Domingo, 28 de julio de 2024
Hace unos meses quisimos hacer este recorrido. Llegamos a Murillo el Fruto y, a pesar de que el cielo estaba muy encapotado, salimos a andar. A los 200 m más o menos nos tuvimos que volver. Los truenos y relámpagos anunciaban el aguacero que se nos venía encima. Llegamos al coche con las primeras gotas y regresamos a casa.
Son las 08:30 horas. Aparcamos junto al cartel anunciador del recorrido.
Esta vez el día es totalmente distinto. El termómetro marca 23º y la jornada se anuncia fuerte.
Como es una ruta corta (la web de Zona Media dice que de hora y media) nos animamos a conocerla y disfrutarla.
De Virgen a Virgen el calor aprieta de firme; antes y después, verano no es.
El cielo está despejado y una suave brisa, a estas horas, refresca la caminata. Para cuando quiera calentar de verdad estaremos en casa.
Echamos un vistazo al cartel situado al comienzo del recorrido.
Está limpio y bien conservado. Es de gran utilidad porque informa de lo que encontraremos en este recorrido circular de hoy.
Cruzamos la carretera que sube a Ujué y seguimos un camino que sale del pueblo.
Un matojo de flores llama nuestra atención. Lozano y lleno de color, destaca en la pared en que se apoya.
Las flores, Don Diego de noche, son una explosión de tonalidades.
Al llegar a un cruce de caminos tomamos el de la izda.
El terreno es un secarral que recuerda el paisaje bardenero.
Seguimos ascendiendo.
Un nuevo cruce, tomando el camino de la izda., nos introduce en un pinar.
Se agradece la sombra.
Algunos ejemplares se retuercen buscando la humedad y la supervivencia.
Por camino ancho, descendemos.
Pasamos junto a la planta de reciclar neumáticos y salimos, otra vez, a la carretera de Ujué. La cruzamos.
Una flecha y un cartel de precaución esperan a los caminantes en la cuneta.
A nuestra dcha. dejamos la Balsa Laprimendia y continuamos por camino ancho.
El día, por momentos, va cogiendo temperatura, aunque todavía se puede aguantar.
09:45 horas. Merendero.
Hay dos mesas de piedra. En una de ellas, vemos una dejadez que nos indigna, aunque no es la primera vez que encontramos esto en el campo.
Bolsas y latas tiradas y abandonadas en la mesa. Y los más grave, a escasos 20 m de un contenedor de basura.
El incivismo y la falta de respeto no tienen límite.
Limpiamos todo aquello y, aprovechando la sombra, echamos un bocado.
Cuando reiniciamos la marcha, encontramos un cartel informativo que explica dónde estamos: El Castillar o Alto barrio.
Encima del cartel han colocado un letrero muy oportuno: "Si venía en tu mochila, puede volver en tu mochila. Gracias por llevarte tus residuos".
Comenzamos a subir por la senda bien marcada del pinar.
Lo sombrío del lugar hace que el paseo sea agradable.
En la bifurcación que hay al lado de la cima tomamos el camino de la izda.
Nos conduce a un mirador.
Tiene una barandilla protectora de madera y una mesa panorámica que explica las vistas que tenemos de frente.
Desde esta perspectiva, podemos disfrutar de la vista de Murillo el Fruto, que se extiende a nuestros pies.
Volvemos sobre nuestros pasos y nos dirigimos a la cima que está coronada por una estatua dedicada al Corazón de Jesús.
Según explica el panel, en 1957, aprovechando una rehabilitación, un grupo de aficionados colocó dicha imagen de dos metros y medio de altura y dos mil quinientos kilos.
A pesar de lo singular del lugar y lo bien cuidado que está, todavía recogemos media docena de latas de refrescos tiradas por ahí.
Por el mismo camino de la subida, regresamos al principal.
Estamos en la Cañada Real de Salazar.
Un par de mojones así lo atestiguan.
Pasamos junto al depósito de aguas y entramos en el pueblo.
El calor empieza a ser importante.
Son las 10:40 horas. Nos montamos en el coche. Ponemos el aire acondicionado y regresamos a casa.
Una excursión corta, fácil, cercana. Merece la pena acercarse a Murillo el Fruto, eso sí, con otras condiciones meteorológicas, y conocer El Castillar y la Cañada Real del Salazar.
En este enlace se puede ver el recorrido de hoy.
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