martes, 25 de agosto de 2015

Las sabinas de Valdiferrer




Domingo 23 de Agosto de 2015


Terminadas las Fiestas volvemos a patear el término. Para hoy tenía pensado dar una vuelta por la Sierra de Alaiz, pero anunciaban tanta lluvia para el fin de semana que decidimos no salir de Tafalla. Hoy me acompaña solamente Juanjo, así que le propongo que hagamos una excursión de Sergismundo (este muchacho es...) que tengo guardada. 
La considera difícil porque hay algunos tramos sin caminos. Pasa por la cabecera de un par de barrancos y el suelo, suelto y pedregoso, hace que el recorrido tenga muy mal andar.
Son las 08,00 horas. Magán marca 21º y la farmacia 19º. El cielo está prácticamente despejado y sopla un suave viento del NNO. 
Ni rastro de lluvia. 
Aparcamos el coche en el pinar que está junto al camino que sube hacia el Caserío de Valdiferrer y que pasa al lado del Corral de la Mariana. 
Salimos. 

Llueva o no llueva, en Agosto la huerta riega. 



Entre los pinos, un viejo camino nos lleva paralelos a la carretera de Estella. 



Al terminar una amplia curva llegamos a una vieja caseta en ruinas que albergó algunas colmenas. La zona es húmeda y los carrizos proliferan en la hondonada.


Un poco más adelante, el camino termina en una pieza de grandes dimensiones. 
Nosotros la cruzamos para llegar a una caseta antigua que Sergio ha marcado en el recorrido. 


Salimos a una zona de monte bajo y, por la cabecera de una corta torrentera, llegamos a la caseta.


08,35 horas. La construcción es pequeña y sólida. Agazapada al abrigo del cierzo ha resistido el paso del tiempo, aunque se ha abierto un agujero en el techo y el deterioro, poco a poco, la hará desaparecer. 
Estamos en la zona donde no existen caminos. Por las sendas que hacen los animales avanzamos, lentamente, intentando esquivar las ilagas y malezas.


Ante nosotros aparece la primera sabina. Como no somos muy duchos en botánica consultamos una buena aplicación para móvil llamada Arbolapp. Nos saca de dudas. El arbusto es propio de suelos muy pobres. Los pinos que se plantaron son de pequeño tamaño. En algunas zonas vamos a verlo convivir con el esparto, lo que supone que son suelos de pobreza extrema. 


08,45 horas. Abejera antigua. Casi oculta por la vegetación, ocupa un pequeño carasol que la protege del viento frío. 


Fue hecha a conciencia y todavía se pueden ver los habitáculos donde se colocaban las cestas. 


Entre matas, piedras y alguna sabina, el recorrido nos lleva hasta otra torrentera que nos obliga a ganar altura para, por su cabecera, llegar a una pieza.  Cuando Sergio dio esta vuelta era mayo y tuvo que orillar el sembrado. A nosotros, la pieza ya labrada nos permite cruzar evitando el rodeo. 
Al llegar al final de la finca, nos encontramos con un camino que termina en el llamado camino del Tollo, que sube desde la carretera de Estella hasta el Caserío de Valideferrer. Nosotros lo solemos recorrer siempre de bajada. 


Un poco antes de llegar a la carretera, nos acercamos a ver una caseta antigua. Está en la orilla y cuando se pasa en dirección S., si no se presta atención, parece un montón de piedras. 
Volvemos al cruce de caminos y tomamos uno viejo que orilla el pinar y gira hacia el O. 
Cruzamos una pieza y entramos de nuevo en el monte bajo. 
Hay que bajar hasta la repoblación de pinos. Aquí el gps es una buena ayuda para encontrar la vieja construcción. 


09,30 horas. Caserío en ruinas. Escondido en el pinar, solamente queda en pie una pared bien construida. 


El resto de la edificación son ruinas. 

13 de Mayo de 1949. Braulio Górriz, vecino del número cinco de la calle Mayor, va a dar la vuelta al ganado en el corral de Astray, corraliza de Beracha. Un hombre que está robando le arroja un punzón y le hiere el pecho. Górriz se defiende a bastonazos. Con la ayuda del pastor Francisco Sagardoy, lo reducen y lo conducen hacia el pueblo. Faltaba poco para llegar y el ladrón se les escapa. Son tiempos de escasez y necesidad. (J.M. Esparza)(Historia de Tafalla - Tomo II)

¿Era éste el Caserío de Astray?
Bajamos a la pieza cercana y, por su orilla, llegamos a otro corral en ruinas. 


