lunes, 17 de febrero de 2020

En busca de la abejera perdida




Domingo, 16 de febrero de 2020


Hoy vamos a salir a buscar. 
También a andar, claro. 
Hace un par de semanas estuve hablando con Cholas de cosas del campo. 
Fue una delicia de tarde. Primero me "examinó" de lugares del término: El pozo Zacanatero, la Cuesta del Melón y alguna cosa más. 
Me dio el aprobado y entramos en materia. 
Me habló de la abejera del Yu, en la Carravieja. 
Le dije que, si no se la había llevado por delante el Canal, la encontraría. 
Hace muchos años que estuve allí y puede ser que ya no exista. 
Son las 08:00 horas. El cielo está despejado. 
Anda un ligero viento de Solano, frío. 

Viento solano, agua en la mano.

El termómetro marca 6º
Pasamos junto a la Ermita de San José.



Los primeros kms los vamos a hacer por carretera.
A nuestra dcha. Valmayor se extiende en una alfombra verde, salpicada de viñas y de algún campo sin cultivar.
Enfrente de la granja de Calonge, hay una entrada de camino.






Seguimos por él y cruzamos el Canal por un puente. 
Caminamos en dirección E.
Las laderas de la Carrera Vieja (Carravieja) están pobladas de pinos. 
El agua del Canal, empujada por el suave viento, forma pequeñas ondulaciones que se pierden en una curva cercana. 




Escondida y curiosa, una pequeña cabaña de piedra nos observa al pasar. 
El camino está bien cuidado.
Algún ciclista viene de frente y nos saluda. 




Una segunda cabaña de mayor tamaño también se recuesta en el abrigo de la ladera. 
Al llegar a la muga con San Martín de Unx, paramos un momento. 
En los pequeños claros que hay fuera del pinar no hay ni rastro de la abejera. 
Cholas me dijo que se encontraba en la misma raya que hace el pinar, marcando la divisoria de los dos términos municipales. 
Continuamos por el camino del Canal. 
En un campo abandonado, hay una coscoja enorme. 
Nos sentamos a su abrigo y aprovechamos para echar un bocado. 
Son las 10:00 horas. 
El día sigue claro. 
El Moncayo se asoma por encima de la lejana bruma y muestra su cima blanca. 
En el cielo, los estorninos hacen mil piruetas hasta que se posan en los tendidos eléctricos. 
Volvemos. 
Inma me propone que nos adentremos en el pinar en busca de la abejera.



Por la acequia de hormigón, bajamos hasta la muga. Un gran túnel que recoge las aguas, cuando bajan bravas por la Carravieja, también ha sufrido las inevitables  pintadas y garabatos.

10:15 horas. Llegamos a las tablillas de la muga.




Hay mucho resto de ramas por el suelo. Se ha limpiado y aclarado el monte.
Una pequeña senda, apenas dibujada, se adentra en el pinar y decidimos seguirla. 

1 de septiembre de 1827. Joaquín Espinal, guarda jurado, declara que el día 31 de agosto último, entre las ocho y las nueve de la mañana halló a un hijo de edad de trece a catorce años, del herrero de Lerga, cogiendo uvas en viña de Vicente Onsalo, en término de la Carrera Vieja y le intimó la pena y le tomo en prenda tres bagas nuevas, sobre media libra de algodón y medio cuarterón de liz. (Fernando Maiora)(Tafalla del Reino de Navarra)




Quince minutos más tarde, divisamos entre la vegetación una caseta de buen porte. 
Nos acercamos. 
La aproximación es bastante penosa. 
La maleza y los restos de las podas hacen que pisemos con dificultad. 
Por un tramo que parece más limpio, conseguimos rodear la construcción y... ¡ahí está!



Tenemos ante nosotros la abejera de Nicolás Ribada "El Yu". 



Nos acercamos y nos admiramos ante su construcción. 


El estado en el que se encuentra es lamentable. Ruina total. 
Seguimos nuestra ruta con la satisfacción del descubrimiento. 




Echamos una última mirada antes de alejarnos. 
El sendero continúa por el pinar. 






El lugar es una maravilla. 
Los viejos pinos conviven con los chaparros.
Brotes de pino, nacidos de las piñas, y  setas pueblan esta parte de la ladera. 
Caminamos despacio, saboreando el entorno. 
11:00 horas. Una piedra cuadrada nos indica una intersección. 




Podemos girar a la dcha. y subir hacia el parque eólico o seguir de frente por la estrecha senda y salir al camino del Canal. 
Optamos por esto último. 
En seguida salimos a un claro y cruzamos la acequia de hormigón. 


Para facilitar el paso, alguien ha colocado la base de un palé y cruzamos al camino sin ningún esfuerzo. 
Llegamos al puente que hemos pasado por la mañana en el Portillo del Aire. 
En el camino nos sorprenden los almendros en flor. Estos árboles son curiosos, además de precoces. 



Echan las flores antes que las hojas. 


Bajamos a la carretera y, en poco más de quince minutos, estamos de nuevo debajo de la Ermita de San José. Son las 12:00 horas. 
Esto de las nuevas tecnologías es increíble. Antes de que lleguemos a casa, Cholas ya ha visto las fotos de la abejera. 
Es lo que tiene el whatsapp.






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