Domingo 10 de Febrero de 2013
El domingo pasado no pude salir al campo. Así que hoy, aunque sean Ferias, daremos una vuelta. Juanjo propone que nos vayamos por la ladera de la Carravieja. Todavía queda nieve en los altos y podremos disfrutar del paisaje. Con todo lo que ha llovido y nevado esta semana, la cuestión es caminar por caminos blancos para evitar barrizales.
Son las 08,00 horas. Magán marca 3º y la farmacia 1º. En el cielo hay algunos nubarrones. Las predicciones son de lluvia por la tarde o, más seguro, por la noche.
Por la calle, los noctámbulos de la discoteca se resisten a marcharse a casa. Nos acercamos a la presa de la Estación para ver el río.
Baja imponente. Juanjo me dice que estuvo el otro día en el pantano de Mairaga y que el agua se sobra por los aliviaderos. Sabe, con certeza, que allí hay bastante trucha y me dice que, con estas corrientes, habrán bajado hasta el Pozo Redondo. Cuando remitan las riadas intentará echarles el anzuelo.
Por la carretera de San Martín caminamos bastante trecho. Los campos a ambos lados de la carretera están anegados. En las hondonadas, las badinas de agua tienen las plantas del cereal amarillas.
08,50 horas. Un camino blanco que asciende desde la orilla izda. nos lleva lentamente hasta el canal.
El cauce está rebosante. A las aguas remansadas las agita el viento suave del E. como si fuera una brisa.
El camino asciende hacia Valgorra.
En las orillas se ven los destrozos que han ocasionado las abundantes lluvias caídas.
Por la cañada que llegaba hasta el Portillo del Aire nos vamos adentrando en el valle. Al fondo, en la ladera de Guerinda, la nieve pone el contrapunto blanco al fondo oscuro del paisaje.
13 de Febrero de 1909. LA NIEVE. Esta es la nota más sostenida en las actuales ferias. La nevada de anoche fue copiosísima y el vecindario tafallés dio una prueba de amor al arte, casi rayana en la abnegación al llenar el elegante Teatro Gorriti.
Al salir del teatro había una cuarta de nieve en las calles. El día de hoy amaneció con el horizonte algo encapotado, pero permitiendo a ratos lucir un sol espléndido que daba a las grandes manchas de nieve aspecto de extensas superfices de plata bruñida.
Durante la noche debió de caer nieve en gran abundancia por los tejados de las casas, las calles, los cubiertos del mercado; todo aparecía cubierto de una espesísima capa de nieve, cuya inmaculada superficie, sin un pliegue, sin una ligera ondulación daba idea del espesor de la misma.
En las calles, donde hay profusión de cables y alumbrado eléctrico, los hilos semejaban gruesos cables de una blancura deslumbradora, como dispuestos para una fiesta infantil y candorosa. Una de esas fiestas en que se echa mano de la nota blanca, como símbolo de inocencia (...) Un trozo del toldo del cinematógrafo se ha desgarrado al peso de la nieve acumulada. En la calle he presenciado tal cual caída... de buena ley de esas que hacen reír al que las contempla, sin que se queje el que las sufre. Los vendedores de las barracas de la Plaza de Navarra, están que echan pestes contra el tiempo. Las transacciones en el ferial se llevan a cabo con las dificultades propias de la circunstancia de no poder salir de las cuadras todos los ganados. En fin; lo que antes dijimos: que no todo son glorias y poéticas imágenes las que la nieve motiva. (El Eco de Navarra. Antes de Pamplona)(Periódico liberal y defensor de los intereses de la misma).
La acequia de la orilla, cantarina, lleva el agua hasta el Cidacos. Por todas partes, el murmullo de las escorrentías nos trae sonidos que casi teníamos olvidados. Un olivar al pie del camino está completamente anegado. Los olivos, cuando pasamos, levantan sus brazos como si fueran náufragos.
La caseta de José Mari y Elena se asoma al vernos llegar. En las hierbas de las orillas todavía quedan algunas pequeñas manchas de nieve. Consulto el gps: 510 mts de altitud; estos 90 metros de diferencia con el pueblo hacen que aquí la temperatura sea distinta. Hemos pensado hacer la parada del almuerzo en su porche, pero antes nos desviamos unos metros para echar un vistazo a la fuente de la teja.
Ha movido y baja un caudal importante. Hay barro alrededor y tenemos frío, así que dejamos la medición para otra ocasión. Una manguera recoge parte de lo que echa la fuente para llevarlo a la poza donde se almacenará.
09,40 horas. Hacemos la parada obligatoria para almorzar. Han colocado unas traviesas de madera en el porche a modo de bancos. El lugar es cómodo y agradable. En verano proporciona buena sombra y en invierno permite resguardarse del cierzo helador o de la lluvia.
La poza que recibe las aguas de la fuente de la teja está a rebosar.
Volvemos para casa. El camino desciende suavemente y entonces ocurre lo que no me esperaba. Mi rodilla comienza a resentirse.
Entramos en la finca de los Cañas. No hay nadie y contemplamos un momento su inundada huerta.
Salimos de nuevo al camino y llegamos a la Fuente del Rey. Litros y litros salen de caño desbordándose por las paredes de la fuente, sin que el pequeño desagüe pueda hacer nada para evitarlo.
10,40 horas. Al llegar al polígono Juanjo propone que vayamos a ver Recarte. Mi pierna me dice que no, pero les digo que sí y... merece la pena.
El agua salta con fuerza. Si miras fijamente al cauce, te mareas. El viernes, el Cidacos estuvo a punto de dar un susto, pero todo se quedó en una preocupación.
Volvemos a casa. En los Jardines, los feriantes tienen los puestos abiertos pero no hay clientes.
La Plaza de Navarra está medio vacía. Dentro de un rato cambiará la fisonomía. La Banda saldrá tocando pasacalles hasta la Casa de Cultura. La Cofradía del Cuto Divino cumplirá con la tradición, que se remonta aunque con interrupciones a 1814, del sorteo del cuto para el Santo Hospital y los feriantes dirán que este año se ha visto menos dinero.
En este enlace se puede ver el recorrido de hoy.
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3975814
No hay comentarios:
Publicar un comentario