lunes, 25 de mayo de 2015

Paseo al Buskil entre robles



Domingo, 24 de Mayo de 2015


Hace tiempo me pasó Sergismundo un recorrido corto, 7,4 kms, por la zona de Buskil. Lo tenía guardado para uno de estos días en que no podemos alargar la excursión. A las 12,30, en la Ermita de San José, los Doce celebramos Pentecostés y hay que llegar a casa a una hora prudencial. 
Magán marca 14º y la farmacia 13º. A las 08,30 aparco el coche junto al Caserío del Monte y me dispongo a seguir la ruta de Sergio. Hoy toca andar solo, como en los viejos tiempos. 
En el cielo, las pocas nubes que se dejan ver son arrastradas por el fuerte cierzo que se precipita por las laderas sembradas de cebadas y trigos. 

La primavera pasa ligera, al revés que el invierno, que se hace eterno. 



El cartel indicador del Sendero Local marca una ruta que, en parte, tomaré al final del recorrido. 


Para continuar por el camino que lleva hacia las balsas, hay que salvar el cauce del barranco. Dos troncos pequeños han sido colocados para facilitar el paso. 
Una suave cuesta, por encima de la Balsa de Monte, lleva hasta el Corral Nuevo.


08,45 horas. Una parte del tejado se ha hundido y deja ver los maderos descarnados que, expuestos a las inclemencias del tiempo, terminarán por pudrirse con el consiguiente derrumbe de lo que quede en pie.


Unos metros más adelante se encuentra el pozo. Las zarzas se han apoderado del lugar y ocultan la estupenda restauración que se hizo en él. 
Desde aquí hay que hacer un giro de 90º hacia el S. y se llega a una senda que se introduce en el encinar. 
El paseo es agradable. La senda estrecha sube y baja salvando el ligero desnivel. 


Los árboles no consiguen ocultar las ruinas de una especie de torre. Siempre que la visitamos nos quedamos intrigados por su construcción en este lugar y con esas dimensiones. 
Donde termina el bosque, la ausencia de vegetación permite extender la vista hacia el S. Los sembrados terminan en la falda de Moncayuelo, donde el cierzo juega con los molinos que agitan sus aspas alocadamente. 


El Corral de los Toros, al abrigo del viento, sestea al sol. 
Tomo el camino que asciende hacia el N. y enseguida entro en un pequeño bosque. Se anda con comodidad. La senda serpentea entre los árboles y, cuando comienza a descender, se adivina la pista blanca que sube por el Tajubo. 



Las ruinas de una vieja caseta de buena factura me hacen salir del camino para echarle un vistazo. 



Poco a poco voy subiendo hasta llegar a las inmediaciones del Portillo del Sastre. 
Tuerzo a la izda. y vuelvo a caminar bajo los árboles. 



Los quejigos, majestuosos, dan sombra al viejo camino que rodea el cerro del Buskil. 



Un pequeño montón de piedras con las marcas del Sendero Local me invitan a seguirlo. 
Bien señalizado, es un paseo que merece la pena conocer. Hemos andado otras veces algunos de estos tramos para bajar de la Piedra Blanca, pero otros son completamente nuevos para mí. 
La pendiente cada vez es mayor.



Una señal está colocado como diciendo: "sí, es por aquí".
Salgo a terreno despejado y, sorteando chaparros, el vértice geodésico casi se puede tocar con la mano. 




10,00 horas. Buskil. 638 mts de altitud. La vista hacia el S. es impresionante. 
Los campos ofrecen mil tonalidades. A las vezas moradas les suceden las tupidas cebadas que comienzan a amarillear. Los trigales, verdes y altivos, imploran agua, aunque sea uno o dos chaparrones. Los ladridos de unos perros cercanos, de vez en cuando, rompen el silencio mágico. Aprovecho la parada para sacar la cantimplora y echar un bocado. 

1 de Enero de 1797. Es alcalde Manuel María de Iribas. Este año se ponen las mugas entre Artajona y Tafalla. Los vecinos salieron a los términos de Elizasarra y Monte Alto, encima del Brusquil. También se colocaron entre Tafalla, Olite y Falces, comenzando en el término del Saso. Fueron en total veintitrés mugas "con cruces de Caravaca". (J.M. Esparza)(Historia de Tafalla - Tomo I)

Salgo por detrás del vértice, en dirección N. y tomo de nuevo el Sendero Local que se esconde en el orillo de la pieza más cercana.



La senda es estrecha, frondosa. Un poco más al S. de donde me encuentro está la ladera de los bojes. 
Salgo al camino que sube hacia la Sarrea. 




10,15 horas. Balsa de Lucas. Está llena de agua. El croar de las ranas se interrumpe con mi presencia. Las encinas de la orilla aparecen tupidas  y sombrías. 




En quince minutos estoy de nuevo junto al Caserío del Monte (o de Camón). No hay nadie. 
El cierzo sopla con fuerza aprovechando la ladera de Buskil. El sendero local NA-178 es una maravilla que tenemos al lado de casa. Bien señalizado y con un buen trazado, permite hacer una excursión corta y cómoda, y para todas las edades.  





No hay comentarios:

Publicar un comentario