Domingo, 23 de octubre de 2022
Hace 10 años hicimos una de nuestras excursiones al Plano, que titulé "Dos casetas coplanarias".
Hoy, recordando aquel paseo y tirando de la misma ironía geométrica, vamos a hacer esa misma ruta con la idea de preparar una salida para el Senderismo por Tafalla de la Asociación San Sebastián. La diferencia es que, esta vez, en lugar de visitar dos casetas, visitaremos tres.
Son las 08:30 horas. Domingo de Ferias de octubre.
San Severino y San Servando, el frío ya se va notando.
El termómetro marca 16º y el cielo está bastante negruzco. La previsión es que no va a llover. El viento del S. no molesta, aunque invita a salir un poco abrigados.
Salimos por "los enredos" que decía el Templao y llegamos a la salida que encara el camino de Falces.
La variante de reciente construcción obliga a pasar por el tubo que –a modo de túnel– permite continuar la ruta.
La finca de Txirolas está limpia y cuidada.
La cepas "a vaso" –como le gustaba decir a Félix– mantienen un verdor impropio de esta época del año.
Seguimos por el camino de la izda.
Hacemos la parada obligatoria en la Fuente de los Falces.
Un hilo de agua brota del caño de hierro. Los riegos de las fincas próximas se filtran hasta su aljibe, lo que hace posible que tenga agua todo el año.
El camino, poco a poco, va ascendiendo hasta llegar al Plano.
El pequeño bosquete que ha prosperado en lo que fue primero la gravera y después el vertedero de basuras ofrece una frondosidad agradable.
Miramos al N. y descubrimos Alaiz, la Peña, la Higa y San Pelayo.
En el Corral del Plano se oye actividad. El ganado protesta queriendo salir a buscar los pastos del monte.
Cruzamos por el Raso y, al llegar al final del camino, giramos en dirección S.
El ruido de un vehículo rompe el silencio absoluto. Un conocido cazador saluda con la mano. Lleva enganchado un remolque con perros, que nos miran con curiosidad.
Los dos monolitos construidos con piedras indican el camino hacia la primera de las casetas.
Caminamos con calma, saboreando el entorno y mirando, de reojo, al cielo que por momentos parece más encapotado.
Al llegar al pinar seguimos una senda estrecha que rompe la monotonía del ancho camino.
09:45 horas. Caseta del Plano.
Está abierta. No hay nadie. Un par de vehículos han sido aparcados junto al arbolado.
Nos sentamos a echar un bocado. En la espesura del pinar suenan varios disparos.
En el Alto del Predicadero están ubicados algunos balcones; serán tiros a la malviz.
Seguimos.
Tomamos el camino habitual por el que llegan los coches hasta la caseta y, en una bifurcación, tomamos el de la izda. para bajar a la caseta de los Gregoricos.
Cuando nos vamos acercando, la música electrónica de un altavoz –mezclada con voces y risas– nos hace detenernos y variar nuestro rumbo. No tiene sentido presentarnos improvisadamente interrumpiendo la reunión.
Salimos al camino de arriba. Varios vehículos está aparcados en su orilla. Seguimos una senda que desciende y llegamos.
10:30 horas. Caseta de Morán.
Aquí no encontramos ningún impedimento para acercarnos a verla.
Damos una vuelta a su alrededor. Aunque podríamos entrar (Manolo siempre me dice que lo hagamos con toda confianza), no lo hacemos.
Seguimos en dirección S.
Por una especie de suelo bardenero ascendemos hasta el final de una pieza y, por el camino de la izda., salimos al principal del Plano.
En un claro que deja la vegetación, dos pilares de hormigón indican la entrada al antiguo comedero de buitres.
Entramos. Los restos de huesos blanqueados por el sol son los únicos vestigios de aquella instalación.
Al final del camino, descubrimos varias colmenas modernas. Las contemplamos a una distancia prudencial porque la temperatura es alta y acercarse puede resultar peligroso.
Año 1493. En el dicho concejo fue condenado que desde aquí en adelante ningún ganadero, como son dulero, boyero, cabrero y semejantes, sean osados de llevar perros a la guarda de los dichos ganados, en especial a los montes, so pena de 5 groses por cada perro y si los tales ganaderos o sus familiares vendían conejos y había sospecha que eran del monte o del Plano, cazados con perro o hurón, que los tales sean constreñidos a hacer juramento dónde y cómo los han cazado, y si manifestaren que en los dichos montes los han cazado, como dicho es, que hayan la pena usada y acostumbrada hasta aquí, y aquella será ejecutada por los dichos alcalde y jurados, o aquella fecha ejecutar por ellos al nuncio o corretor de la villa. (J.M. Jimeno Jurío)(Merindad de Olite III. Documentación del Archivo Municipal de Tafalla (2).
Otra vez estamos en el camino del Plano.
Un poco más adelante pasamos junto a las caleras. No queremos entrar porque la vegetación está cerrada. Lo haremos cuando vayamos con los senderistas.
En la pieza donde la Asociación de Cazadores realizó una repoblación, se ha quedado la viña del rincón sin vendimiar. Es triste ver los racimos negruzcos y arrugados colgando de las cepas.
Salimos a la Cuesta del Melón. La bajada es cómoda. La vegetación ha cubierto por completo la balsa.
En la finca de Txirolas no hay nadie. Entramos y disfrutamos de la pequeña huerta, bien llevada, y de la vista de la caseta.
11:30 horas. Volvemos al camino y cruzamos nuevamente el túnel/tubo.
Al entrar en el pueblo se empieza a notar la animación. Las ferias de octubre, aunque con menos entidad que las de febrero, fueron una feliz ocurrencia de D. Casimiro Armendáriz, alcalde en los años 50, para dar vida a Tafalla entre las Fiestas de agosto y las Ferias de febrero.
En este enlace se puede ver el recorrido de hoy.
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