Hoy nos vamos a Oteiza de la Solana. El amigo Sergismundo me mandó un par de rutas por allí. Nos cuenta que un grupo de voluntarios ha rehabilitado varios aljibes, casetas y hasta una tejería.
El día promete.
La mañana ha salido estupenda. Sin aire, en Oteiza a las 08:30 horas la temperatura es de 5º.
En los sombríos hace frío y en los charcos se aprecia una fina capa de hielo.
San Pedro y San Felices (19 de febrero) frío en las narices.
Salimos del centro del pueblo, donde hemos aparcado, y encontramos el primer poste con las marcas verdes y blancas de Sendero Local.
El camino es ancho y bueno.
Algún almendro, temerariamente, ha echado la flor.
Todavía queda invierno y estamos convencidos de que sufrirá alguna helada.
Los campos verdean y se extienden agarrándose al extremo del robledal.
Un perro negro camina mansamente al lado de su dueño. Cuando se acercan, él le echa la correa al cuello.
- ¿Es un rottweiler?
- No, un doberman. Pero tiene ya doce años y nunca ha hecho daño a nadie. Ahora casi no puede ni andar.
Un perro negro camina mansamente al lado de su dueño. Cuando se acercan, él le echa la correa al cuello.
- ¿Es un rottweiler?
- No, un doberman. Pero tiene ya doce años y nunca ha hecho daño a nadie. Ahora casi no puede ni andar.
Aunque el sendero no está homologado, los postes indicadores jalonan la ruta para evitar cualquier despiste.
Llegamos a una intersección.
Torcemos a la dcha. porque vamos a nuestra primera visita.
09:00 horas. Aljibe de Zamaca.
En lo alto de un cerro, casi pasa desapercibido.
Han hecho una buena obra de restauración.
Damos una vuelta por el entorno y volvemos al cruce que acabamos de abandonar.
Frente a nosotros sale una senda.
En su orilla nos llama la atención el letrero.
En pleno campo de la Solana, una senda de la ballena. Nos deja atónitos.
Descendemos por ella entre verdes campos de cereal y oscuros robles.
A nuestra izda., Montejurra no nos quita ojo.
Pasamos junto a un corral hundido y abandonado.
Doblamos una curva y abandonamos el camino por otro que sale a la izda.
Desde lejos nos ha llamado la atención la vista.
Subimos hasta allí.
09:30 horas. Monolito.
En una de sus caras han puesto, tallada en una losa, una dedicatoria a Patro. Debió ser un pastor porque lo representan con cayado y con su perro.
Detrás del monolito, al abrigo de la vegetación, hay un banco de madera. Aprovechamos el carasol y echamos un bocado.
La mañana está fantástica.
El paisaje es espectacular.
La sierra de Lóquiz, con su enorme acantilado, cierra el horizonte.
A la izda de Montejurra divisamos Yoar, la sierra de Cantabria y Valdezcaray.
En el S., el Moncayo se ha vestido de blanco.
Nos acercamos a un pequeño mirador que tenemos enfrente y desde el que todavía las vistas son mejores.
Regresamos al monolito y continuamos el camino.
10:10 horas. Aljibe de Mozolindo.
Similar al anterior. Nos entretenemos apreciando su rehabilitación.
Escondido entre las ramas, un pequeño cartel rinde homenaje a alguien conocido del pueblo.
El camino desciende.
Tomamos un sendero y, cerca de un cartel reivindicativo, llegamos a la carretera y la cruzamos.
Comenzamos a subir.
A la izda., un desvío nos invita a acercarnos a visitar una especie de casa grande.
En su fachada vemos algo que nos sorprende.
Es un nido de murciélagos.
Han tenido el buen gusto de tallar algunos ejemplares.
Continuamos ascendiendo por la senda que traíamos.
Una enorme palomera ocupa un buen trozo de monte.
El camino gira bruscamente a la izda y llegamos a la zona del acotado.
En el ribazo, hay un lápida de piedra.
El camino desciende y se vuelve más ancho.
Llegamos hasta otra palomera que tiene una cabaña de piedra de refugio.
El entorno está un poco descuidado y el interior de la caseta tiene algo de basura.
Unos metros más adelante llegamos a los depósitos de agua de Oteiza.
Un señor mayor, con bastón y gorro de lana, nos saluda.
Le preguntamos si es del pueblo y nos dice que sí.
Le contamos de dónde venimos y nos cuenta que él es uno de los artífices de las restauraciones.
- ¿Y lo de la ballena en Oteiza?
