Domingo, 20 de noviembre de 2016
Después de un par de domingos haciendo paseos por el campo tafallés, hoy nos vamos a la Valdorba.
Sergismundo me pasó el otro día un recorrido por los despoblados de Ariamain y Gandiriain, en Pueyo, y recién "salido del horno", no lo queremos dejar enfríar.
Magán marca 12º; la farmacia no funciona. El día está gris, nublado. El viento sur viene frío. Anuncia agua.
Por Santa Catalina (25 de noviembre), invernada fina.
Son las 08,00 horas. Aparcamos el coche en Siete Fuentes. Damián aparca también el suyo. Nos tiene dicho que a las excursiones valdorbesas le avisemos siempre.
Cruzamos la carretera y, por debajo de la autopista, continuamos por suave cuesta.
El barranco de Ariamain se ha vestido de otoño. Los chopos y los escaramujos han cambiado a color ocre y el viento frío hace saltar sus hojas enredándolas entre las zarzas desnudas.
El camino está preparado para vehículos.
Las fincas de recreo abundan en la hondonada de la izda.
En su interior los perros nos saludan a gritos. Damián ha traído a Vera, su galga, y esto aún los alborota más.
En una finca próxima un precioso caballo nos ve llegar e inicia el trote hacia nosotros, hasta que la cuerda que lleva atada a su cabezada lo detiene en seco.
Al llegar junto a una casa de piedra de buen porte, pero con apariencia de estar medio abandonada, el camino se convierte en senda.
Subimos al pequeño cerro y llegamos al despoblado.
09,00 horas. Despoblado de Ariamain.
Los restos de paredes y los montones de piedras están medio ocultos por la maleza y el arbolado.
Damos un par de vueltas observándolo todo.
Dice Sergismundo en Wikiloc:
Después de mirar varios planos, y las fotos aéreas del Sitna, sobre todo las del año 1956, vamos a un lugar en el que parece que podría encontrarse el despoblado de Ariamain.
En un cogote, protegido del cierzo, y cerca del barranco, encontramos lo que parece ser el despoblado.
Varias construcciones completamente hundidas, de las que se pueden observar los derrumbes de las paredes, de forma bastante regular, y distribuidas por toda la ladera.
Todas ellas con suelos nivelados y dejando hueco entre medio como si hubiera alguna calle.
Lo que encontramos podría tratarse de un corral de grandes dimensiones, pero más bien parece lo que íbamos buscando, un despoblado.
Las encinas y el monte bajo han conservado muy bien los restos.
En un cogote, protegido del cierzo, y cerca del barranco, encontramos lo que parece ser el despoblado.
Varias construcciones completamente hundidas, de las que se pueden observar los derrumbes de las paredes, de forma bastante regular, y distribuidas por toda la ladera.
Todas ellas con suelos nivelados y dejando hueco entre medio como si hubiera alguna calle.
Lo que encontramos podría tratarse de un corral de grandes dimensiones, pero más bien parece lo que íbamos buscando, un despoblado.
Las encinas y el monte bajo han conservado muy bien los restos.
Buscando los mejores pasos entre la maleza, salimos a una pieza y de allí a un camino que nos lleva al principal.
Entre campos de labor en los que vemos alguna plantación de olivos jóvenes, salimos a las carretera de Amatriain.
A lo lejos divisamos a un cazador con un peto naranja que, apostado en la orilla de una isleta de encinas, da órdenes a media doce de inquietos perros. Sospechamos que están al jabalí.
Donde termina el camino, un cartel nos lo cofirma.
09,50 horas. Benegorri.
Llegar a este lugar siempre tiene para mí un sentimiento especial. Mi madre, tíos, abuelos,... han vivido, sufrido y gozado entre estas paredes. A mis acompañantes les enseño la escuela, la casa de los bisabuelos, las dos calles y media...
Subimos a la iglesia.
La rehabilitaron y la convirtieron en otra cosa. Sin torre, sin techo. La pila bautismal la llevaron a Ujué. No se conserva más que un vestigio de lo que fue la pequeña sacristía.
Aprovechamos el abrigo de sus paredes para almorzar. Una fría llovizna viene del E.
Las nubadas descienden veloces de los Altos de Olleta. Vienen cargadas de humedad y frío. Nos miramos con preocupación.
Visitamos un momento la tosca cruz de piedra que mira hacia Ujué y bajamos al pueblo.
De nuevo salimos a la carretera y tomamos el primer camino a la dcha.
Vamos descendiendo entre campos de cereal que antiguamente eran viñas.
A mano derecha, recostada en una ezpuenda, se encuentra la Cruz de Gandiriain. La inscripción es ilegible pero Sergismundo indica que recuerda al presbítero Ramón de Ojer, fallecido en 1787.
10,45 horas. Despoblado de Gandiriain.
Enfrente de un pinar se encuentran un par de construcciones en ruinas y varios montones de piedras.
Dice Sergismundo en Wikiloc:
De Benegorri vamos a tomar dirección Gandiriain.
Justo encima de Cataláin, según la información recogida en la página Valdorba.org, “dominando el camino de Orisoain a Tafalla”.
En el lugar ha habido hasta época reciente dos corrales, ahora también abandonados y hundidos. Se pueden apreciar restos de construcciones en la ladera sur, ya que en la ladera norte han desaparecido casi todos los restos debido a una repoblación de pinos.
Salvo error, es muy posible que estemos en lo que fue el pueblo de Gandiriain.
Justo encima de Cataláin, según la información recogida en la página Valdorba.org, “dominando el camino de Orisoain a Tafalla”.
En el lugar ha habido hasta época reciente dos corrales, ahora también abandonados y hundidos. Se pueden apreciar restos de construcciones en la ladera sur, ya que en la ladera norte han desaparecido casi todos los restos debido a una repoblación de pinos.
Salvo error, es muy posible que estemos en lo que fue el pueblo de Gandiriain.
La mañana ha mejorado. Se han abierto algunos claros en cielo y pensamos que ya no nos mojaremos en lo que queda de excursión.
Volvemos sobre nuestros pasos y en el segundo cruce a la dcha. nos adentramos por un camino viejo.
El suelo es herboso y tupido. Las orillas están repletas de zarzas, escaramujos y juncos. A nuestra izda., el barranco de Bolcazar, es una acequia grande. Cerrado por la vegetación, hasta los árboles se han plantado en su cauce.
Cerrando el paisaje, las figuras inconfudilbes del Crucero de Sansomain y la espadaña de su iglesia.
11,15 horas. Salimos a terreno despejado y llegamos al Crucero de Urkamendi. Está limpio y bien conservado.
Hacemos una parada para contemplar las imágenes talladas.
En la misma entrada de Sansomain hay un camino que desciende orillando los campos.
Todavía quedan encinas de buen porte en sus orillas.
Llegamos a la zona de huertas y casas de recreo y, por el túnel de la autopista, salimos a la carretera.
12,10 horas. De nuevo en Siete Fuentes. Es hora de volver. La excursión ha sido magnífica. Hemos conocido lugares y caminos nuevos. Y hemos visitado otros por los que hemos transitado muchas veces.
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