Domingo, 15 de octubre de 2023
Hoy también vamos a dar una vuelta corta pero interesante.
Un compromiso de alguien del grupo nos obliga a salir casi a las 10 de la mañana. No importa. Para visitar la Aquitana y sus dos cabañas de piedras rehabilitadas, la hora es lo de menos.
El día está un poquitín fresco. No hace frío. Nuestro termómetro marca 14º.
En octubre, cubre con afán y tendrás buen pan.
En el cielo, las nubes son más numerosas que los claros. Es un anuncio de los temporales de otoño que no terminan de entrar.
Abandonamos la carretera de Artajona y, después de pasar el polígono comercial, nos adentramos por el camino que discurre entre Losillas y el Vaquero.
En el primer cruce tomamos el camino de la dcha. que nos lleva directamente a las obras del TAV.
Caminamos en dirección O.
Cruzamos el terreno aplanado y observamos la negra boca del túnel. Las tierras removidas serían un barrizal intransitable si el otoño, como es su deber, se hubiera puesto de aguas.
Al pasar junto a un zarzal recordamos a Sasín, que nos habló de la fuente que está ahí dentro, con caño y todo. Un buen trabajo para proponer al Voluntariado Medioambiental de Tafalla. El desbroce y saneamiento de la pequeña balsa que se deja ver entre los carrizos nos puede deparar alguna sorpresa agradable.
Unos metros más adelante nos detenemos para saborear el paisaje.
Al otro lado del canal, el Corral de la Aquitana espera una rehabilitación que le permita reverdecer glorias pasadas.
10:35 horas. Cabaña de la Aquitana.
Situada en un cruce de caminos, ha sufrido una transformación espectacular. La hemos conocido hace muchos años sin tejado y medio en ruinas y, ahora, gracias al trabajo del Voluntariado ofrece al paseante una imagen fantástica.
El esmero con que se ha recuperado es digno de admiración.
En el cabezal de la puerta, felizmente, Marcos Ciérvide Palacios, abuelo de los Ciérvides, tuvo la gran idea de poner la fecha en que se realizó la construcción: 15 de noviembre de 1951.
Nos detenemos un rato a disfrutar de la caseta. En la trasera de la cabaña han habilitado un banco de piedra largo que permitirá, además de descansar, disfrutar de un entorno maravilloso.
Seguimos camino adelante hasta llegar a la pista que va paralela al canal.
Torcemos hacia la dcha. y, antes de llegar al puente, llegamos a la siguiente cabaña.
Cabaña de Chispas.
El grupo del Voluntariado también está rehabilitando esta cabaña de piedra.
En su interior, se aprecian las tres vigas de piedra que sujetan la techumbre.
Los extremos de las vigas están fuertemente encajados en las paredes para dar solidez a la construcción.
La fecha de construcción de la primera cabaña (1951) sirvió para que Sasín, en una de nuestras conversaciones, hiciera memoria y aventurase la fecha de ésta:
La Cabaña de Chispas, también realizada por Marcos Ciérvide Palacios, fue construida unos cinco años antes, es decir en 1946.
De uno de los tres hermanos, propietarios de la caseta de Chispas, es la famosa anécdota tafallesa:
Marchó a la Argentina y estuvo muy poco tiempo. Cuando volvió a casa, vio unas layas apoyadas en la pared de la entrada y le preguntó a su padre con marcado acento argentino ¿ché, qué son esos pinchitos? El padre le dijo: Mañana por la mañana ya verás lo que son, ya. (Mis conversaciones con Jesús Marco Liberal "Sasín")
Volvemos por el camino del canal y bajamos por el desvío que sigue al que hemos tomado a la ida.
Hay una cabaña de piedra, en la orilla de una pieza, que no podemos dejar de visitar.
Aunque vieja y abandonada, conserva el buen porte de su construcción.
Su techumbre, como curiosidad y valor, es un tejado a cuatro aguas. Convenientemente rehabilitada, será otra de las joyas de la Aquitana.
Pasamos un momento a la otra pieza y observamos desde esta perspectiva las ruinas de un corral, del que no conseguimos saber su nombre, que siempre nos llama la atención.
Iniciamos el camino de vuelta por donde hemos venido.
Al llegar a las obras del TAV, nos desviamos a la dcha. y nos adentramos en el Vaquero.
En las fincas de recreo no hay nadie.
Seguimos descendiendo.
En el Costal, el camino nos regala una bonita vista. El otoño se va abriendo paso, poco a poco, a pesar de las altas temperaturas.
A las 12:00 horas salimos a la carretera de Estella.
La cruzamos y nos acercamos hasta la gran cruz devocional que se encuentra en el camino que rodea el Alto de las Cruces y desemboca, casi, en el cementerio de Margalla.
Un paseo corto y cómodo. Ideal para disfrutar de las cabañas de nuestro entorno. Una visita, me atrevería a decir, obligatoria si se quiere conocer un poco mejor nuestro rico patrimonio rústico.
En este enlace se puede ver el recorrido de hoy.
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