Ayer le llamé al Templao. No se encuentra con todas, pero va intensificando su entrenamiento. Ha pasado de los tres cuartos de hora a la hora y media actual. Se cansa y la pierna le tira, pero me dice que el domingo que viene saldrá con nosotros. Le dejo elegir ruta y me propone hacer el recorrido de los molinos de Valgorra. Allí iremos.
Como preveía que el terreno iba a ser llano, le propongo a Juanjo que nos acompañen nuestras "respectivas". Ellas aceptan encantadas. Nosotros nos encargaremos del avituallamiento y ellos del transporte.
Son las 08,00 horas. Magán marca 21º y la farmacia 20º. Esto no hay quien lo arregle. El día viene fuerte. Meto en la mochila tres litros de agua, dos latas de sardinas y en la panadería compramos un par de barras de pan. Juanjo y Rosa ya nos están esperando con el coche en marcha. Salimos.
08,15 horas. Aparcamos a la sombra de los pinos, en Valditrés. Nos dirigimos en dirección SO., con la ladera escarpada de la subida a la Torre a nuestra dcha. El camino es amplio y lo han arreglado con las obras del canal. No vemos ni rastro de la fuente. 08,30 horas. Llegamos a la cantera de Valditrés. "Popularmente conocida con el apodo de "Malamadera". Fue explotada después de la guerra civil para extracción de piedra de yeso. Actualmente abandonada. El yeso era elaborado en una fábrica dentro de la ciudad" (Toponimia histórico-etnográfica deTafalla)(J.M. Jimeno Jurio)
Todavía se ven las marcas de los barrenos.
Queda una vieja caseta que haría de almacén de los explosivos y de las herramientas y serviría de cobijo cuando entrase la tormenta o en las frías jornadas de invierno. Seguimos camino adelante. Divisamos un corral al final del mismo, en lo alto.
Es el corral de la Escolara. Subimos hasta allí. Son las 08,45 horas. Hemos llegado a Candaraiz.
Situados frente a la carretera de Miranda tenemos, a nuestra dcha. el corral de Eulalio, abajo Piedrafita y en medio del campo, el último caserío de Tafalla, en esa zona, que es Gregorio Grande. El siguiente caserío que divisamos ya es de Miranda. Volvemos sobre nuestros pasos y nos adentramos por una pieza estrecha hacia el extremo del pinar de Beratxa. A medio camino, las tripas que ya llevan un rato protestando, nos obligan a parar. 09,15 horas. A la sombra de los pinos, sentados en un bancal de la repoblación forestal, sacamos los almuerzos. Hace calor. Juanjo también ha traído, por si acaso, en una fiambrera unas cuantas magras. Habíamos pensado acercarnos a la balsa de Cascarruejos, pero estamos lejos y decidimos subir a la Torre de Beratxa. Recogemos todo y nos dirigimos hacia un camino amplio que está al final de una pieza.
En una orilla hay una pequeña plantación de cipreses y otros pinos que nos recuerdan a un paisaje de la Toscana. Llegamos al camino y lo seguimos. Asciende suavemente. No conocemos el lugar y pensamos que nos llevará a la carretera de Estella. No es así. A las 09,55 horas termina en una pieza. Damos un vuelta por ella para saber si hay alguna senda que atraviese el pinar.
Como no la hay, volvemos a ese camino y en su cruce seguimos dirección N. Enfrente, pero lejos, está el Caserío de La Sarda.
Cuando llegamos a una pieza grande, en rastrojo, divisamos la Torre. Atravesamos la pieza, salimos a la orilla de una balsa llena de vegetación y llegamos al camino que entra de la carretera y que muere en una pieza. Orillándola, subimos de ahí hasta la torre, como hacemos habitualmente. Por suave pendiente, despacio porque el calor aprieta, llegamos a la Torre de Beratxa.
Son las 10,45 horas. Mi sobrina Carmen me dejó ayer un gps que le han regalado. Marca distancias, velocidad, permite descargar los mapas e informa de la altitud. Estamos a 451 mts. El aparato en cuestión es una maravilla, sólo le falta una nevera para llevar la cantimplora fresca. Por una senda estrecha, entre feroces ilagas que te arañan las piernas todo lo que pueden, nos encaminamos dirección E. para bajar a Valditrés, donde tenemos el coche. Le comento a Juanjo que, de chavales, se decía que en este montículo había escorpiones. Me dice que no es probable, que lo que sí habrá son alacranes y que son menos venenosos. La verdad es que no me tranquiliza nada. Este suelo que es todo yeso y la vegetación, son propicios para esta especie. Descendemos por la empinada ladera y llegamos al prado. La hierba está alta y muy tupida.
- Juanjo ¿y aquí, alacranes?-
- No. Con esta hierba y tanta humedad, ni hablar. De haber, solamente arriba -
A las 11,15 horas nos montamos en el coche. Apetece el aire acondicionado. Ha sido un paseo interesante que repetiremos algún domingo frío de invierno.
Éste es el enlace para ver el recorrido.
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