lunes, 28 de enero de 2013

Vuelta suave por Valmayor



Llevo dos domingos sin andar. Una tendinitis en la rodilla dcha. me ha hecho "chupar banquillo". Diego Esquíroz, un buen fisio por cierto, (aprovecho para hacerle propaganda) me dijo que este domingo me diera una vuelta suave por el campo. 
Sin hacer burradas, me advirtió.
Yo, como soy muy obediente, le voy a hacer caso; sobre todo en lo de salir a andar.
Son las 08,30 horas. Magán marca 6º y la farmacia 5º. El cielo está bastante nublado. Anunciaban agua para hoy, aunque también decían que para la tarde... Ya veremos.  
Salgo media hora más tarde porque voy solo. Ayer no hubo forma de hablar con Rosa y Juanjo e Inma tiene asuntos familiares que atender. 
Por el Palacio de los Mencos llego a la Farola y me voy hasta la presa de la estación a ver el río. 





08.40 horas. El Cidacos baja bravo. Desde la presa hasta el puente, el cauce es un remanso veloz. Unos patos juguetean dejándose arrastrar por la corriente. Algunos paseantes se detienen a mirarlos y ellos con sus sonoros "cua, cua" responden  risueños como los niños: "¡mira lo que estoy haciendo...!"

Llego hasta el túnel que cruza la vía y salgo a la calle que me lleva al inicio del camino del Escal. 







Después de pasar unas cuantas fincas de recreo, el campo se muestra en toda su pureza. Algunas piezas tienen grandes charcos en sus hondonadas. Las lluvias  persistentes de Enero, llevamos más de 100 litros, unidas a las del último trimestre del pasado año, han inundado caminos y campos. 
Siempre lo hemos oído: Después de la gran sequía, la gran remojada.
Paso por debajo de la autopista y salgo a la gran extensión que forman Solrío y la Recueja.
Sigo el camino de frente. Me dirijo a los pinos de la Choza del Modesto. 
Aquí el suelo está algo embarrado. No me importa. La pierna, como se dice ahora, me "transmite buenas sensaciones".




En el pinar están haciendo una buena limpia, lo mismo que en la Carravieja o en Valditrés. Las tronqueras a la orilla del camino esperan su turno para ser llevadas a la papelera.





09,30 horas. Estoy en el portillo que separa Valmayor de Solrío. Me detengo un momento. 
No sé que hacer. Me gustaría subir hasta Valmediano, pero por otra parte, si subo tengo que bajar y entonces la pierna...
Pero, claro, las "sensaciones" son buenas. 
Pues nada. Me voy a Valmediano. El camino es una pista nueva hasta que se llega al borde de una pieza que hay que atravesar. 
Hay mucha humedad pero poco barro. 
Del ribazo superior sale una senda estrecha que lleva a la cima. Con su 473 mts de altitud es el tercer "techo" de Tafalla, detrás de Buskil y la Guindilla. 





Son las 09,45 horas. El día esta frío. No he visto el sol en toda la mañana pero tampoco tiene pinta de que vaya a llover. 
Saco el bocadillo y miro hacia el S. En primer plano está Olite y al fondo, blanco y gélido, el Moncayo duerme apaciblemente mientras unas nubes bajas le acarician la cabeza.




La calma es total. En el O., a Montejurra le quedan solo hilachas de nieve. Su vecino Yoar conserva mejor la nevada. 
A unos quinientos metros, dos cazadores hostigan a los perros para que saquen los conejos de los chaparros. A mí me parece que los ladridos son protestas de los pobres chuchos, quejándose de que allí no hay nada que sacar. 
Bajo nuevamente hasta el portillo. Los temores que tenía sobre mi rodilla se han disipado. Me encuentro perfectamente. 
Sigo descendiendo hasta Valmayor e inicio la vuelta hacia casa.






El Corral de la Garganta, desde su altozano, no se sorprende al verme pasar; somos viejos conocidos. 
En una finca cerrada al lado del camino, un perro enloquece cuando me ve. Ladra y ladra hasta quedarse ronco. Me quedo mirándolo y cuando ve mi cara de asombro se calla, agacha las orejas y mira hacia otro lado. Comienza de nuevo a ladrar con más fuerza, si cabe, en cuanto me doy la vuelta.



10,30 horas. Estoy en el Caserío de Fernández o de Valmayor. Otro perro, menos mal que también atado, muestra su desagrado a mi presencia con ladridos y brincos. 
"Encierrillos de antaño. Para una buena película del Oeste hubiera servido el cruce del río por el ganado, a pelo entre olmos centenarios, cerca de lo que hoy es Luzuriaga. Llegaban al Caserío de Fernández y allí se hacia "el apartao" y permanecía durante las fiestas el ganado superviviente. 
Antes de tocar oración, el ganado del día debía de estar en el corralillo del encierro. Así que Cirilo (Zabalegui "Navarro") despertaba a los pastores y comenzaba entre grillos una antigua tradición: el encierrillo. Con las primeras luces salía la manada camino del corral, y por el alto de Ereta (entonces sin pinos), y la Fuente del Rey llegaban al único puente de piedra de la Panueva. Entre huertos y olmeras, tras cruzar el puente, se aceleraba el paso y allá junto al roble (hoy San Cristóbal), cerca del antiguo molino, los buenos trasnochadores corrieron delante del ganado hasta que dos cogidas graves (un Iracheta y un pastor) trajeron la prohibición de correr tan de mañana." (José Mª Urroz y Pedro Mª Flamarique)(En el centenario de la Plaza de Toros de Tafalla) 





Con este fondo de aullidos me acerco a la balsa. 
Espectacular. 
Está hasta el borde. Hace tiempo que no la veía tan llena. 
El paisaje invernal le da un aspecto imponente. 
Ha merecido la pena venir a verla. Y mi pierna como si nada. 
Por el camino que lleva hacia el Pontarrón salgo a la carretera de San Martín. 
Camino despacio hasta llegar al puente de la autopista. Algunos coches bajan veloces y me pitan. 
Por la carretera que sale debajo del cerro de San José llego enfrente de la estación de ferrocarril. 
Un tren Alvia pasa a toda velocidad en dirección N. 




A las 10,50 horas estoy otra vez junto al túnel que atraviesa la vía. 
Por la antigua calle del Lavadero se empieza a ver gente. En el Cidacos los patos siguen con su juegos. Han podado los plátanos y parecen más jóvenes. El cielo se ha puesto gris y... mi pierna parece que funciona. 

En este enlace se puede ver el recorrido de hoy.

http://es.wikiloc.com/wikiloc/spatialArtifacts.do?event=search#

1 comentario:

  1. interesantísimo, Javier. Por ahí suelo ir bastante, pero con los nombres de los términos me acabas de ilustrar porque los desconocía (bueno, el Caserío Fernández sí lo distingo :-) Que sigan esas buenas sensaciones

    Luis Iriarte

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