miércoles, 25 de febrero de 2015

Cormoranes en el Cidacos



Domingo, 22 de Febrero de 2015

Antevíspera de la festividad de la Madre Ascensión Nicol. La aurora compuesta por Alberto Magán va a sonar por las calles de Tafalla. 



Los balcones de muchas casas se han engalanado. La ocasión lo merece. 
Hoy vamos a Pueyo. Juanjo ha descubierto una pequeña colonia de cormoranes  junto a la presa de Pozilún y, aprovechando que el día está de aguas, vamos a ir a observarlas. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 4º y la farmacia 3º. El cielo esta oscuro, cargado. No llueve, pero no va a tardar en hacerlo. 

Febrero llovidero, llena manantiales y crea tempero. 





En la tapia de la casa del Conde, el almendro florido se asoma tembloroso. 
Juanjo me dice que ha florecido esta semana. Es un indicador fiable de que la primavera está cercana.  
Bajamos a la Plaza y, por los Jardines, salimos a la carretera de Pamplona. 
Comienza a llover. 
La estrecha cuneta nos hace mirar a los coches con recelo.





08,40 horas. Muga de Pueyo. El mojón ha sufrido las inclemencias del tiempo, pero en sus caras se puede leer la divisoria de los dos municipios. 


Estamos llegando a la presa. En las ramas de un chopo desnudo, cinco cormoranes permanecen inmóviles soportando la llovizna. 




08,45 horas. Presa de Pozilún. Las lluvias últimas y la nieve de Alaiz han puesto al Cidacos farruco. El gran caudal no deja a la vista ni un resquicio de las piedras. 
Salimos otra vez a la carretera.



Los cormoranes permanecen inmóviles en el chopo. Nos acercamos con sigilo para sacar las mejores fotografías. En cuanto se dan cuenta de nuestra presencia, levantan el vuelo. Trazan un amplio círculo sin perdernos de vista, pero sabemos que hasta que no nos vayamos no volverán pararse.



El cauce del Cidacos se llena de vida. San Pelayo está nevado. No quiere perderse el espectáculo. 
Una garza vuela a ras del agua. Tres patos, asustados, aletean ruidosos. A lo lejos el graznido de los cuervos pone un acento más invernal al paisaje. 
Juanjo me hace observar que el pimpín está cantando: Está semana va a hacer mal tiempo. 



Cuando llegamos al enlace con la autopista, el griterío nos hace mirar al cielo. Una manada de grullas, dibujando una enorme flecha, vuela en dirección norte. Se acerca la primavera. 




09,10 horas. El barranco de Olleta se encuentra con el Cidacos. Las aguas que bajan desde el Alto de Lerga y del Gerinda calman su ímpetu al fundirse con el modesto río. 
En Siete Fuentes, un vecino de Peralta tiene el coche lleno de garrafas. Nos dice que prefiere esta agua a cualquiera de las embotelladas. Charlamos un rato. 




Antes de almorzar, nos acercamos a visitar el puente del ferrocarril que salva la desembocadura del barranco de Arambero. 



09,50 horas. En el Merendero del Molino no hay nadie. El lugar permanece limpio y cuidado. Ha parado de llover y aprovechamos para echar un bocado. Las negras nubes están agarradas a los cerros próximos. 



En Pueyo, las casas, con sus ventanas, son como ojos observándonos.
Cruzamos el puente y, por la carretera que va junto a la vía, iniciamos el regreso. 



El agua ha producido desprendimientos en la ladera. 
Estos desperfectos, me apunta Juanjo, aquí se llaman "blandones"; en cambio en Aragón se conocen como "lurtes".



Nos acercamos un momento para ver el río desde el puente que lleva a los invernaderos. El agua turbia baja con fuerza arrastrando todo lo que encuentra a su paso. Son malos tiempos para las aves pescadoras. 

A consecuencia de cierta medida gubernativa tomada por el Alcalde de Tafalla y de la que se ha recurrido en alzada ante el Gobernador Civil de la provincia, anteayer estuvo en aquella ciudad el arquitecto municipal de esta capital, con el fin de reconocer el caudal de agua que corre, o mejor dicho, que debiera de correr por el Cidacos. 
La situación de Tafalla en la cuestión del agua es de lo más lamentable, hasta el punto de que hubo que prohibir por completo el riego, a fin de dedicar la poquísima que llega a aquel pueblo para las necesidades más perentorias del servicio público; y no comprendemos como sus vecinos no hacen cualquier sacrificio por obtener este agente esencial de la vida, cuya escasez tiene que perjudicar necesariamente a las buenas condiciones higiénicas de aquella localidad. (Lau-buru. Diario de Pamplona)(20 de Junio de 1882)



A los olivos les han metido la tijera (o la motosierra). Una buena poda es imprescindible para garantizar las cosechas. 
Subimos a la finca que el padre de Juanjo tiene en Landerri.


Las colmenas están vacías. Las abejas hicieron los panales fuera de los bastidores y es una curiosidad verlos de cerca. 
Recorremos todos los rincones de la pieza. 




Al fondo, el Guerinda está completamente blanco. Los negros nubarrones siguen sacudiendo el monte. 
Cuando pasamos la finca de Benigno, no nos resistimos a asomarnos a la Presa de Pericueta. 



El agua baja con fuerza. Comienza a llover. 




11,30 horas. Llegamos a la Presa de Recarte. Algunos curiosos se han acercado a ver el río. La mañana se ha puesto desapacible. Hace frío y llueve. Estamos en febrero. Raro es el año que no es así. 

En este enlace se puede el recorrido de hoy. 







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