Sonríe y nos cuenta la historia:
- Hace años, uno del pueblo que no era muy espabilado vio que donde salían las aguas residuales de las casas, algo se movía y le pareció que era una ballena. Resultó ser un trozo de lona que tenía un agujero arriba y cuando llegaba el agua a borbotones salía como del lomo de una ballena. Hubo cachondeo general y se popularizó lo de la ballena en Oteiza. Al sendero le hemos llamado así para recordar el suceso.
Como ve nuestro entusiasmo por todo el recorrido, decide acompañarnos y explicarnos alguna cosa más.
Nos baja a la orilla de una pieza y nos enseña la Cabaña de los Guardas.
- Hace ya algunos años, había dos guardas de campo en el pueblo. Cuando se hicieron mayores, como el término es muy grande, se metían aquí y vigilaban hasta donde les llegaba la vista. Por eso, a esta cabaña le llamaban así. También decidimos restaurarla.
11:55 horas. Cabaña redonda.
Nos cuenta que la rehabilitaron, pero que tiene un problema de falta de cimentación.
- Terminará por hundirse - sentencia - ¿Veis la grieta que se le está abriendo junto a la puerta?
De camino al siguiente aljibe, nos cuenta que él conoció de crío a Patro el pastor.
Para entretenerse y quitarse el frío solía hacer montones pequeños de piedras mientras cuidaba del rebaño.
Santos, que así se llama nuestro acompañante, con unos cuantos jóvenes del pueblo decidió hacer allá arriba un monolito grande de piedras en homenaje a Patro. Quería ponerlo en un lugar que se viera desde lejos. La verdad es que lo ha conseguido.
12:00 horas. Aljibe de Mendiguíbel.
Aparentemente es el mayor de todos. Nos explica que el agua se recoge de la lluvia que se va filtrando por las piedras de la cubierta. Lo mejor es cuando cae una nevada y, al fundirse, va penetrando poco a poco.
- ¡El agua llama al agua! - exclama.
Después de las explicaciones, nos pregunta si hemos visto en el aljibe anterior, en Mozolindo, la biblioteca...
- ¿La biblioteca? - le decimos mientras pensamos que nos está tomando el pelo.
- Sí. No hemos puesto todavía el letrero y por eso no la habéis visto. Detrás de los árboles, hemos dejado un cajón con unos cuantos libros: Delibes y algún otro autor. Así, el que llega allí, puede estar un rato leyendo y disfrutando del paraje.
No salimos de nuestro asombro.
En lugar de seguir la ruta de Sergismundo, Santos nos lleva a una antigua cantera.
Nos enseña la última roca hasta donde llegó la explotación.
Y en una hondonada, nos muestra algo que le tiene intrigado.
Una gran piedra trabajada y vaciada a medias que podría ser cualquier cosa, desde una pila para agua, o para aceite. Incluso la pudieran trabajar para hacer una tumba.
Santos tiene la teoría de que se les rompió mientras la desbastaban, y por eso abandonaron el trabajo.
Salimos al camino.
Estamos en el término de La Balsa de Abajo.
Nos acercamos a ella.
Una fuente con un buen caudal nos recibe.
El lugar, como todo lo que hemos visitado hoy, está limpio y cuidado.
Damos una vuelta por el perímetro de la balsa.
Salimos de nuevo al camino y nos dirigimos a nuestra última visita.
12:45 horas. La Tejería.
También la han rehabilitado.
- Esta de la izda. era la casa de los Tejeros. Yo los he conocido viviendo aquí.
A la dcha. de lo que queda de la construcción, está el horno.
De grandes dimensiones, le han puesto una pared de piedras en el frente para que no se pueda entrar en su interior.
Las paredes son de adobe porque dicen que resisten mejor el fuego.
Damos una vuelta por encima del horno.
Está todo cerrado con valla metálica para evitar malas caídas.
Un joven de la localidad publicó hace unos años un estudio sobre la tejería y ha dejado un ejemplar en una de sus paredes para satisfacer la curiosidad de los visitantes. Juanjo me pasa algunos párrafos interesantes.
13:10 horas. Se ha hecho tarde.
Santos, nuestro acompañante, que tenía intención de ir al monolito, se da cuenta de la hora y nos acompaña al pueblo.
Llegamos a la plaza y se despide de nosotros.
Ha sido un placer, y una suerte, compartir este último tramo del recorrido con él.
Dentro de poco volveremos a hacer la segunda parte del itinerario de los aljibes.
Nos dice que, aunque también es interesante, es más fea que la que hemos hecho hoy.
En este enlace se puede ver el recorrido de hoy.
Torcemos a la dcha. porque vamos a nuestra primera visita.
09:00 horas. Aljibe de Zamaca.
En lo alto de un cerro, casi pasa desapercibido.
Han hecho una buena obra de restauración.
Damos una vuelta por el entorno y volvemos al cruce que acabamos de abandonar.
Frente a nosotros sale una senda.
