Hoy nos vamos a adentrar por la ladera S. del canal en la Carravieja.
Nos cuenta José María Jimeno Jurío que la denominación Carrera Vieja se usaba de manera predominante en el siglo XV y que se puede encontrar hasta en los catastros del siglo XIX.
El caso es que hoy caminaremos por esos pinares, a media ladera, y si encontramos un chorrico de agua del que me hablaron hace unos meses pues nos daremos por satisfechos.
Son las 08:30 horas. Comenzamos la andadura desde el aparcamiento de la Plaza de Toros.
El día está extraordinario para andar. Despejado y con una brisa suave.
Mayo que fuere ventoso, todo fruto hace sabroso.
Nuestro termómetro marca 13º.
El panel anunciador del recorrido de la Piedralosa parece un centinela en el túnel que atraviesa la vía férrea. Hagamos un poco de historia:
Cuando el Ayuntamiento de Tafalla nos solicitó a Sergio y a mí un nuevo recorrido por el término, no dudamos en presentarle éste. Una abejera en Torreta, los pinos de Santa Marina, Montmediano, la Piedralosa y la vuelta por la Falconera. Una oferta tentadora si tenemos en cuenta la construcción y, sobre todo, la rehabilitación que el Voluntariado Medioambiental hizo de su abejera. El recorrido finaliza en Valmayor, una vuelta que ha atraído a paseantes a lo largo de todos estos años.
Pasamos por debajo de la Ermita de San José y cruzamos el puente de la autopista.
Ascendemos por el camino de la izda. y entramos en Mocellaz.
Un par de escorrentías señalizadas ocupan la mitad del trayecto.
Antes de llegar a la ubicación de la Cruz de Mocellaz hay un camino a la dcha. poco transitado. Lo tomamos.
Descendemos por él hasta llegar a una pieza de cereal que tenemos que orillar.
Al final de la finca, la senda que se indica en el mapa ha desaparecido.
Seguimos por la orilla. Las cebadas comienzan a amarillear. Las espigas llegan hasta nuestra cintura.
En la mitad del trayecto hay una cabaña de piedra. Son las 09:25 horas.
Está muy bien conservada y su construcción se muestra sólida.
Llegamos al final del campo y salimos a una senda limpia y estrecha.
Tenemos que subir una pendiente dura y peligrosa. El terreno es resbaladizo y hay que andar con mucha precaución para evitar una mala caída.
Por fin llegamos a un camino ancho que desemboca en la pista blanca del Canal.
09:55 horas. Puente.
Nos asomamos al cauce.
Continuamos por el camino blanco, pero enseguida lo abandonamos para descender por senda estrecha. Otra vez tenemos que extremar las preocupaciones porque la tierra y las piedras sueltas convierten la bajada en un riesgo.
Seguimos por senda cerrada y llena de vegetación.
Un par de aliviaderos asoman entra la maleza. Están secos.
Por esta zona debería de estar el pequeño manantío-fuga del que me hablaron.
Pero no vemos ni rastro de humedad.
Continuamos por la senda.
Me acerco a una zona más despejada. Un gardatxo de buen tamaño se sobresalta al notar nuestra presencia y huye al interior de la maleza.
Salimos a un tramo de hormigón que canaliza el aliviadero del canal y por él avanzamos unos cuantos metros hasta que decidimos atravesar un olivar.
Por buen camino salimos a la carretera de San Martín.
Junto al barranco de la Garganta hay un camino a la dcha. que nos introduce hacia la Carravieja.
7 de septiembre de 1494. En la Carrera vieja se vendimia primero.
En el dicho concejo por todos hunánimes fue ordenado que quoalquiere que querra vendemar ata dos cargas, que la faga el martes o miércoles primero venidero, y no mas, salbo que de la Carrera vieja ayan de vendemar cada uno quando y quanto quisiere, etc. (J.M. Jimeno Jurío)(Merindad de Olite III. Documentación del Archivo Municipal de Tafalla (2).
Avanzamos por ese camino hasta llegar a una finca.
El dueño está en el coche. Es un viejo conocido.
Le contamos la mañana que llevamos y nos dice, más o menos, dónde puede estar el pequeño manantío. Otra vez lo buscaremos con más información.
Nos enseña todo. La finca, que era de su abuelo, se la quedaron una hermana y él.
Nos despedimos y continuamos el camino.
Paramos en un carasol y reponemos fuerzas.
Al fondo nuestro amigo el Moncayo se muestra como señor de todo el paisaje.
Seguimos.
Un rumor continuo y agradable de agua nos hace detenernos.
Estamos en las inmediaciones del nacedero del Barranco de la Garganta.
El agua es imposible de ver. La vegetación es tan exuberante y tupida que tapa todo el cauce, pero el sonido del caudal es un gozo para nosotros.
En el cantillo de una pieza divisamos otra cabaña de piedra.
Desde la distancia, parece estar en peor estado que la que hemos visto al comienzo del recorrido.
Salimos a la carretera y regresamos por ella.
12:00 horas. Terminamos nuestro recorrido.
Una zona interesante de Tafalla pero, todo hay que decirlo, no muy recomendable en algunos tramos por la vegetación excesiva y las zona de mal andar.
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