fe.
Nuestro termómetro marca 0º (la sensación térmica es de -1º), pero la ausencia de viento hace que, bien abrigados, no notemos la temperatura tan baja.
El sol de marzo temprano, es para el campo muy sano.
El cielo está despejado, aunque las brumas nos impedirán disfrutar de los paisajes lejanos.
El cartel que informa del recorrido está pintarrajeado.
Gente inculta y sin el más mínimo respeto por lo que es de todos se ha dedicado a escribir frases estúpidas que impiden la lectura de lo que realmente interesa.
Salimos del pueblo y tomamos el Camino del Sotillo que nos invita a adentrarnos en un paisaje casi lunar.
La vista que tenemos ante nosotros es un espectáculo.
El terreno, árido y erosionado, tiene un encanto especial.
Vamos subiendo despacio, mirando a dcha. e izda. porque cada rincón, cada montículo, merece una parada.
A nuestra dcha., en medio de tanta desolación, emergen las ruinas del Santo Cristo.
Llegamos a un portillo; un poste nos avisa de lo que podemos disfrutar si nos desviamos un poco.
Ascendemos.
Una antena de comunicaciones corona la altura.
09:45 horas. Mirador de la Pata del Soldado.
Una mesa informativa nos explica lo que tenemos delante.
Lamentablemente la bruma impide ver todo lo que ahí se ofrece.
A pesar de ello, las vistas son una maravilla.
Ha merecido la pena subir.
Volvemos sobre nuestros pasos.
Un pequeño almendrolar tiene los árboles floridos.
En el horizonte asoma lo que parece ser un vértice geodésico.
Estamos de nuevo junto al poste y seguimos la ruta.
La senda estrecha y marcada nos invita a caminar por encima de algunos cortados.
El sendereo es seguro, sin ningún peligro.
Las vistas son espectaculares.
Vemos, desde otra perspectiva las ruinas del Cristo.
El paraje por el que transitamos, según mis informaciones, se llama la Corraliza del Sabinar.
Un poco más adelante, la parada se hace obligatoria.
Estamos debajo del mirador de la Pata del Soldado.
El cerro impone.
El sendero nos conduce a un camino ancho.
10:30 horas. Ruinas del Cristo.
Aunque han reforzado algunas zonas para evitar el hundimiento, la ruina es total.
Un cartel limpio (hasta aquí no ha llegado el vandalismo) explica la historia del lugar.
En un banco cercano nos sentamos y echamos un tentempié.
Disfrutamos del río Aragón, los campos y toda la llanura que se abre a nuestros pies.
Antes de regresar, bajamos al lugar donde se hallaba la antigua Abadía de Caparroso.
Han hecho una sencilla reproducción
y también han colocado un panel informativo.
Volvemos al camino y torcemos a la izda.
En la ladera dcha. se encuentra una excavación que sacó a la luz antiguos vestigios del poblado del siglo XII al XIV.
Dos magníficos paneles descubren a los caminantes la riqueza arqueológica del lugar.
Una vez alcanzada la parte más alta del camino, comenzamos el descenso hacia el río.
A nuestra izda. tenemos los paredones desnudos de tierra. Sobre nuestras cabezas media docena de buitres planean en silencio y se alejan hacia el O.
Al llegar al cruce de caminos un poste nos señala el río y los sotos.
Entramos en el término de Corseras.
Saliéndonos del recorrido oficial, tomamos el camino que sigue de frente y, por el soto, llegamos a la orilla del Aragón.
El río baja manso, lento. Invita a quedarse un rato contemplándolo.
Volvemos al recorrido y continuamos en dirección al pueblo.
El Soto del Puente es nuestro último tramo por este final fluvial.
11:40 horas. Antes de montarnos en el coche vemos que la iglesia está abierta.
Entramos un momento para visitarla.
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