domingo, 18 de septiembre de 2011

La Vuelta a las Mugas (I)






El tiempo ha refrescado. Ya se sabe, en cuanto llegan las fiestas de Olite hace frío. El día ha amanecido muy nublado, pero no quiere llover. Hoy vamos a hacer la primera etapa de la "vuelta a las mugas". Hace más de veinticinco años acompañé a Nicolás Ciérvide y al Templao a recorrer todo el perímetro del término. Como se calcula que tiene algo más de 42 kms., Nicolasín que fue el promotor de la idea, planteó la caminata para tres jornadas. Yo hice con ellos solamente la primera y la tercera porque mis compromisos montañeros de aquellos años me impidieron ir a la segunda. En Noviembre de 1996, junto a su consuegro Tomás, Nicolás volvió a dar la vuelta a las mugas; esta vez lo hicieron en cinco mañanas. Con las notas que me pasó Tomás, nosotros queremos, en este otoño-invierno, tener un recuerdo de mi buen amigo Nicolás Ciérvide Martinena, haciendo sus cinco etapas.


El lunes pasado hablé con El Templao. Me preguntó por la caminata nocturna del domingo a Ujué. Le hubiera gustado venir pero tiene obligaciones familiares que atender y no fue posible.



Son las 08,00 horas. Magán marca 17º y la farmacia 15º. El cielo está tan amenazante que echamos el paraguas y un chubasquero por si acaso.



Caminando por las calles del casco viejo salimos la puente de la Panueva. La mañana es casi fría. Una nubada que viene desde el Buskil deja caer una fina lluvia. Falsa alarma. Las gotas no llegan al suelo.







Pasamos por Macocha "la pequeña". El lecho del río parece un camino tortuoso. Se ha secado.
Avanzamos en dirección N. Rebasamos la finca de Benigno y en una curva encontramos las tablillas de la muga. Son las 08,35 horas.









Tomamos un camino que sube a la izda. No vamos a ir de tablilla en tablilla como un tiralíneas. En donde podamos caminar por los rastrojos y caminos lo haremos; sin perder de vista la muga, pero si enredarnos entre coscojos y zarzas. En esta época el campo está en las mejores condiciones para andar. Seco y duro, algunas piezas han sido trabajadas aprovechando las últimas aguas.









Las quitameriendas ya han salido, señal inequívoca de próximo cambio de estación. Comenzamos a descender y salimos al camino de Valdetina.
La muga discurre por la orilla izda. Nos dirigimos en dirección N. hasta donde, inevitablemente tendrá que girar hacia el O.
Por medio de una pieza en rastrojo, como si fuera la autopista, un coche llegamos a nuestra altura. Se detiene y nos paramos a hablar. El ocupante es Paco, un antiguo compañero de trabajo que tiene un finca al otro lado del barranco. Le contamos nuestros planes y nos aconseja que no nos metamos por el monte siguiendo las tablillas; él suele cazar por ahí y dice que no pasan ni los perros. Es mejor seguir un poco más adelante y por el monte más limpio empezar a subir. En los campos de arriba volveremos a encontrar la muga. Le hacemos caso.









Subimos despacio. La amenaza de lluvia ha pasado a pesar de que el viento no es cierzo sino que viene del NO. En los Altos de Guindilla y encima de Valgorra hay una cortina de agua. Se adivina que llueve con ganas pero el temporal no quiere bajar a las tierras llanas.










Llegamos a una pieza con bancales de plantas aromáticas. Están sin flor. En el término de Pueyo han proliferado mucho estas plantaciones. Seguimos caminando.










Pasamos por un pequeño pinar y vamos descubriendo las antiguas piedras que marcaban las mugas junto a las modernas tablillas. Por fin salimos al descampado y atravesamos una pieza de grandes dimensiones que la recordamos en primavera con sus verdes y altas cebadas.













