lunes, 13 de agosto de 2012

Por el Barranco Grande de Candaraiz




Domingo, 12 de Agosto de 2012

Ha llegado el día de bajar por el barranco Grande de Candaraiz hasta el Arga. La semana ha sido muy calurosa. La ola de calor africano casi nos ha asfixiado. Uno recuerda los veranos de la infancia y estos calorones eran habituales. Aquellas siestas obligatorias para la chavalería hasta que cayera un poco el sol. Entonces no había televisiones abrumándonos con tantos datos y no sabíamos si estábamos batiendo récords del siglo o no. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 21º y la farmacia 20º. El cierzo comenzó a soplar ayer al mediodía y no ha parado. Va a hacer bueno para andar. A pesar de que la temperatura es mucho más agradable, meto en la mochila cuatro litros de agua. La vamos a necesitar. 
Salimos con Juanjo desde su casa. Rosa no nos puede acompañar, pero su papel esta mañana será fundamental. Con el coche nos recogerá en Miranda cuando lleguemos a la desembocadura del barranco. 
Subimos a la cooperativa agrícola y bajamos por Galloscantan hasta la carretera de Miranda. El olor de las granjas de cerdos es insoportable. 




A las 08,35 horas llegamos a la Fuente de Resano. Da gusto ver el caudal que echa. Ya lo hemos explicado. Toda el agua que se filtra de los riegos del maíz va a parar a las vetas de la fuente. 
La carretera comienza a descender. Por la pista que han hecho a la izda. avanzamos cómodamente hasta llegar a la ladera. 



Son las 08,45 horas. Estamos en la cabecera del Barranco Grande de Candaraiz a 410 mts. de altitud. Las aguas que bajan del Plano y de los campos de Don Galindo buscan el punto más bajo para iniciar su travesía hasta el río. 
Por la pieza en rastrojo comenzamos el descenso hasta los primeros carrizos que delatan el incipiente barranco. Aquí nos encontramos con la primera dificultad. El barranco va encajonado entre dos enormes maizales. Es imposible caminar por su orilla porque los aspersores están regando. Tomamos el camino de la izda. del barranco que va, casi, paralelo a él y lo seguimos hasta que lleguemos a terreno más despejado. 






09,10 horas. Caserío de Cortés. Llevamos el barranco a nuestra dcha. y pasamos por la trasera del caserío. Seguimos el camino y nos tenemos que dirigir hacia al izda. para poder seguir desde allí el barranco de nuevo. Este camino muere en lo que podríamos decir que son tres murallas de maíz. Un vehículo todo terreno está aparcado. Comenzamos a bajar por el barranco que, al igual que en Resano, lleva tanta agua como en invierno. 
En la orilla de una pieza, agachado, está un labrador quitando malas hierbas. Es Jesús Gregorico. Nos dice que cómo se nos ocurre meternos por estos andurriales y le contamos nuestro proyecto de seguir el barranco hasta llegar al Arga. 
Él nos dice que vamos a tener mal andar hasta que lleguemos al hondo (lo que llaman Las Alcantarillas) y volvamos a salir al barranco grande. Desde allí hasta la muga de Miranda hay mucho maíz. Juanjo le dice que luego ya todo es rastrojo porque no ha llegado el regadío tan lejos. 
Nos despedimos y subimos a un pequeño cerro para echar un vistazo y almorzar. Son las 09,30 horas
El cierzo sigue soplando. El cerro es una atalaya sobre Candaraiz. Desde aquí divisamos el trazado del barranco y nos damos cuenta de la dificultad que vamos a tener hasta la muga. 
Cuando terminamos de echar el tentempié decidimos cruzar a la pieza que tenemos enfrente e ir por la altura para bajar al barranco por el otro lado. 
Gregorico ya nos lo ha avisado. Por el barranco en el que estamos no vamos a poder andar porque baja mucha agua. Nos dice, y sin exagerar, que con el excedente del riego de unas piezas de su hermano que están más arriba, se podría regar toda la Recueja. 


