martes, 7 de octubre de 2014

Entre el Pontarrón y la Falconera



Domingo 5 de Octubre de 2014


Entre el Pontarrón y la Falconera se encuentra Valmayor. 
El primer domingo de Octubre suele ser complicado para nosotros. Nos gusta asistir a la Procesión de los Muros y, después de la misa, nos quedamos en el atrio a tomar el refrigerio al que invitan los auroros. 
Cuando hemos salido de casa Magán marcaba 15º y la farmacia 14º. 
Ahora son las 10 de la mañana y empezamos a andar. 
Las predicciones eran catastróficas: desplome de la temperatura, chubascos, tormentas. 


En el camino del Escal tomamos el primer desvío a la izda. y pasamos junto al olivar de Azcona. Hace un día estupendo. Sobra la ropa.

        Verano que dura, otoño asegura

La autopista hace de frontera entre Las Pozas y el Pontarrón. 
Pasamos por debajo del puente y Valmayor se abre ante nuestros ojos. Los pinos de Valmediano, sombríos y oscuros, impiden ver la llanura de Solcanto. 
Tomamos el camino del caserío de Valmayor. 


Dos pilares de piedra lo flanquean. Dos argollas indican la existencia de una antigua cadena que impedía el paso. 
Cuentan los del campo que, al ser un camino particular, cuando el caserío pertenecía al Sr. Fernández, no se podía pasar. El que quería hacerlo tenía que pagar a la Sra. Ciriaca, que era empleada del caserío, para que le abriera la cadena.


11,00 horas. Balsa. Los riegos a las viñas cercanas han hecho bajar el nivel del agua algo más de un metro. La calma es total. 



Junto a la casa contemplamos el antiguo corral donde permanecían los toros que se iban a lidiar en las Fiestas. 
Media docena de perros enloquecen con nuestra presencia. Ladran y jadean tensando las cadenas hasta quedar exhaustos. 
Continuamos en dirección E. Los campos labrados y las viñas con el fruto en las cepas ocupan toda la llanura. 

24 de Mayo de 1907. El primer camión lo compró más tarde Vicente Fernández de Muniain, el rico propietario del caserío de Valmayor, para transportar harina de su fábrica de Estella. Este propietario resultó un innovador, pues trajo de Alemania máquinas para hacer ondalanes, pozas de cristal en vez de cubas para la bodega y peones alemanes que, según cuentan, "daba gusto verles trabajar; igual tiraban el cemento con la izquierda que con la derecha". (J.M. Esparza)(Historia de Tafalla. Tomo II)



A nuestra dcha. el portillo de Solcanto divide el pinar. A la izda. el Corral de la Garganta y la Carravieja. 
Al final del "prau" el camino da un giro a la izda. y, bordeando la Falconera, vuelve hacia el O.  
Nos dirigimos hacia la carretera de San Martín. 


El refugio de Los Doce, limpio y y pequeño, parece esperarnos. 
11,45 horas. Refugio. A la entrada, una placa indica dónde estamos y cuándo se hizo: Año 2010. 




La imagen de la Virgen, sobre una columna, domina toda la estancia. El interior está limpio y cuidado.


 En el exterior, a una enorme piedra colocada como mesa, le han grabado una paloma picassiana. Los pinos y las acacias que se plantaron cuando se construyó el refugio viejo sobreviven en esta tierra dura y reseca. 
Junto a las piedras que recuerdan a los doce apóstoles sale un camino viejo. 
 Lo seguimos hasta llegar a una pieza en barbecho que atravesamos. Cruzamos también la siguiente y decidimos salir a la carretera. 


Alguna quitameriendas se deja ver recordándonos que cada día tenemos unos tres minutos menos de luz. Aunque las temperaturas digan otra cosa, vamos camino del invierno. 


13,00 horas. Presa de la Estación o de Ereta. El agua ya no salta. El otoño traerá lluvias y veremos al Cidacos, como tantas veces, demostrar que, si le dejan, es un río de verdad.

En este enlace se puede ver el recorrido de hoy


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