En su orilla nos llama la atención el letrero.
En pleno campo de la Solana, una senda de la ballena. Nos deja atónitos.
Descendemos por ella entre verdes campos de cereal y oscuros robles.
A nuestra izda., Montejurra no nos quita ojo.
Pasamos junto a un corral hundido y abandonado.
Doblamos una curva y abandonamos el camino por otro que sale a la izda.
Desde lejos nos ha llamado la atención la vista.
Subimos hasta allí.
09:30 horas. Monolito.
En una de sus caras han puesto, tallada en una losa, una dedicatoria a Patro. Debió ser un pastor porque lo representan con cayado y con su perro.
Detrás del monolito, al abrigo de la vegetación, hay un banco de madera. Aprovechamos el carasol y echamos un bocado.
La mañana está fantástica.
El paisaje es espectacular.
La sierra de Lóquiz, con su enorme acantilado, cierra el horizonte.
A la izda de Montejurra divisamos Yoar, la sierra de Cantabria y Valdezcaray.
En el S., el Moncayo se ha vestido de blanco.
Nos acercamos a un pequeño mirador que tenemos enfrente y desde el que todavía las vistas son mejores.
Regresamos al monolito y continuamos el camino.
10:10 horas. Aljibe de Mozolindo.
Similar al anterior. Nos entretenemos apreciando su rehabilitación.
Escondido entre las ramas, un pequeño cartel rinde homenaje a alguien conocido del pueblo.
El camino desciende.
Tomamos un sendero y, cerca de un cartel reivindicativo, llegamos a la carretera y la cruzamos.
Comenzamos a subir.
A la izda., un desvío nos invita a acercarnos a visitar una especie de casa grande.
En su fachada vemos algo que nos sorprende.
Es un nido de murciélagos.
Han tenido el buen gusto de tallar algunos ejemplares.
Continuamos ascendiendo por la senda que traíamos.
Una enorme palomera ocupa un buen trozo de monte.
El camino gira bruscamente a la izda y llegamos a la zona del acotado.
En el ribazo, hay un lápida de piedra.
El camino desciende y se vuelve más ancho.
Llegamos hasta otra palomera que tiene una cabaña de piedra de refugio.
El entorno está un poco descuidado y el interior de la caseta tiene algo de basura.
Unos metros más adelante llegamos a los depósitos de agua de Oteiza.
Un señor mayor, con bastón y gorro de lana, nos saluda.
Le preguntamos si es del pueblo y nos dice que sí.
Le contamos de dónde venimos y nos cuenta que él es uno de los artífices de las restauraciones.
- ¿Y lo de la ballena en Oteiza?
Sonríe y nos cuenta la historia:
- Hace años, uno del pueblo que no era muy espabilado vio que donde salían las aguas residuales de las casas, algo se movía y le pareció que era una ballena. Resultó ser un trozo de lona que tenía un agujero arriba y cuando llegaba el agua a borbotones salía como del lomo de una ballena. Hubo cachondeo general y se popularizó lo de la ballena en Oteiza. Al sendero le hemos llamado así para recordar el suceso.
Como ve nuestro entusiasmo por todo el recorrido, decide acompañarnos y explicarnos alguna cosa más.
Nos baja a la orilla de una pieza y nos enseña la Cabaña de los Guardas.
- Hace ya algunos años, había dos guardas de campo en el pueblo. Cuando se hicieron mayores, como el término es muy grande, se metían aquí y vigilaban hasta donde les llegaba la vista. Por eso, a esta cabaña le llamaban así. También decidimos restaurarla.
11:55 horas. Cabaña redonda.
Nos cuenta que la rehabilitaron, pero que tiene un problema de falta de cimentación.
- Terminará por hundirse - sentencia - ¿Veis la grieta que se le está abriendo junto a la puerta?
De camino al siguiente aljibe, nos cuenta que él conoció de crío a Patro el pastor.
Para entretenerse y quitarse el frío solía hacer montones pequeños de piedras mientras cuidaba del rebaño.
Santos, que así se llama nuestro acompañante, con unos cuantos jóvenes del pueblo decidió hacer allá arriba un monolito grande de piedras en homenaje a Patro. Quería ponerlo en un lugar que se viera desde lejos. La verdad es que lo ha conseguido.
12:00 horas. Aljibe de Mendiguíbel.
Aparentemente es el mayor de todos. Nos explica que el agua se recoge de la lluvia que se va filtrando por las piedras de la cubierta. Lo mejor es cuando cae una nevada y, al fundirse, va penetrando poco a poco.
- ¡El agua llama al agua! - exclama.
Después de las explicaciones, nos pregunta si hemos visto en el aljibe anterior, en Mozolindo, la biblioteca...
