Domingo 4 de Enero de 2015
Primera excursión de 2015. Hace tiempo me pasó Sergismundo un recorrido por el Alto de Vigas en Ujué. Hablando con unos y con otros, todos me recomendaban ir en invierno, aprovechando un día claro para poder disfrutar de las vistas. Para el día de Reyes predicen nieblas, así que aprovechamos hoy para caminar por la sierra de Ujué.
Son las 08,00 horas. Magán marca 10º y la farmacia 9º. En el cielo hay algunas nubes y sopla un cierzo ligero.
En enero, se hiela el agua en el puchero.
En enero, se hiela el agua en el puchero.
Aparcamos el coche a unos doscientos metros de la ermita de la Blanca y salimos.
08,45 horas. Llegamos al corral de Pedro Aldunate. El lugar está solitario. El edificio, en ruinas, tiene al lado un pequeño huerto.
Al lado de la era, la hierba verde y fresca crece debajo de un bosquete de encinas.
En la balsa que está junto al camino el hielo se ha cuarteado, pero da una idea de las temperaturas que ha habido estos días.
Seguimos en dirección S.
09,00 horas. Una piedra vertical, colocada a modo de monolito, indica la dirección a Ujué para los que vienen de Santacara.
El camino es bueno para andar. Los campos están verdes y el silencio es total.
En diez minutos llegamos al corral de Fermín Sola. Tiene un casa rehabilitada, aunque el resto está en ruinas.
Junto al edificio sale una pequeña senda que lleva hasta la antena.
09,15 horas. Alto de Vigas. Una antena y un panel de placas solares lo coronan.
Damos una vuelta alrededor y recordamos la subida que hicimos hace más de un año a Santa Ágata en Ayesa. No hace mucho tiempo, esto era un observatorio para la prevención de incendios. La telefonía móvil sustituyó a las antiguas emisoras fijas.
Escondido entre los chaparros, el vértice geodésico espera nuestra visita.
Aunque haya algunos nubarrones, las vistas son magníficas.
La base de hormigón es amplia y permite disfrutar del paisaje. Detrás de Arangoiti, el Pirineo está completamente blanco. Anie, Acherito, la Mesa... se muestran azules, gélidos. Hacia el sur, la depresión del Aragón alberga pequeños pueblos: Santacara, Mélida, Rada.
Volvemos al corral y continuamos.
A pocos metros, dejamos el camino principal y entramos en uno medio abandonado.
09,45 horas. Corral de Ignacio Olleta. Está completamente en ruinas. Pasamos a su lado y comenzamos a descender.
Con la aparición de los tractores con los que se podía trabajar en el campo y volver al pueblo al finalizar la jornada, el corral empezó a perder su utilidad y su razón de ser. Ahí comenzó el declive y paulatino abandono de los corrales de Ujué. Con la emigración masiva, fundamentalmente a Pamplona, a partir de los años 60 y 70 del siglo XX, y con la desaparición de la forma de vida tradicional, muchos de estos corrales han quedado desmoronados, arruinados e invadidos por la maleza. Otros se han adecentado como casas de campo para el descanso de fin de semana de sus antiguos moradores y, sobre todo, de sus descendientes. (Gaudencio Remón y tres autores más)(Los corrales de Ujué y la vida de antaño).
El recorrido es sinuoso y complicado. El terreno áspero y duro obliga a fijar bien la vista y los pies en el suelo.
10,10 horas. Paramos a echar un bocado mientras disfrutamos de las barrancadas de la sierra que terminan en las tierras llanas.
Juanjo me da unos datos que ha sacado de la Gran Enciclpedia de Navarra:
Vigas: Cerro situado al NO de Murillo el Fruto, con 702 m de altitud. Está modelado sobre una formación arcillosa, con frecuentes intercalaciones de areniscas (paleocanales), perteneciente al Mioceno. (Tomo XII. pág 387)
Continuamos descendiendo hasta que llegamos a un manantío. El rumor del agua nos hace detenernos. El agua brota entre juncos y maleza y forma un pequeño regacho que seguiremos un buen trecho hasta que el camino dé un giro a la dcha. buscando otra vez altura.
El terreno tiene mal andar y, al ser una zona desconocida, se hace imprescindible el uso del Gps.
Antes de llegar al camino que sube de Santacara, rompemos el hielo de los charcos. Por el grosor comprobamos que ha habido fuertes heladas.
Salimos al camino y sentimos un alivio al volver a andar por terreno cómodo.
11,20 horas. Llegamos al monolito por el que hemos pasado a la ida.
Desde este lugar también hay una vista estupenda del Pirineo.
En diez minutos estamos en el coche.
La excursión de hoy es de las engañosas. Sobre el papel son poco más de 7 km, pero en el terreno son casi tres horas de caminar.
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