Domingo, 27 de febrero de 2022
Domingo de carnaval.
La ronda de disfraces tiene previsto visitar la zona norte de Tafalla.
Nosotros nos hemos puesto nuestro ´disfraz´de los días de campo y nos vamos hacia el S.
Hace años hicimos una visita al depósito de aguas de Olite que está en el Cabezo de San Gregorio.
Hoy lo visitaremos de nuevo.
Son las 08:30 horas. El cielo está nublado. La temperatura es de 7º.
Las truchas y las mentiras, cuanto mayores, tanto mejores.
No es un día desapacible, pero el ambiente es frío, de invierno.
Bajamos por La Pesquera buscando al final de la urbanización el sendero que discurre junto al barranco del Abaco.
Encajonado entre las naves del polígono industrial, tiene como vecinos una hilera de almendros que se han vestido de blanco en su floración temprana.
Salimos a la rotonda de La Tafallesa y nos dirigimos hacia el S.
La nueva variante, que viene desde el cruce de Miranda con Larraga, ha cambiado el acceso al cabezo.
Cruzamos un puente y llegamos.
La edificación tiene un estilo vetusto e imponente.
Junto a ella una puerta luce un rótulo rimbombante.
Damos una vuelta a su alrededor y volvemos al camino.
Pasamos junto a un club y un perro enorme nos ladra amenazante. Está detrás de una malla metálica y eso nos tranquiliza.
Lo vemos agacharse y buscar un hueco de salida.
En un santiamén lo tenemos encima.
Le gritamos asustados y se detiene en seco. Nos mira, da media vuelta y se vuelve hacia la malla.
De vez en cuando hace amago de acercarse pero, cuando nos detenemos y le miramos, recula y se aleja. Al llegar a la carretera sentimos una sensación de alivio.
Subimos a la Ermita de San Gregorio.
Está cerrada y luce hermosa.
Nos asomamos desde la verja; el interior ofrece una imagen penosa.
La suciedad y el deterioro se han adueñado de suelos y paredes.
Junto a la puerta descubrimos lo que nos parece una firma de cantero.
Descendemos hacia la carretera, deteniéndonos ante la lápida que conmemora la batalla de Barranquiel.
Por el arcén se camina incómodo.
Una vez rebasado el puente de la autopista, el primer camino nos introduce en Gerón.
En las antiguas cuadras de Garro, dos cabras nos miran con curiosidad.
Pasamos junto a un gran fresno que ha comenzado a echar la hoja y caminamos hasta la primera curva del camino.
10 de noviembre de 1990. El hortelano Melquíades Goñi, en su huerto del término de Jerón, consigue una zanahoria de 1,790 kg de peso, con treinta centímetros de largo por veintidós de circunferencia. Según el hortelano, la clave están en la semilla de viveros propios. Empero, estos semilleros familiares, depósito secular de la cultura agrícola autóctona, están desapareciendo ante la presión de las multinacionales que, cada vez más, controlan las semillas, las plagas, los plaguicidas. (J.M. Esparza)(Historia de Tafalla. Tomo II)
10:00 horas. Presa de Almoravit.
Coloquialmente conocida como ´la presa de los martes´, baja con un buen caudal de agua.
Los desperfectos de la última riada se dejan ver en el cauce del río.
Volvemos sobre nuestros pasos.
La pasarela que cruza el Cidacos nos permite pasar a la otra orilla.
Caminamos por ella con precaución.
Salimos a un camino y llegamos a los Pozos del Escal.
Las instalaciones están protegidas por una valla metálica que rodea todo su perímetro.
El descubrimiento y la utilización de estos manantíos supuso para Tafalla una alivio importante en los meses de estiaje.
Con mucho cuidado y con rapidez, cruzamos la vía férrea y llegamos al cerro donde, según todos los indicios, estaba la ermita de San Martín de las Viñas.
Caminamos despacio saboreando el paisaje del Prado de Solcanto.
Al llegar al portillo que deriva en Valmayor paramos a reponer fuerzas.
El día sigue gris. Las predicciones decían que iba a caer una borrasquilla a eso de las 9, pero son mas de las 10 y no ha caído ni gota.
Por el camino que discurre paralelo a la Cantera de Santa Marina, nos dirigimos hacia la autopista.
Por debajo del puente de la autopista llegamos a los Cascajos.
Hay un coche aparcado. Llamo a la puerta de la finca, pero no contesta nadie. Seguimos.
La visita a la abejera de Torreta es obligada.
Medio hundida, en medio de un terreno lieco, sufre el abandono más absoluto.
Todo lo que sabemos es que esta abejera, de propiedad privada, se quedó así, con la puerta cerrada, cuando sus dueños desaparecieron de Tafalla hace muchísimos años.
Volvemos para casa.
11:45 horas. Al entrar en el pueblo se empieza a ver el ambiente carnavalesco.
Unos punkis arrastran unos ruidosos altavoces, mientras un grupo de mosqueteros, ajenos a su música, se apresuran para llegar a la Plaza a tiempo y comenzar el desfile.
No hay comentarios:
Publicar un comentario