La mañana ha salido buena para andar. Magán marca 16º y la farmacia 14º. En el cielo no hay ni una nube. Tampoco anda aire. Ahora se está bien, pero vamos a pasar calor. Hoy vamos a hacer la segunda etapa de la vuelta a las mugas. Nicolás y Tomás la dieron en cinco etapas. Nosotros calculamos que nos saldrán seis o siete. Da igual. Lo importante es que vamos a ir por lugares por los que no pasaríamos nunca; además, Inma y Rosa van muy a gusto por estos "andurriales". Así que todos contentos.
Son las 08,00 horas. Salimos en coche desde la casa de Rosa y Juanjo. Lo dejaremos en el alto de Artajona y bajaremos hasta la carretera de Larraga. El domingo pasado dejé en suspenso hasta dónde llegaríamos porque tenía dudas de si podríamos llegar hasta Candaraiz. Es mucho trayecto. Nos quedaremos en La Sarda y un hijo vendrá a buscarnos con el coche y recogeremos el de Juanjo.
A las 08,20 horas. comenzamos a andar siguiendo las tablillas de la muga. Estamos a 538 mts. de altitud y aunque parezca que todo va a ser bajar tenemos que subir unos pocos metros en el Alto de la Lobera.
El campo está trabajado en esta zona. Si hubiera llovido no podríamos caminar por las piezas.
Poco antes de llegar arriba vemos a nuestra dcha. el canal que entra por debajo del monte para salir en Tafalla en el túnel de La Lobera. Aunque nos desviemos de nuestra ruta, bajamos a ver la entrada. ¡Ya que estamos aquí!.
Son las 09,00 horas. La entrada del túnel esta protegida con una reja y se oye el rumor del agua como si hubiera una caída en el interior.
Volvemos sobre nuestros pasos para retomar la muga.
En pocos minutos estamos arriba del Alto de La Lobera. Mi gps marca 563 mts.
Al bajar encontramos una antigua abejera. Está completamente tapada pero tiene alrededor unos cuantos ventureros muy curiosos.
"Relieve accidentado en el que destaca el Alto de la Lobera (576 mts). Estuvo poblado por bosques de robles y encinas, del que perduran ejemplares residuales y "molsos" entre fincas cultivadas de cereal. Lo cruza por la banda N. el camino viejo de Artajona, que cambia de vertiente en el Portillo de la Lobera, donde está el mojón nº 54 del amugamiento de 1797" (J.M. Jimeno Jurío) (Toponimia Histórico-Etnográfica de Tafalla)
La muga continúa por un pinar cerrado y hostil. Salimos a una pieza y la orillamos, pero eso nos supone alejarnos hacia Artajona. Cuando terminan los pinos volvemos a divisar las tablillas y nos vamos para allí.
El calor comienza a apretar. 09,45 horas. Buscamos la sombra para echar el bocata. Al NO- Artajona luce como una corona el Cerco y San Saturnino. A cierta distancia, Mendigorría, no queriendo ser menos, enseña Andelos y les dice a sus vecinos que serán del medioevo, pero que ellos son romanos. Donde no llega el canal el campo se muere de sed. Los pinos, duros y austeros, conservan su verdor aprovechando hasta la última gota de las escasas tormentas de este verano.
Nos encaminamos hacia los molinos que han puesto en término de Artajona. Antes de llegar al último, pasamos a la vertiente de Tafalla. Una senda sombría y fresca va paralela a la muga. El piso es agradable. En Abril, Inma y yo descubrimos este paseo y merece la pena volver por aquí.
Son las 11,10 horas. Seguimos caminando en dirección O. y salimos a terreno despejado. Nos paramos a ver el paisaje. La Lagunilla de Cascarruejos tiene algo de agua. El pinar de Tamarices se extiende suavemente a su izda. Distinguimos también el Caserío de Sánchez en Candaraiz. Larraga y Berbinzana nos vigilan preguntándose quiénes serán esos cuatro intrusos que merodean por su término.
Llegamos al último mojón en el alto. Desde ahí comenzamos a descender, con precauciones, por una ladera descarnada hasta alcanzar terreno llano. El suelo es mullido, con hierba abundante. Es la Cañada de Tauste que sirve también de barranco. Amplio y despejado, en su lecho abundan los juncos y carrizos de pequeño tamaño.
En la hilera de las mugas encontramos una pequeña señal que nos intriga: El camino de la Veracruz. Suponemos que pertenecerá a Artajona.
En la orilla de la cañada el suelo es pobre. El esparto, abundante, es lo único que prospera.
Son las 12,15 horas. A nuestra dcha., encima de la cañada, se encuentra el mojón de las tres mugas: Artajona, Larraga y Tafalla. La piedra es magnífica. Juanjo bromea saltando de Larraga a Tafalla y de Tafalla a Artajona.
Mientras tanto contemplamos los pinares, el cerro por el que hemos bajado, los espartos y enebros, y nos sentimos unos privilegiados de estar en este vértice único del término.
Hablo con mi hijo Pablo y quedamos en el Caserío de la Sarda para que nos recoja con el coche.
"Estos terrenos, situados en los términos de El Saso, La Sarda y Candaraiz fueron donados al pueblo de Tafalla por el rey Carlos II El Malo, de Navarra, el año 1367 por los muchos y buenos servicios que los tafalleses habían hecho durante las guerras y en los trabajos de su propiedad real. Este rey, Carlos II, que ha pasado a la historia con el sobrenombre de El Malo, fue muy bueno para Tafalla". (J.C. Lorente Martinena) (Tafalla siglo XX. Segunda mitad).
Por el camino-cañada-barranco, a las 12,30 horas llegamos a la carretera de Larraga. Hemos completado la segunda etapa de las mugas.
Nos acercamos al caserío. Inés Ibáñez nos recibe con una sonrisa. Entramos en la casa y nos ofrece una jarra de agua con hielos que nos sabe a gloria. Nos enseña la casa. Es un lugar estupendo. Limpio y arreglado, han hecho un trabajo de rehabilitación maravilloso.
Volvemos para casa. La próxima etapa será, como mínimo, desde La Sarda hasta la carretera de Miranda.
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