lunes, 10 de agosto de 2015

Fin de curso en Solrío



Domingo, 9 de Agosto de 2015


Teníamos pensado, para rematar el curso paseador, dar una vuelta por Valgorra y llegar hasta Santa Zita. 
Las predicciones meteorológicas no dan agua, pero los negros nubarrones en el N. nos hacen mirar con más confianza la enorme ventana que se ha abierto al final del Plano. 
No le damos más vueltas. Bajamos a Olite, visitamos sus dos fuentes y volvemos por Solrío. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 17º y la farmacia 15º. El cielo está encapotado. El cierzo, sin ser un vendaval, sopla alegre. La mañana está fresca. 

El agua agostera destroza la era, pero apaña la rastrojera.


Salimos por los "enredos" que decía el Templao y llegamos hasta el Corral de la Somatilla. El asfalto se transforma en camino de tierra. El corral, que hasta hace poco estaba en "pleno campo", se ha quedado al borde de la nueva urbanización, solo e incómodo, temeroso de que los nuevos vecinos lo desprecien por viejo y anticuado. 


En las Badinas los maizales reciben agradecidos los chorretones de agua que les lanzan los aspersores.  


Las viñas emparradas muestran coquetas sus racimos pintados. Las uvas, abundantes, cuelgan de las largas hileras de cepas. 


08,30 horas. El armazón metálico de la "central" eléctrica convive con los viñedos y maizales vecinos.   


Un poco más adelante, en una pieza de grandes dimensiones, las humildes plantas de remolacha se funden con los rastrojos lejanos. 
El puente que cruza la autopista se ondula hasta el camino que termina la carretera de Peralta. 
Entre viñas y campos llecos, entramos en Olite. 


09,30 horas. No hace frío, pero el día está bastante desapacible. La hora temprana y el cielo gris no invitan a salir de casa. 
Frente al castillo, una calle en línea recta nos lleva hasta el paso a nivel subterráneo. 
Al otro lado de la vía, torcemos a la dcha. 

Febrero de 1889. Aunque nada puede sorprender en un pueblo tan aficionado al juego, este año hubo algunas apuestas que se hicieron célebres. En el café Macanaz, Eustaquio Elizondo apostó cien pesetas a que con su yegua llegaba desde Tafalla a la estación de Olite antes que el tren, saliendo al mismo tiempo. Mucha gente salió a la estación y otros fueron a Olite a ver la llegada. Cuando el jefe de la estación tocó el pito de salida, tren y jinete se pusieron en marcha y la yegua llegó a Olite con cincuenta metros de ventaja. La prensa provincial se hizo eco de la hazaña. Otra apuesta famosa en este año fue la de Manuel Valencia Ojer: veinticinco pesetas a que llevaba un saco de trigo de tres robos, o sea 66 kilos, desde Tafalla hasta Olite. Y la ganó. (J.M. Esparza)(Historia de Tafalla - Tomo I)

Hace tiempo que hemos tomado la costumbre de almorzar en el Chorrón. 


09,40 horas. Fuente del Chorrón. Los dos caños echan agua en abundancia. El modesto Cidacos bebe de ellos, con ansiedad, en este verano seco y caluroso. 
Encima de la fuente, una mesa con sus bancos hechos de piedra, invitan a detenerse y almorzar. 
Algunos paseantes nos miran con curiosidad. 
En el Guerinda y el Txutxu, las nubes se agarran con fuerza. Hace mes y medio, estuve con Juanjo por aquellos "andurriales" y el día nos salió buenísimo. 
Volvemos para casa. 
El camino nos obliga a pasar por la otra fuente. 



Las Fuenticas. La parada es obligatoria. La chopera casi oculta los tres caños de los que el agua brota con fuerza. La fuente está un poco sucia y descuidada, no le vendría mal un pequeño lavado de cara. 
El camino blanco que sale en dirección N. nos va llevando hasta la muga de Tafalla. 



Un pivot de grandes dimensiones, avanza lentamente mientras riega a conciencia el maizal. 
En Montmediano, la punta blanca del vértice geodésico parece saludarnos. Somos ya viejos amigos. 
10,40 horas. Caserío de Solrío o de Aldaz. 


Los perros guardados en el interior de la tapia de bloques ladran ruidosos al notar nuestra presencia. 




En el pozo descubierto tras el arreglo del camino, aunque lleno de maleza, se distingue el agua. 




El pequeño cerro de Santa Marina contempla la desolación del antiguo Vivero Forestal. 



Camino del Escal adelante, con la Recueja a la izda., pasamos por debajo de la autopista y salimos a los Cascajos. 
El camino de Torreta va por la izda. Nos apetece más seguir por él, entre huertos, nogales y casetas de recreo. 



11,30 horas. Entramos en el pueblo y llegamos a la presa de la Estación. El agua todavía salta junto a la caseta del riego. El río, debajo del Pozo Redondo, está verde y tupido. 
Sobre el puente, los maderos del encierro anuncian las próximas Fiestas. 

En este enlace se puede ver el recorrido de hoy. 

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