domingo, 7 de agosto de 2011

En la desembocadura del barranco de Tamarices




Otra vez estamos aquí. La semana pasada nos fuimos a andar por un circuito micológico de la Valdorba. El paseo fue fenomenal. Disfrutamos del verdor del monte entre robles y bojes y nos adentramos en el hayedo más meridional de Navarra. Pero no había muchas más cosas que contar. Una vez más Besagatz se nos rió en las barbas.
Para este domingo hablamos de dar una vuelta por los caseríos de Candaraiz. El 4 de Abril hice en solitario esta excursión y tenía ganas de repetirla con Inma, Rosa y Juanjo.


Hace un par de semanas que no hablo con el Templao. Cualquier mañana de Fiestas nos juntaremos y echaremos un "pote" a gusto.


Son las 08,00 horas. Magán marca 19º y la farmacia 17º. En el cielo hay nubes y claros. Las previsiones son de calor y nada de lluvia. Por si acaso meto mi paraguas en la mochila. En el coche de Rosa y Juanjo nos vamos al caserío de Cortés en Don Galindo.


08,15 horas. Aparcamos en el caserío. La transformación del paisaje ha sido total. Grandes extensiones de maizales se extienden ante nosotros. El verde de las plantaciones, en algunas los aspersores están trabajando a destajo, contrasta con el amarillo pálido de las rastrojeras. Bajamos a la carretera de Miranda.



Enfrente nuestra hay una vieja abejera, bien conservada, y a su izda. se alzan los edificios de compactación de residuos de Mairaga. En diez minutos estamos en la vieja construcción. En su interior quedan algunos cunachos de cañas insertados en los agujeros, en los que las abejas iban confeccionando los panales. Tenemos "controladas", además de ésta, la abejera de Garbayo, la de Valgorra, la de Valmediano, otra que desapareció detrás de los pinos de Ereta cuando se hizo la autopista, además de las que había en el Canto del Plano, como la de mi amigo Félix Solchaga. Juanjo me comenta que eso da una idea de los ingresos extra en las economías familiares de antaño.




Rodeando una pieza de maíz y un cercado que no sabemos para qué sirve, comenzamos a subir por el cauce seco de la barrancada de Romerales. A los pinos les han hecho un buen trabajo de poda y limpia. Todo lo que se ha aclarado en los cerros está apilado en pequeñas tronqueras, listas para que se las lleven los camiones a la papelera.




08,35 horas. Laguna de Romerales. Está completamente seca. Como otras veces que la hemos visto así, el aspecto es desolador; blanca de salitre y cal, no hay el menor atisbo de vida. Este lugar es increíble. Si vienes en invierno o primavera, te seduce con su belleza inigualable, pero en este tiempo, cuando se sufre una sequía como la de este año, no habrá en nuestro término un lugar con tan poco atractivo; ni siquiera el Saso.




Seguimos por el camino en dirección O. A nuestra izda. rastrojeras y a la dcha. los cerros poblados de pinos. A mitad de camino dos cazadores están dando de beber a una jauría de perros. Ansiosos se empujan unos a otros tratando de meter el hocico en el cubo y echar el trago más largo. Nos dicen que están al conejo. La veda de la perdiz no se abre hasta Noviembre; en cambio, la codorniz se podrá cazar desde el 15 de Agosto.



A las 09,15 horas estamos en la Cantera de Ros o de Malamadera. Entramos un momento porque queremos ver la balsa de Valditrés. Es la única que tiene agua. El manantío la alimenta sin fallar y los carrizos han encontrado un lugar para prosperar.

Nos dirigimos en dirección S. Subimos la cuesta que nos introduce en Candaraiz. A las 09,30 horas, a nuestra izda., se queda el Corral de la Escolara y, campo a través, descendemos para subir una suave ladera y llegar, en diez minutos, al Caserío de Eulalio, también conocido por el de Candaraiz.




Está abierto y algunas partes han sido arregladas no hace mucho tiempo. En el interior de los bajos de la casa hay nombres escritos en sus paredes. En grueso trazo negro leemos: Ildefonso Goñi 1947.

"19 de febrero de 1503. Se toma el acuerdo de recuperar todas las tierras del término que han ocupado los vecinos de Olite, Miranda, San Martín y Pueyo. Son los terrenos más periféricos, la mayor parte liecos hasta que los cultivan los primeros que llegan. Pero ese derecho se entiende que es para los vecinos tafalleses en exclusiva. Como Esteban Çurico, que va a construir el corral de Candaraiz, y se le autoriza a cortar treinta pies de alcinos para cubrirlo" (J.M. Esparza Zabalegui)(Historia de Tafalla. Tomo I)


Empezamos a descender para llegar al Caserío de Sánchez. Ahora da gusto andar por el campo. Las piezas están en rastrojo y eso permite avanzar en línea recta sin tener que dar continuos rodeos para no hacer mal en los sembrados.