Siguiendo la muga, a las 10,25 horas, llegamos al Buskil. No hay nadie. Al abrigo del viento nos sentamos a reponer fuerzas. Miramos hacia el O. En Lóquiz y Andía está lloviendo. Juanjo se sube a vértice geodésico y nos dice que la balsa de Lucas sigue seca. Desde hace más de un mes está así. En San Pelayo y Guerinda siguen entrando algaradas de agua.




"El topónimo (Monte Alto) designó una superficie mucho mayor. Sus límites constan en solicitud de préstamo de mil ducados hechos por la Villa en 1540, hipotecando "una deesa, monte y bedado que la dicha villa tiene y posee, llamado El Monte, ques monte grande, con su arbolado de robles y enzinos, el qual dicho monte afruenta de la una parte con el término y monte de Artaxona, y de la otra parte con término y mugas del Pueyo, y de las otras dos partes con términos de la dicha villa de Taffalla, términos llamados Valdetina, Garbiçu, Salobrar, La Quitana y Valdiferrer" (J.M. Jimeno Jurío) (Toponimia Histórico-Etnográfica de Tafalla).










En el punto en el que nos encontramos, estaremos mas o menos en la muga de Pueyo-Artajona-Tafalla. Comenzamos a descender por el Sendero Local que, a pesar del abandono, conserva algunas marcas. Es un descenso agradable entre encinas y robles. Salimos al camino que sube del Caserío del Monte.













Detrás de los pinos de repoblación, junto a las tablillas, asciende una marcada senda que nos va a permitir avanzar bastante por lo que pensamos que será la zona más abrupta del término. Esta senda enlaza varias palomeras que están situadas estratégicamente en lo más alto de la zona. Al llegar al último balcón, el monte se cierra. Conseguimos divisar abajo, en la orilla de una pieza, otra vez la muga. Entre los pinos el camino no es fácil. Hay que bajar por las terrazas de la repoblación pero conseguimos llegar a campo abierto que está casi todo maquinado. Es incómodo para andar pero, de algo tenía que servir la sequía, si fuera con barro sería imposible avanzar. Cruzando una última pieza en rastrojo llegamos a la carretera de Artajona.










Son las 12,20 horas. Hemos terminado la primera etapa. El día ha cambiado completamente. El viento sopla con fuerza pero se han abierto grandes claros y luce el sol.

Volvemos andando. Cuando llegamos al camino del Caserío de Camón, tomamos el camino en dirección al Corral de los Toros. La balsa del Monte tiene agua. Es la única que hemos visto así. Todas las demás se han secado. A las 12,50 horas llegamos al Corral. seguimos descendiendo hasta que cruzamos el canal. Al otro lado de la carretera las viñas esperan pacientes las máquinas que las vendimien. En algunos pueblos de alrededor casi han terminado. En Tafalla se ha cortado la uva blanca y alguna otra variedad, pero la vendimia de verdad todavía no ha comenzado.








"Resultaba un espectáculo durante la vendimia el acarreo de las uvas en las comportas hasta la Cooperativa y ver a los chavales que se dedicaban a "pescar" racimos de uva cuando los carros pasaban bajo el puente de la Cuatropea echando garfios atados con cuerdas. Después de la vendimia se iba a las viñas a racimar. Eran años de penuria que había que aprovecharlo todo. También había "muetes" que iban a las vías del tren a recoger la carbonilla a medio consumir que tiraban las máquinas de vapor y que luego se aprovechaban para los braseros de las casas. (J.C. Lorente Martinena)(Tafalla siglo XX-Primera mitad).


Por la carretera nos acercamos poco a poco al pueblo. A las 13,45 horas pasamos junto a la estela de Juan Sagardoy. Diez minutos más tarde entramos en Tafalla.


Hemos andado por lugares que no transitamos nunca. Ha merecido la pena la excursión. La segunda etapa de Nicolás y Tomás fue del Alto de Artajona hasta. Allí que iremos.








La vuelta a las mugas (I) at EveryTrail
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