martes, 28 de febrero de 2017

Abaiz y Santa Criz




Domingo, 26 de febrero de 2017


El pasado día 16 fuimos, los jubilados senderistas de Tafalla, desde Abaiz hasta Gallipienzo andando. Pasamos por Santa Criz y nos quedamos maravillados de los hallazgos romanos que se encuentran allí. 
Para hoy les propuse a mis acompañantes que hiciéramos un circular Abaiz-Santa Criz antes de que se me olvidasen algunas de las cosas interesantísimas que nos explicó la arqueóloga Rosa Armendáriz. De todos los recorridos que hay de esa zona en Wikiloc, el mejor de todos, como siempre, es el de Sergismundo. Así que, ya descargado, el que vamos a seguir. 

Son las 08,00 horas. Magán marca 5º. El día viene radiante. Bajo un cielo azul y limpio, los Auroros están cantando a la Madre Ascensión Nicol porque el viernes fue su festividad. Por las calles todavía se ven perros, gatos y algún oso, últimos supervivientes de una noche larga carnavalera. 


Si hace un buen febrero, malo será el año entero.




A las 08,30 horas aparcamos el coche en el área de descanso de la variante de Eslava y comenzamos a andar. 
El camino es ancho y bueno. Desciende hacia el barranco Indusi que corta el terreno desde el Alto de Lerga hasta que entrega sus aguas en el Aragón. 
En el cruce de caminos torcemos a la izda. En pocos minutos llegamos a nuestra primera parada. 
09,00 horas. Nevero Los Arenales.


 La construcción parece una réplica del Gurrutxo de Tafalla. 




Un poco más pequeño de tamaño, se mantiene en pie solamente la mitad. 
Volvemos al cruce. 




Abaiz nos observa desde su atalaya. 
Caminamos entre sembrados y monte bajo y giramos bruscamente a la izda. 
Una cuesta larga, no muy pronunciada, nos lleva poco a poco hasta el despoblado. 
09,40 horas. Abaiz. 
En la iglesia han colocado algún andamiaje. Parece ser que los vecinos de Lerga, en auzolán, están consolidando lo que queda en pie del templo para que no se venga todo abajo. 



Estuvo dedicado a Santa Elena. Es un edificio prerrománico del siglo XI y, al decir de algunos estudiosos, puede ser uno de los edificios más antiguos de Navarra. 
En unas grandes piedras, a modo de bancos, aprovechamos para echar un bocado. 


En la ladera que da al Indusi, observamos las ruinas de las casas que formaron el poblado de Abaiz. 
Varios vehículos todo terreno pasan veloces por los caminos de abajo. Desde donde estamos, los vemos dirigirse a la falda del Txutxo. 
Continuamos por el camino que sigue en dirección E. 




Lo abandonamos por uno viejo y enseguida entramos en una senda estrecha que nos lleva hasta una viña. Al final de ésta, el camino es ancho y cómodo. Bordea el barranco hasta salir a un paso encementado que enlaza con el que viene de Eslava. 
10,30 horas. Lápida. 




Salimos un momento del camino para ver una lápida que hay a la dcha. Sus inscripciones no son fáciles de leer. Recuerda a alguien fallecido en ese lugar en el año ¿1839?.
Una amplia curva a la izda. nos lleva al aparcamiento de Santa Criz. 



Hace una breve parada en el panel informativo. 

(*) Soy viejo, y su nombre se ha desvanecido en mi memoria... tantos años ya que respiré su aire. Pero aún me quedan recuerdos... A una jornada a pie desde la villa de la foz, su perfil a la luz del ocaso... Bruma en mi mente. ¿Qué habrá sido de ellos?¿Cuál el destino de ese reflejo de Roma?

Una corta y empinada cuesta nos lleva hasta el yacimiento romano. 



10,45 horas. Santa Criz. 
Dos o tres fotógrafos con sus cámaras y trípodes buscan los rincones de las calles para obtener las mejores imágenes. 



(*) Antes de mi partida cada tarde pasaba bajo las columnas del templo de Marte Vengador. En mi alma ha quedado el capricho de las luces vespertinas haciéndose prodigio entre las hojas del acanto. Hoy, en este confín del Imperio, el sol declinante también borda de claroscuros la belleza de la piedra. Estas paredes me acogen. En esta ciudad ¡me siento tan cerca de casa!... 

Santa Criz es una maravilla que merece la pena conocer. En el panel de entrada, las explicaciones ayudan a entender lo que se encuentra ante nuestros ojos. 
Por las escaleras de la izda subimos hasta el siguiente panel y disfrutamos de otra perspectiva de la ciudad. 





(*) Desde aquí arriba, minúsculas figuras en un mosaico de campos. Presiento el fuego en la espalda del siervo doblegado a la cepa, presiento la mano ajada de la criada en la ubre de la vaca, presiento el sabor del polvo en la boca del carretero... Presiento el poder en la entrañas del dominus. Desde aquí arriba sólo presiento. Pero el mercado abre ya sus puertas, exibiendo sin vergüenza los frutos del "pre-siento". Ahora ya, "siento"... 

Seguimos hacia el "Territorium". El terreno está lleno de bojes y arbustos.




(*) Equilibrio, proporción, racionalidad, magnificencia, orden. Sé que he andado un largo camino, sé las millas que distan de mi ciudad, sé que Roma está lejos... muy lejos: sin embargo, ¿quién sino Roma puede ser madre de esta criatura? ¡Cuán grande es el poder de Roma!

El sendero continúa un corto tramo. Echamos un vistazo a las ruinas del torreón medieval. 
Volvemos al yacimiento y paseamos entre sus paredes y contrafuertes. 
11,35 horas. Abandonamos la ciudad y bajamos a la Necrópolis. 



Se encuentra en la orilla de un sembrado. 

(*) Hoy ha muerto. Ha escapado de sus labios el último hálito Vafra, de 15 años. Y al igual que su rostro se desdibuja a nuestros ojos abrasado en el fuego de la pira, los horizontes de la ciudad se desvanecen en un ocaso atormentado de lamentos y trompetas. Junto a ellos, yo, un extraño, un caminante que viene de lejos contemplando absorto el espectáculo universal de la muerte. 





Dos sencillas tumbas forman el recinto de esta necrópolis.
Por la orilla de la pieza salimos al aparcamiento. Varios vehículos están estacionados. Conforme avanza la mañana los visitantes van llegando a disfrutar de Santa Criz. 
Volvemos hacia el coche. 
El camino es ancho y bueno. 
Olivares, viñedos y cereal conforman el paisaje muy similar, sin duda, al que conocieron aquellos pobladores romanos de hace dos mil años. 
12,20 horas. El camino llega a su fin en la carretera.



Desde aquí, la vista de Eslava es magnífica. El día sigue luminoso y la temperatura agradable. Poco más se le puede pedir a esta mañana. 
Volvemos para casa. 


(*) Los textos citados están sacados de los paneles informativos de Santa Criz.

En este enlace se puede ver el recorrido de Sergismundo, que es el que hemos seguido nosostros hoy. 

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