Nos tenemos que meter en el maizal para poder salir hasta la otra ladera. Lo hacemos con cuidado procurando no partir ninguna planta. La sensación es la de estar en medio de una selva tropical. Por suerte han regado por la noche y el suelo está con poco barro. Salimos al final de la pieza y descendemos hasta las proximidades del barranco.  
Un inmenso campo de maíz nos impide el paso. Esta circunstancia nos obliga a salir a la carretera. Tenemos que caminar por ella poco más de un kilómetro. 
El barranco cruza la carretera y volvemos a pisar campo. 





Por terreno barbecho pasamos junto al Caserío de Sánchez. Son las 10,35 horas. Un pastor conduce el rebaño hacia el edificio. Tres cabras, curiosas, se nos quedan mirando desafiantes mientras se preguntan qué hacemos en su territorio. El pastor en lo alto de la ladera nos devuelve el saludo con la mano. Nos hace gestos que parecen indicar que se va a meter en El Saso. Nosotros le indicamos que vamos hacia Miranda. 






Unos metros más adelante llegamos a un pequeño puente donde el barranco de Valditrés vierte sus aguas en el Grande de Candaraiz. 
"Barranco que atraviesa de O. a E. el común de Candaraiz, tras recoger gran parte de las aguas de la zona NO. del término tafallés, creando una amplia llanura sedimentaria, denominada "El raso de Candaraiz". Sigue hacia el río Arga por el ángulo SE. del término de Berbinzana y Miranda, en cuya jurisdicción cambia de nombre por el de Barranco de Valdeluenga".  (José Mª Jimeno Jurío)(Toponima Histórico-etnográfica de Tafalla). Seguimos caminando hasta llegar a la muga con Miranda de Arga. 
El paisaje ha cambiado radicalmente. Los maizales que nos impedían seguir la orilla del barranco han dado paso a los rastrojos y barbechos. El cierzo ayuda a caminar. El día está limpio. 
Al rebasar la muga llagamos a un "paso malo". Al barranco le entra otro por su dcha. y se suele formar una badina que ofrece dificultades para cruzar. Como ya lo sabíamos de cuando hicimos la vuelta a las mugas, buscamos el vado que nos permita pasar al otro lado y así lo hacemos.





Ya estamos en Miranda. El barranco cambia de nombre. Aquí se llama Barranco de Valdeluenga. 
Continuamos por la orilla del barranco atravesando rastrojos. 



En las laderas hay cultivos de maíz, pero a este lado no le ha llegado el riego. 
Buscando el río, el barranco inicia una curva hacia la izda. en suave descenso. Por primera vez en toda la mañana divisamos Miranda. En una cima, el castillo. Las casas se desparraman por la ladera hasta beber en el Arga. Nosotros vamos avanzando por un camino que hemos encontrado hasta llegar a la carretera de Vergalijo. 



Son las 11,50 horas. Por el ojo de un pequeño puente el agua cantarina corre veloz a contarle al río que ha visto maíces, alfalfas y hasta ovejas.
Juanjo aprovecha para llamar a Rosa. En media hora prevemos estar en Miranda y necesitamos que venga a recogernos. 



A partir de aquí el trayecto está muy humanizado. Son las afueras del pueblo y el barranco acoge en sus orillas un sinfín de plantas. Los tamarices se multiplican en este tramo final. Sus hermanos de los barrancos secos de Tafalla darían cualquier cosa por ocupar su lugar. 
En la orilla del río los mirandeses han puesto unas mesas con un asador y chopos. Son las 12,30 horas. 





El Barranco Grande de Candaraiz entrega sus aguas en el Arga. Estamos a 303 mts. de altitud. En estos 107 mts. de desnivel, el Barranco Grande de Candaraiz nos ha ido conduciendo por tierras que en otros tiempos fueron duras, ahora fértiles por la acción del agua. Hemos conocido, sobre el terreno, dos agriculturas diferentes separadas solamente por unas tablillas de muga. 
El próximo domingo son Fiestas de Tafalla. Nos tomaremos un merecido descanso para volver, con ganas, a "patear" el término de Tafalla. 

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