- ¿La biblioteca? - le decimos mientras pensamos que nos está tomando el pelo.
- Sí. No hemos puesto todavía el letrero y por eso no la habéis visto. Detrás de los árboles, hemos dejado un cajón con unos cuantos libros: Delibes y algún otro autor. Así, el que llega allí, puede estar un rato leyendo y disfrutando del paraje.
No salimos de nuestro asombro.
En lugar de seguir la ruta de Sergismundo, Santos nos lleva a una antigua cantera.
Nos enseña la última roca hasta donde llegó la explotación.
Y en una hondonada, nos muestra algo que le tiene intrigado.
Una gran piedra trabajada y vaciada a medias que podría ser cualquier cosa, desde una pila para agua, o para aceite. Incluso la pudieran trabajar para hacer una tumba.
Santos tiene la teoría de que se les rompió mientras la desbastaban, y por eso abandonaron el trabajo.
Salimos al camino.
Estamos en el término de La Balsa de Abajo.
Nos acercamos a ella.
Una fuente con un buen caudal nos recibe.
El lugar, como todo lo que hemos visitado hoy, está limpio y cuidado.
Damos una vuelta por el perímetro de la balsa.
Salimos de nuevo al camino y nos dirigimos a nuestra última visita.
12:45 horas. La Tejería.
También la han rehabilitado.
- Esta de la izda. era la casa de los Tejeros. Yo los he conocido viviendo aquí.
A la dcha. de lo que queda de la construcción, está el horno.
De grandes dimensiones, le han puesto una pared de piedras en el frente para que no se pueda entrar en su interior.
Las paredes son de adobe porque dicen que resisten mejor el fuego.
Damos una vuelta por encima del horno.
Está todo cerrado con valla metálica para evitar malas caídas.
Un joven de la localidad publicó hace unos años un estudio sobre la tejería y ha dejado un ejemplar en una de sus paredes para satisfacer la curiosidad de los visitantes. Juanjo me pasa algunos párrafos interesantes.
“Para
muchas personas de Oteiza, La tejería ha sido un edificio que hemos contemplado
con cierto misterio cuando éramos niños. Comienza su construcción el 2 de julio
de 1798, por ser imperiosa la necesidad de teja y ladrillo. El primer tejero es
Miguel Antonio Labedi, residente en Cirauqui. La villa le proporciona la leña y
le paga 48 reales fuertes por cada 1.000 tejas o ladrillos”.
En 1801
deben traer la leña de fuera del término de la villa. La tierra la cavaban en
los alrededores. En 1816 hacía tejas, ladrillos, ladrilletes y baldosas.
Se
interrumpe la producción en 1872, porque Oteiza es ocupada por los liberales en
la 3ª Guerra Carlista. Los Carlistas les hostigaban desde las ruinas de la
ermita de Santa Bárbara, en el Monte. Tampoco les dejaban cultivar los campos
de los alrededores. Por ello, hay escasez de teja y ladrillo.
En 1939
La Tejería se saca a subasta, por 250 pesetas al año, pero nadie se la queda.
El último contrato a un tejero que la hace funcionar, es de 1950. Se trata de
José Hernández Molla y paga 500 pesetas al año.
Siempre
hubo en esta instalación dos grandes problemas: el agua escasa y la leña.
Otro
aspecto interesante era el transporte de las tejas, ladrillos y baldosas al
pueblo. Era un oficio aparte y la llevaban los arrieros con sus carros,
cobrando los viajes”. (Miguel Aramendía Garzía) (Tejería y tejeros en Oteiza, Navarra)
13:10 horas. Se ha hecho tarde.
Santos, nuestro acompañante, que tenía intención de ir al monolito, se da cuenta de la hora y nos acompaña al pueblo.
Llegamos a la plaza y se despide de nosotros.
Ha sido un placer, y una suerte, compartir este último tramo del recorrido con él.
Dentro de poco volveremos a hacer la segunda parte del itinerario de los aljibes.
Nos dice que, aunque también es interesante, es más fea que la que hemos hecho hoy.
En este enlace se puede ver el recorrido de hoy.
Muchísimas gracias por compartir tus vivencias por los paseos Oteizanos. El trabajo que hace este grupo por la recuperación del patrimonio local no tiene precio.!!!!
ResponderEliminarOjalá que en todos los pueblos tomemos ejemplo de los de Oteiza.He sabido de su trabajo al publicar un articulo en mi blog sobre las cabañas de Ujué en febrero del 2021, y al recibir comentarios en un enalce que le puse en Facebook. He ahi el enlace a mi articulo sobre las cabañas y lo qué es hacer pared en piedra seca https://ujue-uxue.blogspot.com/2021/02/uxue-las-cabanas-hechas-piedra-seca-y.html
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