lunes, 9 de mayo de 2016

De romería con El Criadico




Domingo, 8 de mayo de 2016

Zuazu es un pequeño pueblo del valle de Izagaondoa al que se llega en coche desde Tafalla en unos cuarenta minutos. El día 8 de mayo, toque como toque, suben hasta la ermita de San Miguel de Izaga, en andas, una pequeña imagen del arcángel y la dejan allí todo el verano hasta que la bajan en septiembre. En la ermita, la pequeña imagen acompaña a otra de mayor tamaño que da nombre al templo. Por eso a la que suben hoy le pusieron el nombre del ¨Criadico". Aitor Rodríguez me propuso participar en esta peculiar romería y acepté encantado. 
Son la 08,00 horas. Magán marca 14º y la farmacia 12º. Los auroros han cantado debajo de casa para festejar la Ascensión. El cielo está muy nublado y por la noche ha llovido. Es igual, para allá que nos vamos. 

Agua de mayo, pan para todo el año. 

Recogemos a Aitor y a Rosa y salimos. 
08,40 horas. En Zuazu está lloviendo. La iglesia está dedicada a la Purificación.




Unos pocos vecinos están dentro con la imagen preparada. 
La iglesia románica fue rehabilitada en 2012 y es encantadora. 



El pequeño retablo muestra en uno de su cuadros a nuestro patrón San Sebastián y casi nos hace sentirnos como en casa. 




Una de las joyas que alberga el templo es un magnífico Cristo gótico que, según nos cuentan, también ha sido restaurado. 
Felipe es un señor mayor que vive permanentemente en Zuazu. Nos dice que, aunque esté lloviendo, suben al Criadico sin tapar. Que no le pasa nada. 
La mayoría de los asistentes son, o descienden, de los pueblos del valle pero viven en Pamplona. Vienen a la romería y luego comen en Ardanaz. 
Uno de ellos, cuando dan las nueve, sube al campanario y comienza a repicar.



Otros dos vecinos cargan con la imagen y salimos de la parroquia, mientras se entona en latín la letanía.  
El aguacero ha arreciado. 




A buen paso, tomamos el camino que sale del pueblo en dirección a la Peña. Tres vehículos todo terreno nos adelantan y se ofrecen a llevarnos la mochila. A medio camino aceptaremos su ofrecimiento. 
El día está malo de verdad. Los vecinos nos comentan que, por lo menos desde hace veinticinco años, no recordaban tanta lluvia. 
El primer tramo es un barrizal. A duras penas avanzamos, mientras los acompañantes extienden sus manos hacia el Criadico para evitar que en un posible resbalón vayan todos al suelo. 
Entramos en el bosque. Las hayas forman dos barreras tupidas que nos protegen del agua y el viento. El suelo, pedrugoso, permite caminar con cierta comodidad. 




10,00 horas. En una curva fuera del bosque hacemos la primera parada. Con la imagen mirando hacia Rocesvalles, se canta tres veces el Ave María. Ha parado de llover, pero nos tememos que la tregua va a durar poco. 
La romería se introduce de nuevo en la protección del bosque. Caminamos despacio disfrutando de las hayas y los bojes. 
Donde el terreno está despejado, hacemos la segunda parada. 



10,35 horas. El Criadico, desde el suelo, mira hacia Ujué. Rezamos la Salve en latín y salimos rápidamente. La lluvia y el viento han arreciado y no apetece estar parados. 
Volvemos al bosque,pero enseguida salimos a un tramo inhóspito. Los árboles y arbustos están ennegrecidos, como si hubieran sufrido la acción del fuego o los rayos. 



11,10 horas. En la ladera, resistiendo los embates del agua y el viento, la sólida ermita del siglo XII tiene la puerta abierta brindándonos su cobijo. 
La entrada al interior es espectacular. Dos candelabros con velas en el altar mayor son la única iluminación. La oscuridad es casi total. Nos encontramos en medio del templo y tenemos la sensación de estar en otra época. 



Las fotografías no pueden trasmitir ese ambiente porque el flash rompe la magia. 



Cuando nuestros ojos se van acostumbrando a la oscuridad, descubrimos la belleza de la ermita. Un vecino se acerca y nos dice que ahora vamos a almorzar, pero que han avisado al cura para que no suba a celebrar la misa de doce porque, con este día de perros y todos mojados, han decidido hacerla en Zuazu a la una. 



Al Criadico lo han colocado en una peana de una nave lateral. Humilde y empapado, allí permanecerá hasta el 28 de septiembre en que irán a buscarlo para celebrar al día siguiente en el pueblo la fiesta de San Miguel Arcángel. 
Terminamos de almorzar y echamos un vistazo al interior de la ermita. 



Nos cuentan que fue rehabilitada en 1985. A finales de los años setenta, cuando veníamos de excursión a Izaga, estaba abierta y en un estado lamentable. Si te salía un día con nieve o muy frío, incluso se hacía fuego en el interior. 
El trabajo de restauración ha sido inmejorable y, hoy día, la ermita permanece cerrada y bien conservada. 
La bajada se hace rápida y en desbandada. La lluvia y el viento nos acompañan intermitentemente. 



12,45 horas. Llegamos al pueblo y nos dirigimos a la iglesia a buscar a Aitor, que se ha adelantado con los vecinos del valle. 
Al volver hacia el coche nos encontramos con Felipe y el cura que atiende estos pueblos. 
Felipe nos indica cuál es su casa y nos dice que, cuando volvamos a la Peña, en cualquier época del año, paremos en Zuazu y le pidamos la llave de la ermita. Se la dejan a quien lo solicita. 
Volvemos para casa con el buen sabor de boca de haber acompañado al Criadico, a pesar de las inclemencias del tiempo. 



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