Domingo, 18 de Mayo de 2025
La revista Conocer Navarra publicó hace tiempo un recorrido para visitar el Mirador del Arquillo en Falces.
Buceando en wikiloc me encontré una ruta del amigo Sergismundo por ese mismo lugar.
La había subido en noviembre de 2014, es decir, hace más de 10 años.
Decidimos seguirla y ver el estado de la misma.
¿Se habrán conservado los paneles y las flechas indicadoras?
Hoy, aprovechando la mañana primaveral tan inusual en estos tiempos, nos vamos a Falces a hacer este recorrido cercano y desconocido.
Son las 08:30 horas. Aparcamos el coche en la orilla de un camino y salimos.
La mañana está estupenda para andar. El termómetro marca 15º y el cielo azul se ve moteado por alguna pequeñas nubes deshilachadas.
- Hasta San Urbano (19 de mayo), no está libre de
hielos el hortelano.
Comenzamos a subir.
El camino, ancho y bueno, se asoma hasta las inmediaciones del río.
El viejo Runa (como se le conocía en la Edad Media al Arga) transita plácidamente hasta la presa, donde sus aguas se dividen y se agitan.
Una flecha en un poste nos da la primera indicación: Cabaña de los Gemelos.
Abandonamos el camino que llevamos y tomamos una desviación.
Un olivar bien cuidado y alineado nos sale al encuentro.
Nuestra experta en olivas nos dice que es de la variedad Arbequina y que tiene mucha muestra.
Sus ramas rebosan de flores que auguran una formidable cosecha.
09:00 horas. Cabaña de los Gemelos.
Una eficaz rehabilitación hace que la construcción se mantenga en muy buen estado.
Entramos en su interior. Está limpio.
Un cartel, todavía en buen estado, nos informa sobe las cabañas del término y la vida de antaño.
Volvemos sobre nuestros pasos.
Caminamos tranquilos, saboreando el paisaje.
Una nueva flecha nos dirige a la siguiente caseta.
El terreno tiene mucha más vegetación.
La cabaña también se encuentra en buen estado.
Entramos a visitarla.
Regresamos a nuestro camino.
Entre campos de cebadas, comenzando a amarillear, llegamos en veinte minutos a la siguiente flecha.
Abandonamos el camino y nos internamos unos pocos metros.
09:35 horas. Cabaña de Mari Ochoa.
Es un poco mayor que las anteriores y, como la de Romualdo, tiene dos habitáculos. Uno para el pastor, donde se adivina la antigua chimenea, y otro para los ganados.
La hierba está muy alta y no apetece quedarse mucho rato.
Salimos al camino.
Al final de éste se encuentra el parque eólico de Moncayuelo.
Estamos, casi, en la muga con Tafalla.
Los molinos, alineados y flanqueando el camino, nos invitan a mirar al fondo.
La punta de Moncayuelo, que emerge entre los altos postes decorados por Pedro Salaberri, parece abrigar la esperanza de que llegaremos hasta él.
Pero hoy no toca.
Nos viene a la cabeza la vieja jota jocosa:
Navarro canta en el Monte
y Calandria en Moncayuelo,
y Jacinto "Matigüela" encima de un pedruguero.
Giramos a la izda. y al final de la pista volvemos a hacer lo mismo.
10:10 horas. Mirador del Arquillo.
Un panel bien conservado nos ilustra sobre las energías renovables.
Un pequeño cercado nos sirve de asiento y reponemos fuerzas.
Pero antes hacemos una visita panorámica a nuestro alrededor.
Alaiz, la Peña, la Higa y hasta un trozo de Izaga cierran en el N. el paisaje.
Casi enfrente, Montejurra también se deja ver.
A nuestros pies, la vega del Arga es un espectáculo.
Por camino herboso y florido descendemos suavemente buscando la carretera.
Las margaritas y las amapolas alfombran el suelo. A nuestra izda. los campos de colza han perdido la flor, dejando ver las pequeñas vainas que traerán abundantes frutos.
Un corral de ladrillo se queda en la orilla del camino.
Es el Corral del Arquillo.
Las flechas nos indican la dirección de la presa.
En medio de la vegetación, un panel en buen estado nos informa de los recursos naturales y de su aprovechamiento.
Cruzamos la carretera y continuamos hacia el río.
En la presa el agua corre con fuerza.
Un panel nos dice que estamos en una reserva natural: la del Arquillo y de Valbaracés.
El visón europeo, las garcetas y los barbos son unos de los muchos pobladores de este río importante que, naciendo en los parajes mágicos de Quinto Real, da vida a numerosas poblaciones, entre ellas Pamplona, hasta entregarse al río Aragón en el vecino Funes.
Un tramo de camino, frondoso y fresco, nos lleva hasta un campo de cebada. Lo orillamos y salimos a una pista blanca.
Continuamos nuestra excursión.
Llevando el soto a la dcha., un ruido monótono y cada vez más intenso nos acompaña.
Cruzamos el puente sobre el Arga y seguimos caminando.
11:30 horas. Central hidroeléctrica.
El ruido de las turbinas, sin ser ensordecedor, se impone en medio del lugar solitario.
En la zona de las compuertas, el agua hace grandes remolinos.
El camino tuerce bruscamente a la izda. y regresamos paralelos al que hemos traído.
Un poco más adelante, una construcción nos obliga a pararnos.
Estamos en el nacedero del río Arlás. Sus aguas servirán para llevar el riego a una buena extensión de hectáreas agrícolas.
Nuestro recorrido toca a su fin.
El camino desemboca en la carretera.
La cruzamos y nos detenemos un momento ante el panel de inicio del recorrido.
Ascendemos por el camino en el que hemos dejado por la mañana el coche.
12:10 horas. Al abrigo de la cantera abandonada terminamos la excursión de hoy.
Un recorrido precioso a escasos 25 minutos en coche desde casa. Sorprendente, cómodo y enriquecedor.
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