lunes, 3 de octubre de 2022

El Cabecico Pelao




Domingo, 25 de septiembre de 2022


Resulta que lo que yo conocía como el Cabecico Pelao es el Cabecico Redondo. 

Gregorico, después de que estallara el cohete de Fiestas, me dijo que me veía por la tele; que le gustaba el programa, pero que tenía que hacerme una corrección. 

Como llevo muchos años caminando y conociendo los recovecos del término, siempre agradezco las puntualizaciones que me sacan de mis errores. 

Pasadas unas semanas, me encontré con él y me dio toda clase de explicaciones sobre el paradero del Cabecico Pelao, el auténtico. 

Son las 08:30 horas. Aparcamos en el Caserío de la Chiquitina y salimos. 

La mañana está buena para andar. 

El termómetro marca 9º y el cielo está azul, limpio. 

Septiembre soleado, buen vino asegurado.

El Saso está solitario. El silencio es absoluto. 

Salimos al camino principal y tomamos el primer desvío a la izda. 

Después de subir una breve pendiente, llegamos a otro cruce y aquí tomamos el de la dcha.

Moncayuelo, al fondo, no nos quita ojo.

Mientras caminamos vamos haciendo planes: Después del cabezo, subiremos a la Navascuesa y de allí, por la cañada, llegaremos al Cabezo Redondo para volver por el Caserío de Manuel. 

Oímos un ruido de motor y vemos un coche que viene a toda velocidad a nuestras espaldas. 

El conductor detiene el vehículo y baja la ventanilla: 

- < Buen día... es que... estamos cazando jabalíes y os rogaría que no pasarais de aquella raya verde. Hay peligro al disparar y... >

Le tranquilizamos porque, del Cabecico Pelao, tiraremos hacia Manuel sin adentrarnos en la zona de caza. Cabecea agradecido y aliviado.

09:00 horas. Cabecico Pelao. 

En la misma orilla del barranco del Saso, se encuentra medio escondido este cogote de tierra. 

Hemos pasado junto a él en infinidad de ocasiones y nunca hubiésemos pensado que ese era el Pelao. 

Nos acercamos, lo rodeamos y entendemos el porqué de ese nombre; no tiene ni una brizna de hierba. 

A sus pies, la escasa vegetación está compuesta principalmente por esparto. 

La caza del jabalí ha trastocado totalmente nuestros planes. 

12 de junio de 1932. Pasa a informe de la Comisión instancia de D. Alfonso Espronceda pidiendo se le reintegre lo satisfecho indebidamente por canon de parcelas, correspondiente a la nº 641 de Saso, en el año 1930. (El Cidacos. nº 1)


Cruzamos una pieza en barbecho y, en la siguiente, orillamos el Alto de Ventura recordando lo que me decía Cholas: 'En el Alto Ventura, liebre segura'. 

Algún día, con tiempo y ganas, nos adentraremos en este cerro y echaremos un vistazo por su interior. 

Salimos al camino y llegamos a la Balsa de Justo.

A pesar de la sequía, tiene bastante agua.

En el cruce, giramos a la izda.

09:30 horas. Caserío de Manuel 



La higuera que está al N., en la fachada, tiene los higos tan pequeños que casi no se ven. 

El corral está vacío, aunque se aprecia actividad. 

Mientras echamos un bocado miramos hacia el S. y observamos la silueta del Cabezo Redondo. 

Volvemos por el mismo camino y, al llegar de nuevo a la Balsa de Justo, subimos hasta el Caserío de Gregorico. 



El rebaño de ovejas nos mira inquieto. Me acerco a la cerca y se amontonan en el otro extremo.

Nos quedamos un rato disfrutando del lugar. 

El cobertizo de Valeriano Iriso y de los Gregoricos nos trae gratos recuerdos. 

Es hora de volver. 

La excursión se ha quedado corta pero las circunstancias son las que mandan. 

10:20 horas. En la Chiquitina nos montamos en el coche y volvemos atravesando el Plano.

Algunos ciclistas se alejan por los caminos interiores. 

En la carretera de Miranda de Arga, el hormigón y el hierro contrastan con la limpieza y la serenidad de El Saso.

En este enlace se puede ver el recorrido de hoy. 






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