lunes, 14 de diciembre de 2015

Una abejera en Valdelobos




Domingo, 13 de Diciembre de 2015


La mañana está mala para andar. La niebla, como una losa, apelmaza el aire y la visibilidad es escasa. 
Hace quince días fui solo a ver una abejera en Valdelobos. Le había hecho el encargo a Sergismundo de que nos la localizara y, como es muy aplicado, me pasó un recorrido interesante. 
Ese domingo salió extraordinario. Lo disfruté. 
Como quería que mis acompañantes conocieran la abejera, les propuse esta excursión. Casi todas las fotografías son de hace quince días. Nada que ver con lo que nos hemos encontrado hoy. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 7º y la farmacia 5º. El frío obliga a llevar guantes y gorro. La humedad de la niebla se deja notar en el asfalto. 

Día de Santa Lucía, mengua la noche y crece el día. 

Por la calle de la Feria salimos a la Placeta de las Pulgas. 


La caseta de castañas, hace años que se ha convertido en parte del paisaje invernal del pueblo. En casa del Templao, en la Plaza, hay luz. Con nostalgia, me viene el recuerdo de aquellos domingos que quedábamos junto a la fuente y él me decía: "Hoy a Santa Zita, o a Buskil, o al Plano... que hace mucho que no hemos estado"



Por los Jardines llegamos a la Fuente del Rey. 
Tomamos el camino que tuerce a la izda. y comenzamos a subir, despacio hacia Valdelobos. 


Junto a los campos fríos y húmedos, todavía se conservan las pequeñas construcciones que servían de cobijo los días de tormetas y aguaceros. 


08,50 horas. Donde termina una pieza, junto al barranco de Valdelobos, hay una pequeña caseta blanca. Allí nos dirigimos. 


Al lado de la caseta, custodioda por una fila de olivos se encuentra la lápida de Martín Elorz. Un muchacho que vivía con sus padres en el Caserío de San Lorenzo y que, cuando bajaba a Tafalla con unos dineros a hacer unos recados, fue asesinado, con catorce años, por dos jóvenes, para robarle. El suceso ocurrió a finales del siglo XIX. 


La lápida está muy bien convservada y se puede leer perfectamente el texto. 
Continúamos. 
En lugar de dar la vuelta que propone Sergio, que nos llevaría a la carretera general y a la Tejería, aprovechamos la tría que hay en una pieza cercana sembrada de habas y salimos al camino que lleva al puente sobre la autopista. 
Dos o tres vehículos están aparcados en la orilla del camino. Los perros, enjaulados en el remolque, protestan cuando notan nuestra presencia. 
Desde el interior del todo-terreno nos saluda una cara conocida. 
Agustín, de Pueyo, está con tres compañeros sin poder cazar. La niebla no lo permite. Charlamos un rato y continuamos por el camino de enfrente. 
Hacemos la parada reglamentaria para echar un bocado, aprovechando un saliente de hormigón que nos sirve de asiento. 
09,30 horas. La niebla está cerrada.


Hacemos un alto y entramos un momento a contemplar el "Clotilde". 


Es un molino espectacular. El mayor de todo el parque eólico. Se dice que tiene ese nombre en honor a una hija del dueño de Acciona. La base, calculada a pasos, puede tener 30 mts.
El camino continúa ascendiendo hasta llegar a un cruce amplio. 
Tomamos el que va a la dcha. 
La niebla engaña a la vista. La cuesta, que hace quince días me hizo sudar, hoy parece más corta. 
Pasamos por el Alto de la Guindilla y llegamos al último molino. 
Junto a él sale una estrecha senda que desciende hacia los campos de cultivo. 
Las piedras están mojadas y su superficie lisa nos hace pisar con precaución. 
Los enebros, las ilagas y las coscojas son los dueños del terreno.


10,35 horas. Abejera de Valdelobos. Son dos construcciones. 
En el fondo de un olivar bien cuidado, la vieja abejera se mantiene en pie, en algunos puntos con un equilibrio inestable. 


No tiene la belleza de la de Valgorra pero quien la construyó hizo un buen trabajo. 
Cerca de ella hay otra abejera cerrada. 


En su interior se puede apreciar una construcción magnífica. 


En el exterior, las piqueras están rematadas por tubos de plástico para su mejor conservación .
Nos acercamos un poco más y vemos que hay alguna actividad. 


De una piquera, ennegrecida por el tránsito de las abejas, se asoma una con cara de pocos amigos. Hemos interrumpido su letargo invernal. Una foto rápica y salimos deprisa. Aunque el frío es nuestro aliado, es mejor alejarse... por lo que pueda pasar. 

Dos de Septiembre de 1734. Bernabé de Razquin manifiesta a Fermín Berrozpe, haberlo cogido ayer, antes de salir el sol, en Baldelobos, en viña de "Quiloch" cogiendo uvas. (Fernando Maiora)(Tafalla, del Reino de Navarra)

Bajamos al camino que va junto a la autopista. Volvemos para casa. 
11,30 horas. Unos pocos metros adelante, la familia de Rosa tiene una pieza. Nos dice que, protegida por el arbolado, hay una pequeña caseta de piedra, con el techo de lajas. Subimos a verla. 


La caseta sigue en pie, pero del tejado de lajas no queda ni rastro. Algún "amigo de lo ajeno", de los que por cierto abundan, se ha dado un paseo por allí y ha aprovechado el rato. 
Volvemos al camino principal y entramos en La Navilla. 
La niebla, aquí abajo, es menos cerrada que en la parte alta, pero el día sigue frío. 


Nos asomamos al Puente Viejo. Al Cidacos también se le ha puesto cara de invierno. 


En la Farola hacemos una parada para ver el árbol de día. Los comerciantes de Tafalla han elegido ese lugar para felicitar estas Fiestas de Navidad. 



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