martes, 14 de diciembre de 2021

Por la trasera de la Piedralosa




Domingo, 12 de diciembre de 2021

Por fin podemos salir al campo. Las intensas lluvias, incluso la nieve, nos han tenido aunque parezca una paradoja en el "dique seco".

Me han hablado de una fuente y una cabaña de piedra en Olite, tocando a la muga con Tafalla, y, como el acceso es por caminos blancos, me he decidido por salir a conocerlos.

Son las 08:00 horas. El cielo tiene muchas nubes, pero también algunos claros. Las predicciones hablan de anticiclón y de que por fin veremos el sol.

Cuando diciembre es frío y la nieve abunda, el labrador tiene fe en una añada fecunda. 

La temperatura es fría: 6º.

El cierzo aconseja salir abrigado. 

A los pies del Alto del Serrallo inicio mi paseo. El montículo alberga en sus entrañas los restos del antiguo fuerte que, con voluntad e interés, algún día podremos disfrutar para conocer mejor nuestra historia. 

Cruzo la carretera de San Martín y me adentro en el Escal. 

El campo está vacío. En la Cantera una viña está esperando la poda.



El camino que va hacia la cantera de Santa Marina y que traeré a la vuelta, muestra un aspecto invernal. 

En el cerro de la ermita de San Martín de las Viñas, una torre de alta tensión parece disuadir de cualquier posible cata y, más aún, de una excavación. 

Dejo a un lado el antiguo Vivero Forestal y, por buen camino, llego a mi primera parada. 

08:50 horas. Caserío de Solrío o de Aldaz. 


Su aspecto cada vez es mas lamentable. 

Los hundimientos avanzan sin remedio. 

Hemos tenido la suerte de conocerlo en buen estado y el contraste con lo que vemos nos llena de tristeza. 

Un edificio pequeño, encalado y con la carpintería verde. 

Estaba hecho un primor. 

Me despido de él echando una última mirada al imponente pozo que está medio oculto por la maleza. 

Tomo el primer desvío a la izda. y comienzo una suave subida. 

El cerro de Montmediano y de la Piedralosa cierran el paisaje ocultando la Carravieja. Las puntas de las aspas de los molinas aparecen y desaparecen en el horizonte como si fueran grandes aves blancas y caprichosas. 

En el S., el Moncayo emerge como un gran iceberg en medio de un mar de ocres y verdes. 

El camino da una amplia curva y cambia de sentido. 

Desde alguna finca particular, los perros olfatean mi presencia y se desgañitan con ladridos exagerados. 

El sol, a medida que avanza la mañana, se abre paso tímida y perezosamente entre las nubes negruzcas. 

El barranco de la Rentería baja cantarín. 

De los ribazos que forman su cauce, salen cada pocos metros chorros de agua. Los campos están empapados y tiene que soltar la humedad. 

El día va mejorando poco a poco. 

El verdor que poco a poco se va abriendo paso en los campos contrasta con la maraña de sarmientos dorados y marrones que ofrecen las viñas desnudas de hojas. 

La Piedralosa se asoma en el cerro y parece querer unirse a este día soleado que se estrena.

Llego al siguiente barranco. Es el de Valmayor. 

También corre alegre cantando con sus aguas limpias y frías.  

Unos pocos metros más adelante llego. 

09:45 horas. Fuente.

 Desconozco su nombre. Está limpia y de su caño sale un buen chorro.

 

En su frontal hay una losa con una inscripción que parece un enigma.  

Cuando llegue a casa, enviaré varios mensajes a gente que puede tener más información.

El lugar es ideal para reponer fuerzas. Hay tres escalones de cemento que sirven de asiento.

En una de mis últimas lecturas, un personaje dice que "estos soles son pan y miel". Es la pura verdad. 

Cuando termino de almorzar, salgo de la ruta que tenía trazada y me acerco hasta otra maravilla.

Una cabaña de piedra en bastante buen estado hace que la parada sea obligada.

Tiene la techumbre de tierra y una pequeña cúpula encima. 

Está bien construida y pide a gritos una rehabilitación. Nuestros vecinos de Olite tienen ahí una pequeña joya que no pueden dejar que se arruine.   

Regreso a la fuente y tomo un camino viejo que se adentra en el monte. 

Apetece el cambio de vegetación. 

Para llegar al camino ancho tengo, que orillar una viña; ahí comienza lo difícil. 

Las últimas lluvias han empapado de tal manera la tierra que hay un barrizal de los que hacen época. 

Con mucho esfuerzo y la inestimable ayuda del bastón, consigo salir del atolladero. 

10:40 horas. Abejera de la Falconera. 

Estoy tan cerca de ella que no me resisto a acercarme. 

El pasado 1 de diciembre acompañé hasta aquí al Voluntariado Urbano de Tafalla para que hicieran un desbroce muy necesario y la "dejaran guapa". El trabajo fue magnífico; a la vista está. 

Abandono la Falconera y entro en Valmayor. 

Año 1892. Unos veterinarios exigentes. Los veterinarios T. López y L. Pérez, pasando a reconocer en el Prado de Valmayor un toro que fue retirado de la Plaza la tarde del 17, toro Lechugino, TUERTO del derecho, con un ESGUINCE en la articulación femoral, produciéndole COJERA MUY INTENSA. Con un principio de MIELITIS aguda que hace imposible SER APTO para el objeto que iba a ser destinado. (En el centenario de la Plaza de Toros)(J.M. Urroz Cabodevilla y P.M. Flamarique Zaratiegui)


A mi dcha. el Portillo del Aire y el Corral de la Garganta enmarcar el horizonte.  

Subo al pinar de la Cantera de Santa Marina, en el que se haya, escondida y prácticamente hundida, la Choza de Modesto. 

En la hondonada de Valmayor, el caserío que lleva su nombre ofrece una imagen bella y familiar.

Por debajo del puente de la autopista, abandono el Pontarrón y entro en Las Pozas. 

Los olivos frondosos y centenarios jalonan el camino. Las fincas de recreo elevan sus tapias buscando la intimidad. 

Vuelvo al Camino del Escal y me acerco a la presa de Ereta, conocida por todos como la de la Estación.

11:50 horas. El Cidacos baja crecido pero esta vez, a diferencia de sus hermanos Ebro y Arga, no ha querido "sacar los pies del tiesto".


En este enlace se puede ver el recorrido de hoy







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