lunes, 2 de abril de 2012

Los avellanos de Valdelobos


Cuando tenemos prisa y no sabemos a dónde ir..., siempre tenemos algún lugar para dar una vuelta.
Queríamos volver a buena hora para llegar a la procesión del Domingo de Ramos y el sábado nos entraron las dudas. 
Es pronto para ir por detrás de la Solanoa a ver si se han recuperado los robles de la sequía. En el S., caminando hacia Las Fuenticas en Olite, el campo está muy maltrecho. La sequía lo ha machacado y no se disfruta mucho del paisaje. 
Le dije a Juanjo que pensara algo y que me sorprendiera. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 10º y la farmacia 8º. El día esta bueno para andar. No hay viento así que decido salir con poca ropa. 


Entramos por la calle Hortanco para ver los avances en las obras del Espacio Escénico. 
Salimos a las Adoberías y llegamos al Pozo Redondo. En la presa el agua se remansa. Hay tal escasez de lluvias que no salta. En un invierno normal sería un espectáculo verla. 
Juanjo me pregunta por la desaparecida fuente y le indico, más o menos, el lugar donde se encontraba. 


Por el "paseo marítimo" llegamos hasta el fondo de la nueva urbanización. En la   pequeña plaza, vacía, con la estatua dedicada a José Menéndez, recordamos su figura. Coincidí varios años con él en el viaje de Los Doce a Ujué. Hombre de profundas convicciones, tenía un carácter fuerte. En la Hermandad caminó bastantes años el primero. Tenía un "look" curioso. Iba siempre con zapatos de calle, bien domados, y debajo de la túnica, vestía camisa, corbata y americana. Compositor y escritor, le gustaba llamar a los personajes típicos y graciosos de Tafalla "personajes singulares". Él también era un hombre "singular".

Atravesamos el polígono comercial y llegamos a la Fuente del Rey. Son las 08,25 horas. Sigue echando agua. No tiene la alegría de antaño, pero mana. 
Cruzamos la autopista por el túnel y tomamos el camino de la izda. Entramos en La Navilla. 
Las viñas, podadas y limpias, reciben con alborozo la primavera. Las últimas lluvias, aunque escasas, han lavado la cara al campo; los almendros llevan tiempo vestidos de gala y los endrinos, como si fueran hileras de pompones blancos, saludan a los caminantes desde los ribazos y ezpuendas. 

08,55 horas. Llegamos a una hilera de avellanos que está junto al seco barranco. Han empezado a echar hojas. Desde este punto contemplamos Valdelobos. Una tenue neblina se agarra en el fondo del valle. La trasera de los Altos de la Guindilla es una muralla para los vientos cálidos del S.  En las cortas cebadas las gotas del aguazón brillan como diminutas lágrimas. Estamos convencidos de que tenemos enfrente un microclima.
Continuamos por el mismo camino hasta llegar al puente que cruza la autopista. Seguimos de frente y comenzamos a bajar. 
El camino vuelve a subir y luego desciende hasta llegar al principal que viene de la carretera. 

09,14 horas. Fuente de Orrocegui. Cuatro tafalleses, paseantes habituales, vienen hacia nosotros. Nos saludamos y nos dicen que saquemos fotos de la fuente porque, a este paso, dentro de poco la veremos sin agua. 
Es verdad; echa una tercera parte de agua que la última vez que pasamos por aquí. La situación es muy preocupante. Si falla está fuente es que la cosa es más grave de lo que parece; y nos parece mucho. 
Descendemos hacia el Maño. Un camión con tres grandes aspas de los molinos de viento está aparcado junto al bar. Cruzamos la carretera y llegamos a Siete Fuentes. Son las 09,35 horas. 


No apreciamos que haya bajado mucho su caudal. Echamos un par de tragos por aquello que se decía: el albañil, antes de empezar, moja la pared.
Sacamos los almuerzos. Es la hora. 
El caserío de Pueyo está silencioso y tranquilo. Los nogales que rodean la fuente todavía no han "movido". Por la carretera casi no hay tráfico. ¿Habremos retrocedido cuarenta años sin darnos cuenta?. Por la cercana vía, el Alvia pasa veloz y nos devuelve a la realidad. 
Hacemos una breve parada en el puente viejo para mirar el río. Juanjo me enseña las chipas y madrillas. Me dice que hacen falta un par de riadas para que se limpie el cauce de aguas detenidas y de algas. 
Cruzamos la vía y nos encaminamos hacia el S. Llegamos a la zona asafaltada y nos vamos a ver, de nuevo, el río en el puente que lleva a los invernaderos. 
Juanjo me señala algún barbo y más madrillas. Me dice que a finales de la primavera, bajaremos un día por las orillas del Cidacos hasta Tafalla. Él piensa que es la zona más bonita del río, hasta el Congosto. 

"17 de Septiembre de 1909: El Juzgado instruye diligencias en averiguación del hecho y sus autores. En un huerto que en el término del Congosto de la ciudad de Tafalla posee el vecino de la misma don Joaquín Garayoa, se cometió en la noche de anteayer uno de esos hechos salvajes, y que de una vez para siempre merecen sus cobardes autores un ejemplar y riguroso castigo.
Los cafres, dignos de vivir en el Rif, han destruído 95 plantas de coliflor, 26 olivos de vivero y 9 cardos.
Como siempre ocurre en casos idénticos, por desgracia repetidos con alguna frecuencia, los autores de la salvajada cometieron el delito en la mayor impunidad y hasta ahora se ignora quiénes sean". (El Eco de Navarra. Antes de Pamplona. Periódico liberal y defensor de los intereses de la misma)
10,20 horas. Volvemos para casa. En un pieza junto al camino han cortado unos cuantos olivos viejos. Han dejado los tocones y pensamos que no tardarán en salir los renuevos.
Pasamos junto al caserón que era el molino de Macocha. En la finca de al lado han hecho unos caballones bien trazados y limpios. Desconocemos si serán para espárragos u otro cultivo. 


Poco a poco llegamos a la presa de Recarte. Son las 10,50 horas. Ni gota de agua. Anuncian lluvias para Semana Santa. Juan Iribas, en su último libro, recoge un refrán chino: "Disfruta hoy, es más tarde de lo que es". Eso podríamos decir ahora contemplando el lecho seco del río: "Llueve ya, que es más tarde de lo que es". 
11,00 horas. Entramos en el pueblo. Hemos cumplido nuestro deseo. Visitar tres fuentes queridas y cercanas: la del Rey, Orrocegui y Siete Fuentes. 

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