lunes, 7 de noviembre de 2011

Adios, Manolo




Ayer no fuimos a andar. El día amaneció lluvioso y desapacible. Además, a las doce, teníamos que cumplir un último deseo de Manolo Iriso, “el tío Manolo”.

Él quería que parte de sus cenizas reposasen para siempre en lo que llamaba “los santos lugares”.
En los Altos del Planillo, desde los que se domina el Prado de Rentería, Valditrés y Porputiain, existe un mojón de la cañada y una minúscula base de hormigón que debió de soportar algún pequeño vértice geodésico.

A Manolo, cuando era chaval, lo llevaba allí su abuelo Martín. Le enseñó una parte de Tafalla, áspera y a la vez hermosa. Si miras al S., te encuentras El Plano, recostado sobre Don Galindo y Lazarau. Un poco más cerca, el Caserío de la Laguna y a la derecha, Romerales. En el O. la Torre de Beratxa se cobija en medio del pinar del viento húmedo y racheado. Al N. los pinares del Vaquero y al E., Tafalla, por la que Manolo sentía veneración. Y por encima del pueblo y la Carravieja, la silueta del Santuario de Ujué se esfuerza en dejarse ver, entre la fría llovizna. No quiere estar ausente en este importante momento.

El viento arranca con fuerza el polvo de nuestras manos y, cuando nos quedamos inmóviles, los Gregoricos, padre e hijo, cantan al amigo una jota que les sale del fondo del alma.

Al llegar a casa escucho a Benito Lertxundi cantar “En los colores del otoño” y pienso en Manolo y en nosotros. Solamente esta canción es capaz de poner voz a esta mañana gris de Noviembre:

En los colores de otoño,
atravesando los perfumes de los campos,
evocándote, estoy en ti.


A la sombra del árbol desnudo,
amarillenta y rojiza
yace la hojarasca; todo duerme.




Recojo una hoja, es tan simple como bella,
tan sencilla al morir,
parece aún poseer toda la vitalidad del árbol.


Tanta dignidad al caer
me impulsa a cantarte.
De nuevo contemplo el árbol;
¿estará preocupado...?,
se diría que dibuja la sonrisa de la eternidad,
en la bondad de su libre transcurrir;


Y parece burlarse
de los sueños cultivados
en las entrañas del tiempo que me esclaviza.


En los colores de otoño,
atravesando los perfumes de los campos,
evocándote, estoy en ti,
tan sencillo al morir,
tan simple al irte sin un adiós.






2 comentarios:

  1. Javier, Que bonito ha quedada esta narración de un día tan especial para toda la familia.
    José Angel.

    ResponderEliminar
  2. ! Hola Javier! soy Maritere y seguidora tuya de " Tafalla apie " me encanta la despedida que describes de Manolo ,tan entrañable y cariñosa(deduzco que era una persona muy querida y amante de Tafalla ).
    Te envio el otoño en colores y con Lertxundi ,super bonito,Saludos para tí y tu familia y a seguir caminando por Tafalla (te seguiré)

    ResponderEliminar