martes, 1 de febrero de 2022

Cuatro piedras, cuatro historias



Domingo, 30 de enero de 2022

Hace mucho tiempo que no subimos al Plano y hoy nos vamos a dar una vuelta por allí. Queremos ver el cercado que han puesto y visitar la plantación que la Sociedad de Cazadores de Tafalla realizó en el mes de octubre del año pasado. 

Son las 08:30 horas. El cielo está despejado. 

En el mes de enero, se hiela la ropa en el tendedero. 

Hace frío. Nuestro termómetro marca 1º. No anda aire. Salimos abrigados. 

Atravesamos la UR-2 (los enredos que decía el Templao) y pasamos junto al Corral de la Somatilla. El lugar, que antaño era una construcción en el campo, está ahora, debido a la expansión de las urbanizaciones, justo tocando al pueblo. 

El camino está bueno para andar. 

En las Badinas el suelo está duro y seco. 

Cuando llegamos a la subestación (conocida en Tafalla como “la Central”) tomamos el primer camino a la dcha. 

Ascendemos suavemente y torcemos a la izda. hasta llegar a una pieza, que cruzamos. 

09:40 horas. Abejera del Estremal. 

La mitad de la edificación está derrumbada

Con más de un metro de largo y casi cuarenta cm de altura, da la impresión de estar abandonada. Aunque fue explotada hasta hace poco, todavía quedan varias celdas activas.

El frío nos permite acercarnos sin peligro hasta la misma puerta. 

Alguna abeja, temeraria, sale al detectarnos para velozmente volver a su colmena. 

En el año 1986 figuraba a nombre de Elena Esquíroz Armendáriz. 

Orillando la pieza, llegamos a un camino ancho y subimos al Plano. 

Enseguida nos encontramos con el cercado que se ha colocado, por iniciativa del Ayuntamiento, para introducir ganado que desbroce de forma natural el monte. 

Los cortes en la alambrada, de los que se ha hecho eco la prensa, dan idea del vandalismo producido. 

El cercado está magníficamente preparado. 

Los pasos canadienses... 

se alternan con los de burladero. 

Joaquín Costa estudió la vida de los pueblos (...). Solo emplearemos de él un texto, por lo instructivo: "Los árboles son los reguladores de la vida y como los socialistas y niveladores de la creación. Rigen la lluvia y ordenan la distribución del agua llovida, la acción de los vientos, el calor, la composición del aire. Reducen y fijan el carbono con que los animales envenenan en daño propio la atmósfera y restituyen a ésta el oxígeno que aquellos han quemado en el vívido hogar de sus pulmones; quitan agua a los torrentes y a las inundaciones, y la dan a los manantiales; distraen la fuerza de los huracanes, y la distribuyen en brisas refrescantes; arrebatan parte de su calor al ardiente estío y templan con él la crudeza del invierno; mitigan el furor violento de las lluvias torrenciales y asoladoras y multiplican los días de lluvia dulce y fecunda (...) (Felipe Esquíroz Armendáriz)(La Reforma de los Comunes Agrarios de Navarra y otros temas).

Entramos por la senda oculta en un tramo pequeño. 

Pasamos junto a la balsa de la Gravera

y llegamos a dar vista al Corral del Plano. 

10:30 horas. Cuatro piedras, cuatro historias. 

El monumento que se erigió a cuatro entusiastas del Plano nos acoge en esta mañana fría. 

Las placas colocadas en cada una de las piedras nos hablan de cada persona. 

Toñín Olcoz, infatigable constructor de hitos y alcorques. Eugenio Vidaurre, celador de montes, presidente de Anan y, por qué no decirlo, gran pelotazale. Félix Txirolas, ecologista consecuente y amante de las repoblaciones forestales y, por último, Felipe Esquíroz, estudioso, divulgador y defensor del comunal. 

A los cuatro los conocimos y los tratamos. Tuvimos la suerte de compartir con ellos historias, anécdotas e ilusiones sobre lo que se refiere al campo tafallés. 

Nos embarga la emoción cuando caminamos por el interior de este monumento. 

Nos acercamos un momento hasta la repoblación que hizo la Sociedad de Cazadores de Tafalla en octubre pasado. 

Implicaron a los escolares tafalleses y plantaron 1500 ejemplares de encinas, lentiscos, escaramujos y endrinos, en 57 robadas. Fuimos invitados a este acontecimiento y disfrutamos de un par de jornadas gratificantes. 

En la orilla de esta pieza aprovechamos para echar un bocado. 

11:20 horas. Por la cuesta del Melón bajamos hasta la caseta de Txirolas. 

Entramos. El interior está limpio y ordenado. Permanecemos un rato. 

Cada rincón, cada utensilio, las fotos... 

Todo nos recuerda al bueno de Félix al que tratamos y apreciamos sabiendo que el sentimiento era recíproco. 

Volvemos a casa. 

El camino se va animando de paseantes. 

Cruzamos por el tubo de la variante y llegamos a la urbanización. 

Son las 11:40 horas. El sol brilla en un cielo azul limpio y, como en un espejo, se refleja en la cubierta de la Ciudad Deportiva. 

En este enlace se puede ver el recorrido de hoy. 















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