10,00 horas. Caserío de Sánchez. Es el que mejor conservado está del entorno. En la cuadra yo recordaba dos burros pero hoy hay uno más. Nos miran curiosos. Parece que sonríen y enseñan unos dientes grandes y feos. Hay que tener cuidado y no acercarse demasiado. Te pueden pegar un mordisco y darte un disgusto. Por algo les habrán puesto el nombre de burros.


Es hora de almorzar. Nos sentamos en un abrigo del cierzo. El día esta muy agradable, incluso hace calor, pero al parar es mejor evitar el aire. Se puede quedar el sudor frío y no apetece pasarse toda la semana que viene en la cama viendo las fiestas en el periódico.


Cuando vine solo, almorcé sobrasada mallorquina; hoy en cambio, en este secarral hemos traído unas latas de sardinas con tomate que levantan la boina. Los burros han salido al serenado a mirar lo que hacemos. Uno de ellos, seguro que al olor de las sardinas, comienza un rebuzno largo y profundo. Nos quedamos en silencio. Es un sonido que hacía un montón de años que no escuchábamos.


Desde aquí hay una vista preciosa. Larraga se asoma rodeando la torre de su iglesia. Montejurra recorta su silueta en un cielo azul y limpio y más a su izda. la sierra de Codés trae recuerdos de una mañana de verano en la que con el Templao subimos al Yoar. Con sus 1.416 mts. de altitud, es un excelente mirador hacia las tierras llanas de Navarra y La Rioja, aunque a nosotros, una inoportuna niebla nos privó del disfrute de sus vistas.

Miramos hacia el N. y observamos el Corral de Moreno, casi en la muga con Miranda de Arga. No hemos estado allí nunca. Otro día dejaremos el coche donde estamos ahora y nos daremos una vuelta por esos parajes.


"La altitud no rebasa los 400 mts. Cerretes de margas, muy erosionados, emergen en los grandes llanos aluviales (rasos de Candaraiz y el Saso), formados por depósitos de tierras arrastradas por los barrancos, secos gran parte del año, cuyas salidas hacia el Arga marcan los niveles más bajos del término municipal, en las mugas de Miranda (336 mts. en el barranco del Saso), y Berbinzana (324 mts. en el barranco de Candaraiz) (J.M. Jimeno Jurío)(Toponimia histórico-etnográfica de Tafalla)

Bajamos hacia la carretera de Miranda. Antes de cruzarla nos acercamos a la desembocadura del barranco de Tamarices en el de Candaraiz.



Los carrizos han invadido los dos cauces. Estamos en un sitio clave. A partir de aquí el barranco de Candaraiz llevará sus aguas hasta entregárselas al Arga. En Tafalla somos así de chulos. Nuestro término tiene dos vertientes; una la del Cidacos y otra la del Arga.



Cruzamos la carretera e iniciamos el ascenso, por buen camino de concentración, en dirección al Saso. A las 10,45 horas. llegamos al Caserío de Gregorio el Grande. El pozo, con su cúpula en forma de huevo, mira con tristeza la balsa vacía y cuarteada. La sequía de este año es importante. Nunca había visto esta balsa seca. Juanjo me dice que la de Lucas, en la falda del Buskil, también lo está. Hace poco vimos Cabriteras con muy poca agua y ya se habrá secado. Algún día tendrá que llover...




Por el camino que sale a la izda., junto a la pajera, volvemos hacia el coche. El Corral del Zorricco se asoma tímidamente para saludarnos. Adivinamos detrás de los pinos el Caserío de Gregorico, que desde su cerro vigila el Pozo Zacanatero y la Balsa de Justo.

El camino nos lleva entre maizales y viñas. Lazarau y Don Galindo se han transformado. De aquellas piezas sembradas de cebada y girasoles sólo queda el recuerdo. Ahora el maiz y las habas, con la llegada del agua del canal, se han adueñado de toda la ladera.


Salimos a la carretera. En el caserío de Cortés se ve brillar el coche. Subimos la cuesta y llegamos. Son las 11,35 horas.

A mis acompañantes les ha parecido una excursión fantástica. Ha merecido la pena esta vuelta. Casi sin darnos cuenta y disfrutando, hemos estado en Romerales, Valditrés, Candaraiz y Don Galindo.

El domingo que viene es el cohete y no haremos salida al campo. Para el otoño se nos ha ocurrido seguir el cauce del barranco de Candaraiz hasta el Arga. Ya encontraremos un "alma caritativa" que nos vaya a recoger a Miranda.

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