De grandes dimensiones, la ruina es total. 


Una vuelta por su interior nos permite observar que en algún momento se le hicieron arreglos. Tiene varias vigas de hormigón que son las únicas que han resistido el paso del tiempo.


Dos perolas viejas son testigos mudos del hundimiento y descalabro de la construcción. 
También podría ser éste el Caserío de Astray ¿?
Por la orilla de la pieza nos acercamos al edificio de al lado. 


09,50 horas. Sergismundo en su recorrido lo marca como Corral de Ainzúa. Sin embargo, el Sitna lo denomina Corral de Pérez. 
(Esto requiere una conversación con Sergio).



Está limpio y bien conservado. Los excrementos de las ovejas indican que aún hay actividad. 


En el interior, dos esbeltos pilares fabricados de ladrillo sostienen el techo. 


Y las dos vigas centrales soportan toda la cubierta del interior del corral. 


En el exterior, adosada al edificio, está la caseta donde hacía vida el pastor. 


En su interior, en desuso por su aspecto, la chimenea luce una rústica decoración.
Por la orilla de una pieza seguimos en dirección O. 
Volvemos a entrar en el monte bajo y llegamos a una abejera. 


Una caseta medio en ruinas da idea de la actividad que se realizaba con las abejas.  


En la balsa cercana a la construcción, decenas de ranas están tomando apaciblemente el sol hasta que llegamos nosotros a incordiar. A medida que recorremos su orilla, los batracios, atentos, saltan velozmente al agua. 


Más arriba de la caseta, en el carasol, se encuentra la abejera. 


Es de grandes dimensiones y está bastante bien conservada. 
Continuamos nuestro paseo. 
La siguiente dificultad se encuentra en el paso del Barranco de Tamarices. 
Es profundo, aunque no lleva agua. 


La erosión ha creado un surco importante buscando las tierras llanas de Tamarices y Candaraiz. 
Desde la otra orilla subimos a lo más alto. Es el momento de reponer fuerzas. El suave viento viene fresco y obliga a abrigarse para proteger la espalda sudada. 



La vista es magnífica. La llanura de la Sarda se ve interrumpida por los pinares de Tamarices  y Beratxa. 
Descendemos hacia el N. 



Una vieja construcción, de la que quedan solo las paredes, alberga una treintena de colmenas nuevas. 
Bajamos hasta la pieza próxima y nos alejamos por la orilla. El colmenar puede estar muy activo y no es cuestión de meterse en líos. 



Dos cañaverales flanquean la entrada a la finca. 
Salimos al camino. El 11 de Enero de este año pasamos por aquí en la excursión que hicimos a la Cabaña de Saturnino Iriarte en Artajona. 


La suave pendiente nos acerca hasta la mini central eléctrica. 
Salimos a la carretera y caminamos en dirección E. 
En diez minutos llegamos al camino que sube hacia la torre. Lo tomamos y comenzamos a subir por la orilla de la pieza. 



11,30 horas. Torre de Beratxa. Solitaria e imponente, vigila desde su cerro los corrales que hemos visitado hace un rato. El día es inmejorable. Soleado y fresco para andar, es un placer recorrer con la vista los "andurriales" por los que nos ha llevado el amigo Sergismundo. 
Bajamos a Valditrés. 
Un grupo de cicloturistas viene de la parte de Candaraiz. Con sus indumentarias ponen color a los campos ocres y terrosos. 
Salimos a la carretera y, para evitar el asfalto, caminamos por las piezas en barbecho. 
12,00 horas. Llegamos al punto de salida.
La excursión ha sido muy interesante. Corta de kilómetros, pero larga en esfuerzo. Sergio la ha clasificado en Wikiloc como "difícil". Como es de suponer, no entraña ningún riesgo, pero es verdad que tiene varios tramos de mal andar no recomendables para quienes sólo desean "dar una vuelta por el campo".


No hay comentarios:

Publicar un comentario