lunes, 24 de marzo de 2014

Primavera en Piedralosa






Domingo 23 de Marzo de 2014


El pasado jueves entró la primavera. Eso dicen. El día está de invierno. Hace frío y el cielo amenaza con fastidiarnos la excursión.
Juanjo me dijo ayer que la primavera se recibe por el sur. Propone que subamos a Montmediano y luego hagamos una visita a Piedralosa. Es buena idea. Después de la paliza del sábado pasado en la Javierada, viene bien estirar las piernas por las zonas llanas del término. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 6º y la farmacia 4º. Los negros nubarrones dejan ver algunos claros que desaparecen enseguida.



Por el camino del Hortanco nos acercamos a ver el Espacio Escénico. Hace tiempo que no pasamos por aquí y nos sorprende la terminación de la fachada. 
Por la orilla del Cidacos cruzamos el puente de la Estación y por la calle del Lavadero llegamos al paso subterráneo que nos introduce en el camino del Escal. 
El viento frío trae algunas gotas heladoras. En Montejurra está lloviendo. 
Poco antes de llegar al antiguo vivero forestal, tomamos el camino de la izda. que atraviesa el prado de Solcanto. 



09,00 horas. Subimos al pequeño montículo de la izda. para observar el paisaje. Estamos seguros de que nos encontramos encima de las ruinas de la antigua basílica de San Martín de las Viñas. Miramos hacia el N., al pinar de la choza del Modesto y tratamos de adivinar dónde se encontraría la ermita dedicada a Santa Marina. Como todas estas edificaciones, se hallaría en la zona repoblada de pinos, que es la más elevada, pero nunca hemos encontrado el más mínimo vestigio.
23 de Febrero de 1696. Por estas fechas hubo un homicidio "con efusión de sangre" en la basílica de San Martín de las Viñas, quedando la ermita violada y no reconciliada. No se hacían misas. Tres años después los cofrades pidieron la reconciliación, pues de día y de noche se refugiaban en ella todo tipo de gente, sobre todo pastores, derribando la puerta o entrando por el tejado. (J.M. Esparza)(Historia de Tafalla. Tomo I)

Continuamos por ese camino hasta llegar al portillo que separa Solcanto de Valmayor. 



Una suave cuesta a la dcha. nos lleva a un barbecho. Encontramos la estrecha senda entre ilagas y chaparros y llegamos a la cima de Valmediano o Montmediano. 



09,30 horas. La placa del vértice geodésico nos dice que estamos a 473,10 mts. de altitud. Hacia el S. la llanura de Olite es un mosaico de cuadros verdes y ocres. El pueblo, con su castillo y el campanario afilado de San Pedro, parece un lugar encantado. Una fría borrasquilla nos hace temer lo peor. En la Carravieja y en la sierra de Ujué la cosa se ha puesto seria. La cortina de agua que está cayendo se aprecia desde aquí con nitidez. 
Salimos a buscar un abrigo para reponer fuerzas y lo encontramos en cuanto empezamos a descender. 



Resguardados tras un pequeño promontorio nos sentamos mientras comentamos la suerte que estamos teniendo. A pesar de las predicciones aguanta sin llover. Hace frío, incluso hacen falta guantes, pero no llueve. 
Bajamos hasta el barranco de la Falconera. Cuando dimos la vuelta a las mugas era la época de estiaje y no tuvimos mayor dificultad en cruzarlo. El cauce estaba prácticamente seco y, dando un salto, se pasaba con facilidad a la otra orilla. 
Hemos vuelto algunas veces por allí y ha sido imposible cruzar el barranco. Ha llovido mucho en estos dos último años y el caudal es importante. 
Juanjo decide echar un vistazo hacia el S. para ver si encuentra un vado y enseguida nos llama alborozado. 


Ha encontrado una pasarela que permite cruzarlo sin dificultad. Hoy hemos aprendido otra cosa más. 
Pasamos al otro lado y encaramos la ladera que nos lleva hasta la roca.


10,25 horas. Piedralosa. Cuando la descubrimos en la vuelta a las mugas, la denominamos el "requeté" porque, según desde donde se mire, parece el rostro anguloso de un hombre coronado con una txapela. 
Un amable lector dejó un comentario en este blog diciendo que en San Martín le llaman la Piedralosa. Pues para nosotros, por supuesto que también, ese es su nombre. 



Por la ladera norte bajamos hacia una viña. Teo, de las bodegas Ayerra de San Martín, con pasamontañas, guantes y ropa de abrigo, está podando la viña. Nos dice que tiene aquí unas sesenta robadas, todo de la variedad Merlot, y que ya le queda poco para terminar la labor. Los pulgares de las cepas están sudando. Hasta finales de marzo se puede podar. Después es malo. 
Nos despedimos y cruzamos de nuevo el barranco, que aquí está seco. 



Estamos al final de Valmayor. Tomamos un camino amplio y, en una curva, nos detenemos a contemplar la vieja abejera.  
Con el refugio de Los Doce en la ladera de la Carravieja a nuestra dcha. y el pinar de Valmediano a la izda. entramos en Valmayor. Las viñas y el cereal se alternan en la hondonada. 
El camino es amplio, limpio. 



El corral de la Garganta en la soledad de su cerro nos ve pasar hacia el caserío de Fernández. 



11,10 horas. Los perros atados con gruesas cadenas enloquecen cuando llegamos al viejo caserón. 



En la balsa, unos patos asustados salen volando de la orilla cercana. Con sus estridentes "cua cua" rompen el silencio invernal que nos envuelve. El viento ondula la superficie del agua en un vaivén sin fin. 
Dejando a un lado el Pontarrón, salimos a la carretera de San Martín de Unx.


11,40 horas. Cuando pasamos la Estación nos acercamos hasta la presa de Ereta. 
El Cidacos todavía está pletórico y hay que visitarlo siempre que se pueda, antes de que comience a languidecer. 







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