lunes, 20 de noviembre de 2017

El monte del Conde



Domingo 19 de noviembre de 2017


"Es increíble que a 6 kilómetros de Tafalla se pueda andar tanto rato sólo por senda." 

Con este comentario en Wikiloc de Sergismundo, ¿quién se resiste a dar una vuelta por el Monte del Conde?

La mañana está fría. En el cielo azul blanquean las estelas de los aviones. En el coche, el termómetro avisa que vamos a salir a 2º bajo cero.


Aparcamos a poco menos de dos kilómetros del Maño, en la carretera de Olleta.
En la cuneta, un cartel informa de la reserva natural por la que vamos a caminar.

Son las 08,20 horas. Nos abrigamos convenientemente y entramos en el bosque. 

De mitad de noviembre en adelante, el frío es constante

Por la orilla de una pieza encontramos un camino que nos desvía a la dcha. Nos adentramos en él y llegamos a una de las pozas del río de Sansoain. 


A pesar de la sequía, todavía queda agua en los remansos. 
Volvemos a nuestra ruta y continuamos ascendiendo. 


El frío es intenso. La rosada cubre los claros dando una tonalidad blanquecina a la mustia hierba. 
Pronto el camino se convierte en senda que asciende suavemente hasta llegar a la muga de Sansoain y Pueyo. 
El sol se esfuerza en calentar los tramos despejados. 
En la sombra, a pesar de los guantes, las manos sufren el rigor de la mañana. 
Por senderos estrechos y a veces confusos, vamos subiendo hasta divisar el Caserío de San Lorenzo. 


Desde su soledad, domina el valle.
Seguimos subiendo.


Las ruinas de un corral forman una pequeña muralla que inmoviliza a Vera, la galga, que piensa "qué harán aquí estos chalados de dos patas que me han metido en esto". 


Por una ladera de tierra, subimos hasta llegar a una pequeña, y bien conservada, cabaña redonda. 
10,15 horas. Antes de cruzar un sembrado que lleva hasta un camino blanco, aprovechamos unas grandes piedras para sentarnos y echar un bocado. 


Al llegar a la pieza, divisamos Sansoain. 
El pueblo, en su cerro, se alza orgulloso. La iglesia y el complejo hotelero del Coto destacan sobre el caserío apiñado en la ladera. 
El camino blanco continúa, pero nosotros nos desviamos a la dcha. para bajar a San Lorenzo. 


La esquilas de los caballos resuenan entre el arbolado. 
El sendero es agradable. 
Las encinas, robles y chaparros conviven con los escaramujos y el boj. 
El suelo está muy pisado. 
Al doblar una curva descubrimos por qué. 
Los caballos pacen en libertad y ocupan todo el camino. 


Nos miran con extrañeza y permanecen inmóviles. 
¨¡os, os!, gritamos mientras agitamos los bastones y... perezosamente, mueven sus enormes moles hacia la ladera. 
La senda se convierte en camino y llegamos al caserío de San Lorenzo. 


Hay un vehículo aparcado, pero no vemos a nadie. 


Junto a la balsa, nuestro recorrido continúa en descenso hasta llegar a una viña emparrada. 


11,30 horas. Fuente de Orrocegui. 

Una vez abajo, después de pasar por el Caserío de San Lorenzo, llegamos a la Fuente de Orrocegui. No sé qué tienen estas fuentes de Pueyo que nunca se secan. (Sergismundo en Wikiloc)


Pueyo vigila desde su atalaya. 
El camino continúa, pero nosotros giramos a la derecha y nos adentramos en la zona de las palomeras. 


El pinar convierte el paisaje en un lugar mágico.
Casi sin darnos cuenta, nos encontramos ascendiendo por sendero estrecho. 


Pasamos por una palomera y, unos minutos después, por otra. 
La senda desemboca en una pieza; la bordeamos y salimos al camino que hemos tomado por la mañana. 
Descendemos y, en unos quince minutos, salimos a la carretera.
12,30 horas. El sol ha conseguido, tibiamente, imponerse a la helada. 
El buen sabor de boca que nos ha dejado el paseo nos hace soñar con más caminos y senderos por este bosque tan maravilloso y tan cercano. 






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