Domingo 26 de Octubre de 2014
Desde que empecé a andar por el campo, me han interesado los caminos, las fuentes, ... y, sobre todo, la toponimia. Hay un nombre que siempre me ha llamado la atención: El Portillo del Sastre.
Le hice el encargo a Sergismundo de que lo localizara y que me enviase un recorrido por la zona.
Sergio me mandó el viernes el enlace y el domingo me fui con Juanjo a "patearlo".
Son las 08,00 horas. Magán marca 15º y la farmacia 13º. El día, como toda la semana pasada, viene bueno. Las Ferias de Octubre agradecen este tiempo, aunque el campo necesita las lluvias.
Octubre que termina claro, favorece lo sembrado
Octubre que termina claro, favorece lo sembrado
A las 8,20 aparcamos en el Caserío del Monte y seguimos el itinerario que realizó Sergio.
08,25 horas. Estamos en el Corral Nuevo. La puerta está destrozada y por primera vez entramos en su interior.
La ruina es total.
Siempre ocurre lo mismo. Las goteras humedecen los maderos que, poco a poco, se van pudriendo hasta que comienzan los hundimientos. El derrumbe es inevitable.
Damos una vuelta por el interior y por el "serenao".
A poco metros del corral se encuentra el pozo. Está medio tapado por dos tablas carcomidas. Es profundo y estrecho. Nos da la impresión de que no tiene agua.
La ruta nos lleva por una senda estrecha, junto a una pieza, y salimos a la torre que está escondida y de la que, todavía, no hemos conseguido saber su nombre ni las circunstancias de su construcción.
Un poco más adelante Sergio invita a pararse en lo que denomina el mirador.
Merece la pena hacerlo. Son las 08,50 horas y estamos a 553 mt de altitud. La vista desde aquí es magnífica. Tenemos debajo el Corral de los Toros y el bocage va poblando La Lobera, la Quitana y el Gurrutxo.
Por encima del Corral el camino da un giro de 90º en dirección N para volver a meterse en el monte bajo buscando el Tajubo.
Hay algunos ejemplares de encinas espectaculares.
El camino es bueno y amplio. Nos lleva hacia las inmediaciones del Buskil. A izda. y dcha. las piezas son grandes. Están labradas y, probablemente, ya sembradas. El día está caluroso.
Casi sin darnos cuenta vamos ascendiendo hasta llegar a las encinas y chaparros de la ladera del monte.
Giramos a la izda. para situarnos en otro punto de interés. Desde esta pequeña atalaya, la vista merece la pena. Sergio ha escrito en su recorrido: "También hay que comentar que, para mí, vamos a transitar por los caminos más bonitos de Tafalla. Nos acercamos a la roca que desde la ladera parece que vigila el término."
Juanjo y yo no podemos estar más de acuerdo. Hay que estar aquí para apreciarlo.
Volvemos sobre nuestros pasos y, por un camino viejo, salimos a una pieza que se extiende en la ladera.
09.30 horas. Estamos en el Portillo del Sastre. El collado es espectacular. Miramos hacia el N y admiramos las cumbres cercanas de Alaiz, la Higa y Peña de Izaga, a la que en Noviembre haremos una visita.
Las dos cotas que franquean el portillo pugnan entre sí para ver quién es la más alta. El Buskil con sus 638 mt le saca un pedazo a la de la dcha., el Alto de las Piedras con sus 616 mt.
Aprovechamos unas rocas junto a las tablillas de la muga de Pueyo para reponer fuerzas.
Damos una vuelta por la pieza y descubrimos "el cuerpo del delito". Alguien, seguramente con nocturnidad y alevosía, le ha metido la motosierra a un roble y lo ha dejado tumbado no sabemos con qué fin.
Orillando campos labrados y por monte bajo, salimos al camino que baja junto al barranco de Macocha.
El primer camino que entra a la dcha. es el que tomamos para llegar a las rocas del portillo.
Estamos encima del Tajubo, al abrigo del monte, y hace tanto calor como en verano.
11,10 horas. Rocas. Nos acercamos un momento. Hay un montón de rocas, de las que abundan por los alrededores. Están sueltas.
Bajamos a la orilla de la pieza y salimos al camino que hemos subido al comienzo.
Aquí el itinerario se vuelve un poco anárquico. Hay que ir campo a través en algunos tramos. En otros, los viejos caminos están cada vez más abandonados.
11,30 horas. Cabaña del Churrero. 537 mt de altitud. Está en ruinas.
Nos contaba el Templao que en la riada del Abaco de 1935, llovió con tal intensidad en esta zona que Florencio, su padre, se tuvo que refugiar con las caballerías en este cerro. El agua arrastró todo lo que pilló a su paso y, al día siguiente, correas y collerones aparecieron en la desembocadura del barranco del Abaco, debajo de San Gregorio.
La más importante, que nosotros recordamos, la del mes de Julio del año 1935. Una gran tormenta de granizo y piedras de gran tamaño. Arrasó viñas, huertas y el campo en general, llevándose todos los fajos de las piezas y eras. Las aguas en la ciudad llegaron a una altura de más de dos metros. (En algunos puntos aún se conservan señales). El comercio de la parte céntrica, Plaza de Cortés, totalmente arrasado. Derrumbó tapias, paredes, edificios en la zona en que estaba el Matadero, Colandería, Lavadero, Trujal de Aldaz, Adoberías, etc.
En la zona del barranco Abaco, como hemos indicado inundó y destrozó viñas, huertas y eras, llevándose toda la mies depositada en las mismas, trillos y aperos.
En la zona del árbol de Gitano, arrastró a un hombre, salvándose agarrado a un fajo de mies.
No olvidemos la desolación y aspecto de la ciudad después de la catástrofe, sumida en el barro, y en cerca de un metro de "jasa" que se tardó años en limpiar. (José Menéndez)(Retazos de historia tafallesa)
Por el camino que baja de la Balsa de Lucas, llegamos al Caserío del Monte. Buscamos un antiguo aljibe que estaba junto a la era, pero ha desaparecido.
Al oír nuestras voces, el hombre que está a cargo de todo esto, sale.
Hablamos con él y, una vez perdidas las reticencias, nos invita a pasar dentro para enseñarnos todas las dependencias. Aceptamos encantados.
La construcción es sólida y está bien conservada. Nos enseña graneros, corrales y el patio.
Incluso nos pasa a la cocina.
Luego nos lleva al pozo grande de donde extraen el agua para llenar un depósito con 25.000 litros de capacidad. Antiguamente estuvo en la Bodega y lo usaban para almacenar alcohol.
A las 12,00 nos montamos en el coche y volvemos para casa. Hay que dar una vuelta por las ferias, pero el buen sabor de boca que nos ha dejado la excursión de hoy nos va a durar mucho tiempo.
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